Alas para volar.
Es lo que quisiera tener en este momento. ¿Dónde estoy? ¿De verdad fui tan mala como para terminar en esta situación? ¿Fue mi culpa? No lo creo, porque a ninguno de los dos les di motivos para que me mantengan aquí. Nunca fui mala con ninguno de los dos, nunca hice algo que me hiciera cuestionar mi actitud como persona.
El tiempo se congeló para mí, no sé cuanto tiempo llevo aquí, no sé si es de día o si es de noche, aprovechando que ni Camila ni Karl han bajado a vigilarme y que las cadenas ya no me impiden caminar, recorrí el lugar, toqué paredes, salté muy fuerte e incluso intenté tocar el techo, a ver si encontraba cualquier ranura para poder ver a través de esta. Pero para mi desgracia no encontré nada.
También me acerqué a la puerta y miré la cerradura, quería encontrar la manera de abrirla, pero esta era una inteligente, que se abría solo con huellas y tampoco había algo aquí adentro que me ayudará a intentar golpearla. Obvio no iba a usar un colchón.
El otro día, luego de haber comido lo que me trajo Karl quedé en medio de un sueño muy profundo y cuando desperté no había rastro de la charola que me había traído.
Desde entonces siento que han pasado días desde la última vez que probé bocado y tomé un poco de agua, mi estómago comenzó a retorcerse del dolor y mi garganta a secarse, no pido comida, pido agua. Me conformo solo con eso.
Unos de esos días en los que estaba rebuscando entre las paredes un punto débil, sentí pisadas, así que dejé de lado el pequeño palillo que encontré en un rincón y corrí hacia el colchón.
Cuando la puerta fue abierta pude ver a la persona que más odiaba en estos momentos. Camila entraba al lugar con dos hombres, dos hombres a los cuales pude reconocer como los que me habían arrinconado el día que fui secuestrada, por inercia eché hacia atrás.
— Hola, Charlotte. Espero que no me hayas echado de menos, esto de fingir no es nada fácil — hace un falso puchero que hace que quiera darle un golpe.
— Déjame ir Camila, yo no tengo nada que ver con lo que sea que estés planeando. — me mantengo con la cabeza en alto.
— ¿No tienes nada que ver, eso piensas? — empieza a negar con una sonrisa — no puedes estar más equivocada, querida Charlotte.
— Si estoy equivocada ¿Por qué no me cuentas tus verdaderas razones? Porque esa escusa que me diste el otro día ni tú misma te la creíste.
Camila sonrío y se acercó un poco más a mí, haciendo que yo me ponga de pie y nos enfrentemos cara a cara.
— Eres muy inteligente — sonríe aún más — es por ello que quiero darte un regalito — chasquea sus dedos y dos tipos que bajaron con ella también comienzan a acercarse — ellos son mis amigos, no les tengas miedo.
Supongo que el tono pálido de mi piel me delató. Tengo miedo ahora mismo, no soy más que un juguete para ellos y un pedazo de carne que ya cazaron.
— Verás que se van a divertir — pone su mano derecha en su mentón simulando pensar — bueno, ellos un poco más que tú, pero eso no quiere decir que para ti no esté asegurada.
Uno de los tipos que estaba a su lado comienza a caminar hacia mí y no puedo moverme, mi cuerpo entra en un tipo de shock y me maldigo por eso. Cuando el tipo está a mi lado, me agarra del brazo muy fuerte, haciéndome retorcer por este mismo agarre.
Luego el otro hombre llega hasta mí y me propina una cachetada muy fuerte, haciendo que un pitido se escuche en mi oído derecho.
— Eso es para que dejes de andar de preguntona — dice Camila.
Volteo a verla, pero en el momento llega un puño a mi estómago, haciendo que todo el aire se escape de mí.
— Es para que estés aceptando la comida que te dé Karl — mi pecho comienza a doler más de lo normal.
Por último los tipos que me agarraban me tiran al piso con fuerza, haciendo que caiga a este y que me encoja en posición fetal, ocasionado que ellos me comiencen a patear con mucha fuerza.
— Y eso es por intentar escapar de aquí ¿Qué pensaste, que por qué el tonto de Karl te dejó vagar por la habitación sin ninguna restricción yo te dejaría estar así? No querida, se nota que no me conoces. Esta habitación está plagada de cámaras, no te confíes.
Suelta y yo no puedo dejar de retorcerme del dolor, mi cuerpo comienza a arder y las lágrimas no dejan de rodar por mis mejillas, siento que nunca van a parar. Hasta que escucho a Camila chasquear de nuevo los dedos y los hombres se alejan de mí de inmediato.
Camila pone un rostro más serio y camina aún más hacia mí, agachándose a mi altura y hablando más bajo.
— Por si lo querías saber, mientras tú estabas en una fiesta conociendo al amor de tu vida y platicando juntos, yo estaba en una habitación siendo violada por dos hombres distintos — revela haciendo que deje de hilar y toda mi atención se vaya a ella — te llamé miles de veces, pero siempre rechazabas mis llamadas. Cuando salí de la habitación toda desaliñada y con el alma rota, tú ya no estabas. Te habías ido con alguien que recién conocías y me dejaste sola.
Comienzo a llorar aún más, noto en sus ojos el dolor, la frustración, las ganas de venganza. Cuando Camila nota que la estoy viendo cierra sus ojos, cuando los abre, la persona vulnerable ya no existe, vuelve a ser la persona sin sentimientos que es desde que estoy aquí.
Se levanta, alisa su falda y me sonríe. — Pero ya no me importa, lo único que quiero es que mi venganza se complete y para eso te necesito muerta, quiero que tu esposo sufra tu pérdida y así mataré dos pájaros de un tiro.
Antes de irse me da una patada en el rostro y se da media vuelta par irse con satisfacción creciendo en su rostro.
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Hola, hello, hey
¿Qué pensarían, si les dijera que se me olvidó que hoy tenía que corregir este capítulo y ahora estoy toda ojerosa, sentada frente a mi laptop corriendo para poder subirlo a tiempo? Obvio no, yo soy alguien que siempre está al pendiente de todo.