Desde ahora decido yo

Recuerdos Parte 2

⚠ ADVERTENCIA ⚠ Mucho diálogo será presentado a continuación. Es importante leer todo para entender la historia. 

 

Despierto con el corazón agitado, no puedo creer lo que acababa de soñar, ya tenía un tiempo de que esas cosas no aparecían en mis sueños.

Toco mis mejillas inconscientemente, están húmedas, he estado llorando sin darme cuenta. Un escalofrío recorre por mi espalda, haciendo que me abrace a mí misma.

Cuando tenía estas pesadillas, y vivía aún con mis padres, siempre recurría a mi hermana para calmarme, porque luego de estas, venían ataques de pánico.

Cuando comencé a vivir sola tuve que aprender a lidiar con todo, yo sola. Se me hizo difícil al principio, pero luego pude manejarlo con calma, mi psicóloga ayudó mucho en mi proceso, pero opino una vez más, que estoy retrocediendo.

Busco mi celular y reviso la hora, son las dos y media de la madrugada.

Sé que me voy a arrepentir por lo que estoy pensando hacer, en la mañana voy a estar llena de dudas, pero es necesario.

Salgo de la cama, con mi celular y mi cobija, camino por el pasillo hasta la habitación, que hasta ahora temía entrar. La habitación de Iván.

Con mi mano temblando toco la puerta, un sonido sordo se escucha por todo el pasillo, el eco hace su presencia y hace que tenga por un momento, miedo.

Tal vez no debí venir, tal vez debí calmar mi ansiedad yo sola, como lo he hecho estos años.

Tal vez…

Mis pensamientos se quedan atascados cuando la puerta es abierta, un muy adormilado Iván me recibe, tiene el cabello revuelto, su pijama es muy tierno, una camisa un pantalón largo, puedo decir que hasta le queda un poco grande.

    • ¿Charlotte? — dice con voz ronca y adormilada.

 

    • H-hola Iván — digo tartamudeando, con mis mejillas rojas por la vergüenza de esto.

 

    • ¿Qué sucede? — pregunta, preocupado — ¿Estás bien?

 

    • Más o menos — respondo relamiendo mi labio inferior.

 

    • ¿Necesitas algo?

 

    • ¿Puedo dormir contigo? — pregunto sin tapujos, mis mejillas están muy rojas, casi creo que parezco una desquiciada.

Por otro lado, a Iván parece irse todo el sueño que tenía, sus ojos se abren un montón y su boca no puede formular palabra.

    • C-claro — responde finalmente.

Se hace a un lado para dejarme pasar, por primera vez puedo ver su habitación, es grande incluso puedo decir que es la más grande de la casa, las paredes están pintadas de un azul rey y su cama es grande, gigantesca. Tiene dos puertas, supongo que una es el armario y otra es del baño, también tiene una puerta que da a un balcón.

    • Tu habitación es muy bonita — digo en un susurro.

 

    • Gracias — responde, con un bostezo.

 

    • Lamento haberte despertado — digo con pena, vergüenza.

 

    • No te preocupes — me doy la vuelta y lo veo ya acostado en su cama — ven — me dice que vaya a la cama — cuéntame que sucedió.

 

    • No quiero atosigarte con mis problemas — digo con una pequeña sonrisa falsa.

 

    • No lo haces, quiero saber. Claro si tú me lo permites.

Suspiro, cansada y me recuesto en la muy cómoda cama.

    • Tuve una especie de sueño-recuerdo — digo finalmente.

 

    • Cuéntame.

Iván se acerca más a mí.

    • Ya sabes que mi mamá era una sirvienta, papá antes era un alcohólico compulsivo, tomaba todos los días y todos los días cometía imprudencias, una de esas fue acostarse con Cheryl, mi mamá.

Iván se mantiene callado mientras yo hablo.

    • Unas semanas después mi madre se enteró de que yo venía en camino, felizmente se lo contó a papá, pero él no lo tomó de una buena manera. Insultó a mi mamá, le despidió y la echó de la mansión. Cheryl se las tuvo que ingeniar para salir adelante luego de perder su trabajo estando embarazada.

 

    • ¿Cheryl que hizo? — pregunta en un susurro Iván, más cerca de mí.

 

    • Ella me contó que hizo muchos trabajos, cocinera, camarera, limpio piso y niñera, supongo que ahí fue donde la conociste — cierro los ojos — no sé cómo, por Isabell se enteró de todo, comenzó a gritar por todas partes, de hecho, dejó a James por un tiempo, cuenta ella que fueron unos largos meses.

 

    • Cuando Isabell por fin dio con Cheryl le propuso regresar a la casa, por ella estuvo más que bien, su embarazo estaba en las etapas finales, no tenía de otra.

 

    • Todo lo que has dicho de Cheryl suena buena hasta ahora.

 

    • Ella fue una buena madre, no lo puedo negar. Pero no puedo perdonar lo que hizo.

 

    • ¿Y qué fue eso? — me pregunta envolviéndome en sus brazos.

 

    • Espera — digo, para seguir con mi relato —Isabella le ofreció a mamá todo lo que le podía ofrecer, un techo, comida, regalos de bebé, ropa de bebé, hasta la cuna y uno de los cuartos exclusivos de tercer piso. Isabella en el fondo se comportaba así porque ella no podía tener hijos.



#2994 en Novela romántica

En el texto hay: amor, odio, dolor

Editado: 27.06.2024

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