Desde ahora decido yo

recuerdos infermanales

Nota de la autora antes de leer. 

En una parte de la historia todo va a estar narrado en cursiva, eso quiere decir que es un recuerdo.

Luego de escuchar la oración que soltó Iván me quedo pasmada, no pasmada impresionada.

Con el corazón en la mano y mis emociones a flor de piel, intento recordar si conocía a Iván, no sé si mi mente me está haciendo una mala jugada o simplemente Iván me está mintiendo solo para deshacerse de mí.

Suspiro con mi mirada en el piso, nos encontramos en la sala de la casa, no me he atrevido a verlo desde que habló por primera vez, el ambiente es tan tenso que se podría cortar hasta con una tijera, lo cual es imposible.

Lo único que se escucha en el lugar son nuestras respiraciones, creo que, si pasara un mosquito ahora mismo, también se escucharía por todo el lugar.

El fuego de la chimenea da justo en mi rostro, dándome una sensación cálida en todo esto que está sucediendo para mí, una sensación de hogar, en un mundo en donde yo estoy sin uno desde hace mucho tiempo.

Hogar, una palabra que perdió gran significado para mí, desde que dejé de sentirme en uno, desde que dejé de buscar uno.

Iván carraspea frente a mí, con clara incomodidad, aún no me atrevo a levantar la mirada, pero aún así hablo en casi un susurro.

    • Puedes explicarte — le digo, pareciendo como si mis manos fueran lo más interesante en ese momento.

 

    • Tu y yo nos conocíamos de antes — dice, con su voz sonando tensa.

 

    • Eso ya lo dijiste — mi voz sale más seria de lo que creía, es mejo así.

 

    • Éramos pareja — suelta y una vez más dejándome atónita — fuimos pareja por casi un año.

La información me deja un poco sorprendida, molesta tal vez. ¿Cómo es que no me acuerdo de esto?

Iván debe ver la duda en mi rostro, por lo que decide hablar.

    • Fue hace dos años — comienza su relato — nos conocimos en una fiesta — me quedo callada esperando a que siga — de inmediato entablamos una amistad, fue algo rápido, como si ya nos conocíamos desde antes — él suspira para luego seguir — hablamos en secreto por mucho tiempo, nadie sabía de nuestra amistad, y muy pronto nuestra relación secreta.

Iván se queda callado esperando a que diga algo, pero yo solo estoy tratando de procesar todo lo que ha dicho ¿Fiesta? N recuerdo haber ido a alguna fiesta en donde él estuviera, de hecho, no recuerdo saber algo de él, si no hasta unos meses antes de la fiesta.

¿Cómo se supone que debo creerle? si todo lo que llevamos de conocernos solo ha mentido.

    • ¿Y cómo se supone que te crea? — termino por decir y alzo de una vez por todas mi mirada hasta sus ojos.

Ambos nos vemos fijamente, como si quisiéramos decirnos todo lo que queremos por medio de estos, pero a la vez demostrar un montón de sentimientos que no salen a flote con solo palabras.

Es Iván quien decide romper el contacto visual cuando se levanta del sofá y va hacia uno de los muebles el cual por cierto tiene con llave.

Saca la llave de su bolsillo, pero antes de hacer cualquier otro movimiento se voltea hacia mí, con su rostro serio.

    • Quiero enseñarte las pruebas ¿Okey? — asiento — pero quiero que también sepas que todo lo que te estoy diciendo es cierto, no es otra más de mis ‘mentiras’ — hace comillas a lo último.

Con toda la seriedad que puedo conseguir asiento, aún sin creer para nada en sus palabras.

Iván, junto con la llave pequeña, abre el cajón y rebusca entre todas las cosas, hasta que logra dar con lo que buscaba desde un principio.

Con una pequeña sonrisa, saca el objeto y me doy cuenta de que es un marco de fotos, uno muy bonito, con su mano izquierda, Iván acaricia el objeto y con la misma sonrisa se voltea hacia mí.

    • Esta fotografía — señala al marco — es lo más preciado que tengo — se acerca a paso lento.

Él vuelve a tomar asiento justo en frente mío, entrelaza sus manos justo cuando deja el objeto a su lado, lejos de mi vida.

    • Quisiera contarte un par de cosas antes de que te muestre la foto ¿Puedo?

 

    • Adelante — le digo aún con el corazón en la boca.

 

    • Como ya te dije nos conocimos hace dos años en una fiesta.

 

Iván

Todo está lleno de furor, la música está a tope y mis energías al mil, no me había sentido así desde que mi padre murió hace unos años, pero ahora mismo me siento increíble.

Llevo tan solo un par de cervezas, pero ya me siento algo mareado y alegre, lo suficiente como para ir a la barra y pedir un trago más fuerte. Me siento desafiante.

La fiesta es de un amigo lejano, que por alguna razón me invitó, me pareció raro, pero no dude en aceptar la invitación en cuanto pude.

Mi vida necesita algo de diversión de vez en cuando.

Cuando estoy en la barra pido el trago más fuerte del lugar, el bar tender me muestra la sonrisa más grande que puede hacer y asiente emocionado.

Mientras espero mi trago escucho un voz, algo ruda y alta por la música del lugar.

    • Disculpa amigo, pero no te recomiendo ese trago que pediste me dice la chica, que, aunque su voz se escucha seria, también se escucha ese ápice de burla.

Voleo mi mirada hasta donde está la chica y ahí la veo, es bajita, su cabello es rubio y liso, sus ojos, vaya que son de un gris muy bonito y una sonrisa de comercial de pasta dental. Es hermosa.

    • ¿ah sí? le pregunto con galantería ¿Puedo saber la razón?



#15754 en Novela romántica
#2941 en Joven Adulto

En el texto hay: amor, odio, dolor

Editado: 26.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.