Desde ahora decido yo

Soledad

Luego de terminar mi cita con Cinthia fui a casa, me sentía mucho mejor luego de hablar con mi psicóloga. Me di cuenta de muchas cosas, pude liberar mucho.

Al llegar a casa estacioné el coche y bajé de él, no pude evitar escuchar que mi estómago rugiera de hambre al pasar por la cocina.

Ya casi eran las diez de la noche y no había probado bocado desde el almuerzo, que prácticamente fue hace mucho.

Entro a la cocina y veo a mi hermana junto a Iván, ambos platicando de manera muy animada y Abi con una sonrisa.

Al verla inmediatamente sonrío yo, me gusta ver a Abi feliz luego de todo lo que sucedió, después de todo ella más que nadie tiene derecho a ser feliz.

    • No sabía que había una reunión — digo al ver que no se han dado cuenta de que estoy.

Ambos se asustan al escuchar mi voz, parece raro, pero ambos se dan la vuelta al mismo tiempo hacia donde estoy yo, hasta da miedo.

    • Hermana tienes que estar bromeando, casi me das un infarto — pone su mano en su pecho.

 

    • Si Charlotte, eso no se hace — dice ahora Iván.

Me encojo de hombros y no presto atención, a pesar de escuchar sus constantes quejas por haberlos asustado.

    • La verdad — tomo una manzana y la como — no me importa haberlos asustado, fue divertido — digo con simpleza y sigo comiendo.

 

    • Eso es cruel — susurra Iván.

Lo volteo a ver y noto como me está viendo con los ojos entrecerrados. Aún lleva su pantalón de trabajo y su camisa blanca, junto a su corbata. Es muy seguro que recién haya llegado.

    • La vida es cruel, Malik — digo aún masticando mi manzana.

 

    • No son excusas — vuelve a susurrar.

Sonrío de medio lado y alzo una ceja.

    • Deja de llorar como un bebé y díganme que hacen.

 

    • Pues yo no te quiero decir — dice Iván cruzado sus brazos por encima de su pecho.

 

    • Bebé — formulo con los labios y él me saca la lengua.

Cansada de nuestra tonta pelea, Abi decide intervenir.

    • Hablábamos sobre como me gusta estar aquí, luego Iván me sugirió vivir aquí, a lo que yo le dije que no podría, luego le comenté sobre mi regreso a la universidad, y que ya conseguí una residencia cerca.

Abi habla tan rápido y sin pausas que me costó un poco entender lo que dijo, pero al final y con mucha concentración lo entendí.

    • Es genial que hayas podido encontrar un lugar Abi — sonrío — pero lo que dijo Iván es cierto, te puedes quedar todo el tiempo que quieras.

 

    • Gracias — sonríe — empezaré la universidad de nuevo en dos semanas, que fue lo que me dieron de reposo.

 

    • Bueno — me encojo de hombros — es tu decisión, no puedo hacer nada en contra de ella.

 

    • Gracias — se levanta de su asiento y se sienta junto a mí — Por cierto ¿Cómo te fue en tu cita?

Justo antes de salir le envié un mensaje a Abi avisándole a donde iba, y porque iba a llegar tarde.

Iván se da una vuelta rápida, casi como el exorcista, que miedo. Su mirada se fija en mí, parece un poco incómodo, se queda en silencio viéndome fijamente, casi hasta esperando que continúe.

Tal vez, solo tal vez, olvidé avisarle a él también.

    • Muy bien — le digo a Abi — la psicóloga — remarco la última palabra — dijo que, aunque avancé un poco, debería seguir con las sesiones.

Veo de reojo a Iván y noto como se relaja un poco y se da vuelta para seguir con lo que sea que esté haciendo.

Luego de eso las cosas siguieron en silencio, Abi me habló de vez en cuando sobre lo mucho que quería regresar a la universidad y sobre lo mucho que extrañaba a sus amigos.

Al parecer lo que Iván hacía en la cocina era un par de platos de puré, unos filetes y un jugo de naranja.

Me siento un poco mal, porque se supone que él también llega tarde de su trabajo.

    • Gracias — le digo cuando tomo mi plato.

Abi ya se fue a su habitación a dormir, según ella ya estaba muy cansada, así que solo estamos Iván y yo cuando tomo asiento en la mesa que hay aquí.

    • No hay de que, Abi me dijo que llegarías tarde por unos asuntos.

 

    • Tenía que resolver un tema con mi psicóloga, además tenía un par de meses que no iba a verla, ya me hacía falta.

 

    • Espero que todo haya ido bien con ella.

 

    • Mi madre regresó — le suelto.

No tengo nada que esconder, Iván sabe quien es mi madre. Pues, según lo que me dijo ella fue su niñera.

    • Y ahora es la novia de Karl — le digo mirando mi plato.

Iván que estaba tomando su jugo de naranja casi se atraganta con este, para calmarlo le doy unas palmadas en la espalda.

Abro mis ojos impresionada, jamás pensé que iba a reaccionar así ¡Por Dios! Se va a morir. ¿O estoy exagerado? Tal vez.

    • ¿Qué dices? — dice con voz rasposa.

 

    • Que mi madre regresó y ahora es…

 

    • Sí, sí. Eso ya lo sé. Te escuché.



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En el texto hay: amor, odio, dolor

Editado: 26.03.2024

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