Desde ahora decido yo

C vs A

No todo tiene que ver con la vida en sí, no sabemos si existe vida después de esta o si lo que dicen del cielo es cierta ¿Es verdad que existe el paraíso? ¿Es cierto que existe el infierno?

Porque si es cierto que existe, entonces debí haber muerto hace mucho tiempo y no me di cuenta, porque ahora mismo vivo el infierno en vida.

Con lo de mi madre, mi matrimonio falso y lo de la revista, no tengo tiempo para pensar en nada, mi cabeza duele constantemente, mi cuerpo pesa y mis pensamientos se van lejos.

Mi vida solo se basa en eso, despertar, desayunar, arreglarme e irme a mi trabajo, donde constantemente estoy ocultándome de mi jefe y mi madre, almuerzo y hago lo mismo, huir, luego salgo voy a casa, ceno y duermo. Para empezar la rutina al día siguiente.

Ya estoy cansada de esto, ya estoy cansada de que mi madre se acerque con intención de hablar conmigo, estoy cansada de que mi padre me llame cada semana con intención de saber si complazco a mi marido, estoy cansada de leer cada viernes un reporte con mi nombre en primera plana.

Estoy cansada de todo.

Por primera vez en mi vida quisiera solo cerrar los ojos y no despertar más, sino hasta que todos los problemas se solucionen solos.

No quiero ni pensar nada, hoy que es domingo, mi día de descanso, solo quiero estar todo el día en cama, relajándome, como debo hacer.

Si yo me siento así, no quiero ni imaginar como se debe sentir Iván, él no tiene que lidiar con una madre loca, pero sí tiene que lidiar con una demanda hacia una revista loca.

En definitiva, solo han pasado dos meses, pero no creo poder aguantar mucho más.

Es que es tan difícil.

Unos suaves golpes se escuchan del otro lado de la puerta, haciendo que me sobresalte y salga de mis pensamientos.

    • Charlotte, tu hermana vino — es Iván.

 

    • Dile que venga a mi habitación — digo cubriendo mi cabeza con la sábana.

 

    • Dice tu hermana que dejes la flojera y bajes a la sala.

¿Flojera, yo? Eso lo dice ella porque no tiene que trabajar de lunes a sábado, de seis de la mañana hasta las siete de la noche.

Con un puchero y a regañadientes salgo de mi cama, aún tengo mi pijama de seda larga, negra.

Como lo dije, hoy no tenía penado levantarme de mi cama en todo el día.

Escucho como Iván toca la puerta de nuevo con el ceño fruncido le grito que se espere y él se va.

Tomo una ducha rápida de quince minutos, me cambio con algo simple y bajo a la sala ¿Por qué se le ocurrió venir justo hoy?

Al llegar a la sala la veo con una sonrisa radiante, veo a mi hermana mucho mejor desde que regresó a su residencia, desde que todo lo malo para ella pasó.

    • Hasta que por fin bajas — dice con dramatismo.

Ruedo los ojos y le sonrío.

    • Agradece que bajé, mi idea era pasar todo el día en mi habitación — digo mientras me siento a su lado.

 

    • Confirmo eso — dice Iván mientras sale de la cocina comiendo una paleta de menta — me hizo llevarle el desayuno a la cama.

Me encojo de hombros y sonrío ante la mirada acusadora de mi hermana.

    • Pobre Iván — dice en lastimeros.

 

    • Sí, pobre yo — Hace un puchero — cuando me casé nunca imaginé que lo haría con una mujer mandona, para nada amable y floja.

Abro los ojos y la boca con indignación, cuando se presentó ante mí, le conté muchas cosas. Otra cosa es que él no decidiera tomarlo en serio.

Mi hermana ríe ante lo dicho por Iván y aún con indignación, tomo uno de los cojines del sillón y se lo lanzo justo en la cara. Haciendo que por la impresión suelte su paleta y yo ría a carcajadas con mi hermana.

    • Ahora suma a tu lista de cosas malas, que soy vengativa — digo con superioridad.

 

    • Claro que lo haré, solo déjame buscarla — levanta lo que queda del helado y lo mira con asco — lástima, estaba delicioso.

 

    • No te compare otro — respondo cuando me ve.

Suspira y se va con la mirada baja, pobre, pero eso le pasa por burlarse de mí.

    • ¿Quieres ir al jardín? — le pregunto a mi hermana.

Ella asiente y vamos hacia allá, el lugar es uno muy espacioso, con flores plantadas por mí y un columpio que según me dijo Iván, vino con la casa. Unas butacas de madera se encuentran en el sitio y un sillón muy cómodo.

    • ¿Por qué viniste? — le pregunto a mi hermana.

 

    • Quería verte — me dice ahora más seria.

Mi ceño se frunce, antes estaba riendo muy fuerte, ahora solo me ve muy seria.

    • ¿Por qué n me dijiste? — baja su mirada y cierra sus puños.

 

    • ¿Decirte qué? — ahora estoy verdaderamente extrañada.

 

    • Lo de Cheryl.

Mi cuerpo se tensa ¿Cómo lo supo?

    • ¿Cómo es posible que me haya enterado por mi madre, y no por mi madre que es quién trabaja con esa mujer?

 

    • Abi yo… — intento hablar, pero me interrumpe levantándose de golpe.

 

    • ¡No quiero oír tus escusas! — me grita sobresaltándome.

Abi nunca me había gritado, eso nunca había sucedido entre nosotras, yo la trato con mucho respeto y ella igual. ¿Hice mal al ocultárselo?

    • Abi, yo solo no quería que sufrieras más, por favor perdóname — me levanto para acercarme a ella, pero se aleja de mí.



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En el texto hay: amor, odio, dolor

Editado: 26.03.2024

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