Desde ahora decido yo

No es tú culpa.

Después de dos días cuidando a mi hermana en el hospital y ver una recuperación notable, tengo que regresar a mi trabajo.

Después de todo amo lo hago.

Salgo temprano de casa, para no retrasarme, y llegando así rápido. Me siento orgullosa de este logro.

Saludo a todos mis compañeros, algunos me felicitan por mi matrimonio, mientras que otros solo se limitan a darme los buenos días.

Ingreso a mi área de trabajo, siendo consciente que tengo mucho que hacer, quiero llorar.

Lo mejor será comenzar desde temprano, necesito ponerme al día.

Y así lo hago todo el día, y gracias a Dios, sin interrupciones de alguna persona indeseada.

    • Charlotte — hablé muy rápido.

Alzo la mirada y encuentro a Karl recuestado en el umbral de la puerta, con una gran sonrisa.

    • Señor Malik — le saludo.

 

    • Ya te dije que puedes llamarme solo Malik — me recuerda.

 

    • Está bien — vuelvo mi mirada hacia mi trabajo.

 

    • Fue una boda muy bonita — me dice mientras entra a mi oficina — lástima que mi acompañante no pudo ir.

 

    • ¿Y quién era su acompañante? — pregunto sin mucho interés.

 

    • Una mujer muy hermosa — dice aun con su sonrisa mientras se sienta en una de las sillas.

 

    • Que bien por usted.

 

    • Oh vamos, puedes tratarme de tú, después de todo somos familia.

 

    • Prefiero tratarlo como lo que es — puntualizo mirándolo — como mi jefe — lo veo muy fijamente.

 

    • Como tú quieras — se recuesta en la silla.

Sin prestarle más intención busco concentrarme en mi trabajo, pero luego recuerdo algo.

    • Malik —le llamo, el hace un sonido con la boca indicándome que me presta atención — ¿Por qué si estudió fotografía trabaja en una oficina de médicos forenses?

Al parecer mi pregunta lo toma desprevenido, porque se pone pálido de un momento a otro, tensando todo su cuerpo.

    • Quise probar cosas nuevas — dice al final.

Frunzo el ceño, pues su respuesta tardó en llegar más de lo estipulado.

Me parece raro, pues, como me dijo Iván, él estudió fotografía y no sé que hace en una de estas oficinas, donde no tiene nada que ver con su oficio.

Debido a su nerviosismo decido dejar el tema de lado, pues sé que no me va a revelar algo de gran importancia.

    • Bueno — dice mientras se levanta — fue una bonita charla, pero yo me voy — va hacia la puerta, pero antes de cruzarla se da la vuelta — mañana necesito que estés aquí puntual, mi socia viene.

La información me sorprende, pues, según lo que escuché mientras caminaba, la mujer no había dado la cara nunca.

¿Quién es esa mujer tan misteriosa? ¿Por qué tanto misterio?

Decido dejar de pensar en ese tema que no me va a llevar a algún lado.

Mañana, tarde y casi noche, Me la pasé recuperando el tiempo que perdí mientras estaba de vacaciones.

Y por eso no debería tomar más de esas en mi vida, el trabajo se acumula y eso no me gusta.

Bueno, ya aprendí mi lección.

Justo cuando estoy a punto de apagar mi ordenador para irme a casa, escucho un alboroto afuera.

Salgo corriendo a ver que sucedía, cuando llego veo que hay un montón de paparazzi afuera.

Mis compañeros de trabajo me ven, yo solo puedo darles una mirada de disculpa a todos.

Con una fuerte frustración, busco mi celular en mi bolsillo para llamar a Iván y que él pueda hacer algo con respecto a esto.

    • Vaya, sí que son muchas personas — dice Karl llegando a mi lado.

 

    • Lo siento — le digo — No sé cómo pudieron saber dónde trabajo — susurro.
    • No te preocupes — dice viendo hacia la puerta — debemos hacer algo con ellos.

 

    • Ya me encargaré — le digo.

 

    • Bien — dice y se va.

Busco mil y una maneras de hacer que esas personas se vayan de aquí, pero no puedo maquinar ninguna idea. Salvo la idea de llamar a Iván.

Pero imagino que debe estar ocupado, no quiero molestarlo. Pero de igual manera no tengo de otra, después de otro, la privacidad de más personas y la mía está siendo violada.

    • No creo que se vayan `por ahora — dice Karl a mis espaldas.

Salto del susto, no esperaba que él estuviera detrás mío.

    • ¿Y qué propones? — digo con frustración.

Cruzo mis brazos por encima de mi pecho, no quiero incomodar a nadie aquí, de verdad, yo solo quería salir adelante por mí misma.

    • Voy a llamar a mi abogado — digo al final.

Situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas, no quería llegar hasta esto, pero no tengo de otra.

Saco mi celular y llamo a mi abogado, con quien hablo por aproximadamente treinta minutos, me dice que puedo poner una demanda por acoso de parte de estos paparazzi.

Ahora que me informé un poco más, estoy más tranquila.

Armándome de un poco más de valor, tomo mi mochila y salgo haciéndome paso entre todas las personas, nunca tomé por importante contratar seguridad para mí, después de todo, eso nunca me había sucedido.



#19219 en Novela romántica

En el texto hay: amor, odio, dolor

Editado: 27.06.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.