Luego de terminar mi cita con Cinthia fui a casa, me sentía mucho mejor luego de hablar con mi psicóloga. Me di cuenta de muchas cosas, pude liberar mucho.
Al llegar a casa estacioné el coche y bajé de él, no pude evitar escuchar que mi estómago rugiera de hambre al pasar por la cocina.
Ya casi eran las diez de la noche y no había probado bocado desde el almuerzo, que prácticamente fue hace mucho.
Entro a la cocina y veo a mi hermana junto a Iván, ambos platicando de manera muy animada y Abi con una sonrisa.
Al verla inmediatamente sonrío yo, me gusta ver a Abi feliz luego de todo lo que sucedió, después de todo ella más que nadie tiene derecho a ser feliz.
Ambos se asustan al escuchar mi voz, parece raro, pero ambos se dan la vuelta al mismo tiempo hacia donde estoy yo, hasta da miedo.
Me encojo de hombros y no presto atención, a pesar de escuchar sus constantes quejas por haberlos asustado.
Lo volteo a ver y noto como me está viendo con los ojos entrecerrados. Aún lleva su pantalón de trabajo y su camisa blanca, junto a su corbata. Es muy seguro que recién haya llegado.
Sonrío de medio lado y alzo una ceja.
Cansada de nuestra tonta pelea, Abi decide intervenir.
Abi habla tan rápido y sin pausas que me costó un poco entender lo que dijo, pero al final y con mucha concentración lo entendí.
Justo antes de salir le envié un mensaje a Abi avisándole a donde iba, y porque iba a llegar tarde.
Iván se da una vuelta rápida, casi como el exorcista, que miedo. Su mirada se fija en mí, parece un poco incómodo, se queda en silencio viéndome fijamente, casi hasta esperando que continúe.
Tal vez, solo tal vez, olvidé avisarle a él también.
Veo de reojo a Iván y noto como se relaja un poco y se da vuelta para seguir con lo que sea que esté haciendo.
Luego de eso las cosas siguieron en silencio, Abi me habló de vez en cuando sobre lo mucho que quería regresar a la universidad y sobre lo mucho que extrañaba a sus amigos.
Al parecer lo que Iván hacía en la cocina era un par de platos de puré, unos filetes y un jugo de naranja.
Me siento un poco mal, porque se supone que él también llega tarde de su trabajo.
Abi ya se fue a su habitación a dormir, según ella ya estaba muy cansada, así que solo estamos Iván y yo cuando tomo asiento en la mesa que hay aquí.
No tengo nada que esconder, Iván sabe quien es mi madre. Pues, según lo que me dijo ella fue su niñera.
Iván que estaba tomando su jugo de naranja casi se atraganta con este, para calmarlo le doy unas palmadas en la espalda.
Abro mis ojos impresionada, jamás pensé que iba a reaccionar así ¡Por Dios! Se va a morir. ¿O estoy exagerado? Tal vez.