Desde ahora decido yo

Almuerzo

No sé en qué momento me quedé dormida, solo sé que me duele la cabeza y siento mis ojos hinchados.

Luego de contarle la oscura parte de mi infancia a Iván, hablamos un poco hasta las cuatro de la mañana, sabiendo que teníamos que ir a trabajar, los dos.

Iván se comportó como todo un caballero, me dio palabras de aliento, se aseguró de que estuviera cómoda con él y lo más importante respetó mi espacio personal.

Estoy agradecida con él por eso.

Cuando desperté ya no estaba en la habitación, pero en la mesita de noche que tenía, había una nota.

Hola, Charlotte.

Espero que te sientas mejor, hoy tengo una junta muy temprano, es por eso que me tuve que ir. En la cocina dejé el desayuno, espero que te guste. Pasaré a recogerte hoy, así que no te lleves el coche.

Luego de leer la nota fui a mi habitación, me di la primera ducha y me cambié sencillo, hoy no tenía ganas de un maquillaje, no lo sentía.

Cuando bajé a la cocina, tal y como lo había dicho Iván en el mesón estaba mi desayuno, unas tostadas con panqueques y chocolate caliente, el chocolate lo tuve que calentar. Pero el resto estaba delicioso, Iván sin dudas es un buen cocinero.

Debía tratar de contactar con Isabell hoy, tal vez ella sepa algo sobre Abi.

Quiero mucho a mi hermana, y porque la quiero no le haría daño, es por eso que decidí ocultarle el que Cheryl estuviera en la ciudad y que sea mi jefa.

La mañana se pasa rápido para mí, el sueño me está matando, esto me pasa por no dormir mis horas completas, de manera sana.

Siguiendo las indicaciones de Iván no tomo el coche hoy y pido un taxi, que no tardó mucho en llegar.

Sinceramente, ya no tengo mucho que hacer en la oficina, he estado trabajando tan fuerte y tan duro, solo para no toparme con Karl ni con Cheryl, que he dejado mi oficina, que estaba hasta el borde de papeles, y ahora está reluciente.

Y me alegra eso, quiere decir que no tendré que pasar tantas horas en esa oficina, que prácticamente me está ahogando.

Cuando llego a mi zona de trabajo le pago al taxista y me bajo del vehículo. Al entrar hago lo habitual, firmo mi hora de llegada, verifico que no haya ningún caso nuevo y voy a mi oficina para llenar el papeleo de los cuerpos encontrados sin ninguna identificación.

Amo mi trabajo, no tengo queja alguna de él. Pero a veces puede llegar a ser tedioso, solo como se puede imaginar.

    • Solo una semana más y son las vacaciones de verano — me digo a mí misma, mientras echo mi cabello hacia atrás.

Me pongo a trabajar rápido, no quiero que el trabajo se me acumule de nuevo, no me lo puedo permitir.

La hora del almuerzo llega rápido, tan rápido que no me di cuenta, solo lo supe por el llamado a mi puerta.

    • Hola querida — dice Karl, sin previo aviso entrando a mi oficina.

Yo enarco una ceja, no pensé que lo iba a ver por acá, casi siempre la que viene es la bruja. Y solo para molestarme, como solo ella sabe hacer.

    • Hola, Karl — digo en un susurro con mi mirada de vuelta a los papeles con los que estoy trabajando.

 

    • Ya es muy tarde, deberías ir a almorzar — dice mientras se recuesta en una de las paredes.

 

    • En un momento voy, no puedo dejar esto así — murmuro sin creer lo que veo.

La víctima fue descubierta en su apartamento, con tres cuchillos enterrados en la piel de su espalda. Mientras estaba solo con la perta inferior de su ropa.

    • ¿Ya saben algo sobre este caso? — pregunto.

Karl se mueve de la pared y se acerca hacia mí con extrañeza.

    • Este caso fue resuelto hace más o menos una semana, su novio se entregó por sí mismo, al parecer no pudo con la culpa — se encoge de hombros y se da media vuelta para irse.

Pero como Karl, es Karl. No se iba a ir, solo porque sí, Él se da la vuelta de nuevo y me mira con una rara sonrisa.

    • Admito que no me acordaba porque estaba aquí, estaba ganando tiempo antes de decirlo y recordarlo, pero al parecer ya me acordé.

Con el ceño fruncido y con gran curiosidad lo incito a seguir hablando.

    • Cuéntame, Karl.

 

    • Quería invitarte a almorzar.

Como un resorte alzo la mirada de la fotografía ¿Es en serio esto? ¿Es acaso una broma de muy mal gusto?

    • ¿Qué dijiste? — pregunto, para tragar en seco.

 

    • Te estaba invitando a almorzar, ya que somos familia y la familia debe conocerse.

A pasos lento viene de nuevo a mi escritorio y se sienta en la silla que está en frente.

    • No lo sé — dudo.

 

    • Solo será eso, una salida de dos compañeros de trabajo, no creo que Iván se moleste por ello.

No considero que Iván se moleste, de todas formas, él nunca se ha comportado celoso conmigo, porque nosotros no somos nada.

Luego de pensarlo por un poco más tiempo del normal decido aceptar, total ¿Qué puede salir mal? Solo somos un jefe y una empleada almorzando. Nada raro.

    • Espera — digo de repente cayendo en cuenta de algo — ¿Cheryl no se molestará? Después de todo es tu pareja.

 

    • Cheryl no tendrá problemas con que salgamos juntos, pienso que hasta se va a emocionar.

Con algo de duda asiento y seguimos caminando hasta la salida, el restaurante al que suelo ir por mi comida queda a solo dos cuadras de aquí, pero parece que Karl ya tiene un destino programado, porque se sube a su coche y hace que yo igual me suba.

    • ¿A dónde vamos? — le pregunto mientras me pongo el cinturón de seguridad.



#15722 en Novela romántica
#2941 en Joven Adulto

En el texto hay: amor, odio, dolor

Editado: 26.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.