Llegamos a lo que de ahora en adelante llamaré “hogar” Supongo que el único lugar al que podía llamar así nunca existió realmente.
En casa no me sentía muy cómoda que digamos, en mi apartamento solo estaba por estar, aunque no me pasaba mucho tiempo ahí y ahora estoy aquí, en la casa de un completo extraño, que ya no es tan extraño.
Entramos junto con las maletas y me doy cuenta de que es una casa muy hermosa, no es tan lujosa como imaginaba en un principio y es lo que más me gusta.
Desde que salí del baño del avión, me recosté un poco en el asiento, así quedando yo también completamente dormida, solo despertando cuando Iván me avisó que ya habíamos aterrizado.
Es obvio que se dio cuenta de mis ojos rojos e hinchados, no pasaban para nada desapercibidos, hasta me preguntó.
Pero yo le mentí diciendo que era porque había dormido, claro, no me creyó, pero aun así quiso dejar el tema de lado.
Por primera vez, agradecí que no me prestara tanta atención.
Tomo mi brazo izquierdo con cierta e incomodidad y noto los detalles. Siendo esta una casa de dos pisos, amueblada y moderna, la sala de estar es grande, teniendo tres sillones, uno largo como para tres personas y dos pequeños individuales.
Una chimenea diminuta y un televisor de esos viejos a blanco y negro. Me pregunto que hace ahí.
Asiento y lo sigo, mientras él señala todos los cuartos que había en el lugar, que en total fueron ocho, contando una habitación diminuta, que muy rápido pensé en este como mi oficina.
En el piso de abajo está la cocina, que por cierto es hermosa y moderna, la sala, un baño, una sala de comedor, junto a una mesa enorme y un patio. En el piso de arriba estaban las dos habitaciones, la oficina de Iván y el cuarto que quería como mi habitación.
Al llegar a la que sería mi habitación, de inmediato me quedé maravillada, todo era tan espacioso que no sabía por dónde mirar primero.
La cama estaba pegada a un lado de la pared, siendo una muy grande, al frente de esta se encontraba una pared, en la que estaba un espejo y un gran tocador, al lado de este había una puerta que imagino guiaba al baño. Y justo al lado de la cama había un enorme armario.
Admito que estaba maravillada con todo, no me podía quejar ni, aunque quisiera.
Me volteo hacia él y sonrío. En cuando lo veo, noto que está nervioso por como sus hombros están tensos.
Suspira soltando el aire que estaba reteniendo.
Menciona que me dejará desempacar mientras él pide la comida a domicilio. Estoy en acuerdo con él, así que en cuanto trae la maleta a mi cuarto me pongo a deshacer la maleta.
Soy consciente de que papá mandó a traer muchas cosas de mi apartamento cuando estaba de viaje, él no se puede esperar, no, él tiene que hacer todo a su modo.
Y soy consciente de eso, porque todo está en el armario, pero no de la manera que a mí me gusta, es porque eso me toca sacar todo y volverlo a poner.
Puedo ser lo que quieran, pero con mi ropa y mis cosas soy muy ordenada, me gusta tener mi propio código de orden.
A pesar de que llegamos tarde, no paro hasta que Iván me llama para avisarme que la cena ya está aquí.
Bajo las escaleras y voy hasta la cocina, donde lo veo partiendo los trozos de pizza y poniéndolos en un plato.
Cenamos en silencio, como siempre lo hacemos desde la semana pasada, siento que no decimos nada porque no tenemos nada que decir, no conocemos casi nada sobre el otro y eso hace las cosas un poco incómodas.
Pero lo que hace las incomodas es que use su celular mientras cene.
Decido romper el silencio tan incómodo, cuando Iván se levanta de repente, dejándome con la boca abierta y un poco sacada de honda.
Cuando termino, levanto el plato de Iván, quien a penas le dio un mordisco a su comida, lavo los platos y decido subir a mi habitación para tomar una ducha y así dormir, ya mañana seguiré con la ropa después que regrese del trabajo.
Así justo como lo pensé, lo hice. Preparé la tina y me sumergí y perdí entre el agua caliente, me relajé por primera vez en todo este tiempo.
Duré un tiempo entre el agua caliente, hasta que esta perdió su encanto y tuve que salir. Pero justo cuando lo hago, Iván está sentado en mi cama, con los brazos cruzados sobre el pecho y su pie izquierdo sobre su rodilla derecha.