Hace 2 años*
Me siento nerviosa ¿Es normal? Porque juro que me voy a desmayar de los nervios que tengo, okay, pero ¿De verdad es normal?
Hoy es mi primera cita con Iván, el chico al cual conocí en una fiesta, que no se note que estoy sudando como puerco en olla.
Ya llevábamos un largo tiempo hablando como amigos, pero hoy es una cita oficial, luego de haber confesado nuestros sentimientos.
Puede sonar extraño, y que es un poco apresurado, pero quiero que la cita con Iván vaya bien, a pesar de llevar de menos de un año conociéndonos, siento que nuestra conexión es de años.
Ambos decidimos que la cita sea en Halloween porque es un día genial, porque podemos disfrazarnos sin pensar en el típico ¿Qué me pondré? Punto para Halloween.
Mientras intento dejar de pensar en mis nervios, me veo al espejo, como me queda mi disfraz. Sí, sé que tengo veinticinco años, pero eso no me va a detener de lucirme.
Para este año decidí no irme por lo tradicional y me disfracé de la protagonista de mi libro favorito, aunque no es muy conocido. Me disfracé de Eilyn la protagonista de Calma.
Siento que mi personalidad contrasta un poco con ella, y que de cierta manera nuestras características son similares, al igual que los ojos grises. Punto para mí.
Después de verme en el espejo, pienso ¿De verdad saldré en una cita luego de tanto tiempo?
Cierro los ojos, sin dañar mi maquillaje, no quiero arruinar mi buen humor con recuerdos del pasado, allá están, en el pasado y allá se ven muy bonitos.
Decido inhalar y exhalar, para así poder entrar en calma y no pensar en nada más. Estoy emocionada, es todo.
Ya no soy una adolescente la cual tendrá su primera cita, sí hace mucho no tengo una, pero lo importante es que sí he tenido.
Justo cuando estoy terminando de retocar mi labial, la puerta es tocada y con el corazón latiendo a mil, abro la puerta.
Del otro lado está Iván, él al contrario de mí se fue un poco por lo tradicional, su disfraz es de pirata, pero a diferencia de las otras personas que he visto con este disfraz, a Iván se le ve espectacular.
Sin ser para nada disimulada, lo miro de arriba abajo, pero cuando mi mirada llega a sus ojos, noto que él hizo lo mismo conmigo, pero a diferencia de mí, él se mordió su labio. Esa simple acción lo hace ver sexy.
El comentario de Iván hace que me sonroje y sonría de manera tímida, aún, desde que nos conocimos, no me acostumbro a que me diga esas cosas.
Iván sonríe al ver que le he seguido el juego, le hago una seña para que entre y él hace caso, adentrándose a la sala, conoce el lugar a la perfección, después de todo él me ayudó a escogerlo.
No podía soportar la situación en mi casa con papá y decidí irme lejos, me dolió por Abi, sé que le prometí que siempre estaríamos juntas, pero no pude cumplirle.
Iván saca de repente una flor de su saco y con una sonrisa me la entrega.
Tomo la flor con cierta vergüenza, no por el gesto, sino por mí, me siento como una adolescente a la cual su primera cita le decía cualquier tontería.
Supongo que no me sirvió de nada ponerme rubor, porque mi cara y mejillas deben estar tan rojas, que parecen estar a punto de estallar.
Iván asiente y me ofrece su brazo para que lo tome, obviamente encantada lo hice, siempre será un place estar cerca de él.
Tomo mi abrigo y cierro mi puesta con pestillo, asegurando todo.
Al salir del edificio puedo ver como la alegría se siente por la calle, niños riendo y corriendo por toda la calle, sus disfraces los hacen ver como si se sintieran únicos.
Pasan por todos los edificios pidiendo dulces, unos que otros cuantos no piden a Iván y a mí caramelos, por suerte, llevaba una bolsa con estos en mi cartera.
Mi corazón vibra con alegría al ver la sonrisa de los niños, la inocencia que desprender al preguntar sobre mi disfraz o asombrarse con el de Iván, es simplemente única.
Cuando llegamos al auto de Iván, me coloco el cinturón de seguridad al subir.
Iván se ha querido mantener reacio en cuanto a darme detalles sobre la cita, es emocionante, pero a la vez da miedo. Miedo por no saber a donde vamos, o que haremos, y emoción por todo el misterio que abarca todo esto.
Iván mantiene su mirada al frente, pero sé que me está viendo de reojo, esperando mi reacción. Me siento feliz, me siento feliz de saber que tiene la suficiente confianza en mí, como para mostrarme su sitio favorito.