Hoy me siento tan mal que no creo poder salir de la cama.
Mis emociones están al tope, no me siento capaz de hacer nada, solo he podido llorar toda la mañana con un bote de helado a mi lado mientras veía una película.
Hoy es unos de esos de días que te sientes tan mal sin razón alguna, cuando solo tienes ganas de llorar y lamentarte muchas cosas pasadas de tu vida.
Eso es lo que me sucede ahora mismo, no tengo explicación para lo que siento, solo desperté así.
Cancelé todas mis citas de hoy y le avisé a mamá que no iría a casa hoy, no se tomó muy bien eso de que no le dijera una explicación “lógica” según de ella.
Anoche agenda una cita con psicóloga, decidí que después de un tiempo iba a retomar mis cesiones.
Considero que me harán muy bien, sobre todo con lo que está pasando.
La boda está a la vuelta de la esquina y no sé cómo sentirme, creo que esta es una de las razones por las cuales me siento así, una boda organizada solo me traerá más problemas de los que tengo en mi vida cotidiana.
Solo falta un mes y me estoy volviendo loca, mi cabeza solo logra pensar en lo que sucederá en ese matrimonio, digo, ni siquiera conozco a mi futuro esposo.
Fácilmente, podría escapar, tengo dinero como para vivir en otro país por unos cuantos meses, también tengo suficiente experiencia como para conseguir trabajo rápido.
Pero sé que papá es capaz de encontrarme y hacerme pagar por hacerle perder un buen negocio, porque eso es lo que soy para él. Un negocio, una buena inversión.
Más lágrimas salen de mis ojos y corren por mi rostro, me hago un bolillo en mi cama y me cubro con mi manta hasta el cuello.
No tengo idea de como debo lucir ahora mismo, pero sé que no luzco para nada bonita, y la verdad no me importa, vivo sola y debo aprovechar eso lo más que pueda.
Me acurruco un poco más y cierro los ojos, la película que estaba viendo ya terminó y mi helado igual.
Hoy no me quiero levantar y no lo haré, a menos que mi apartamento se esté incendiando nada me levantara de la comodidad de mi cama.
No tengo idea de en que momento me quede dormida, pero me sirvió para sentirme un poco mejor, de verdad.
Pero aun así no me quiero levantar de mi cama…
A solo es él, no pienso levantarme solo para abrirle la puerta. Cierro una vez más los ojos y lo ignoro.
No estoy aquí.
Rayos.
Abro los ojos de golpe y me siento de un salto en mi cama.
Le dije a mamá que no le dijera a nadie donde estaba, esa traicionera.
No digo palabra alguna, pero aun así sigue el imbécil del otro lado de la puerta, sigue insistiendo.
Suspiro con frustración y me levanto a regañadientes, arrastrando mis pies y mi manta en el recorrido de la cama a la puerta principal.
Que se note que hoy menos nunca quiero estar en este horrible mundo, que se pudre cada día más con la avaricia, odio y que gente basura.
Al llegar a la puerta veo por la pequeña rejilla de esta y si, efectivamente, es él.
Abro la puerta y ahí lo veo, tan impotente y elegante a donde sea que vaya, siempre con un traje y con su cabello perfectamente peinado hacia atrás.
Su mirada está preocupada y sus manos juegan con sus anillos, su zapato golpea constantemente contra el piso y su muerde su labio muy fuerte.
Su seriedad me hace entender que lo que me tenga que decir en serio es fundamental, el poco sueño que me quedaba se escapa de mi cuerpo y deja en su lugar una preocupación.
Inconscientemente, llevo mi mano a mi boca y comienzo a morder mis uñas.
Entierra su rostro en sus manos y suspira profundamente.