Desde aquel momento

C4 - Bruno


Isabela llegó a su departamento aventando todo, estaba enojada con ella misma por ser tan dejada, escucho su celular sonar al revisar notó mensajes de audio de su mejor amiga alguno sonaban muy raros y unos cuantos no se entendía.

Los audios de Xiomara no paraban de llegar, había salido muy temprano a una cita con el dentista por ello no se encontraron en la salida como otros días, Isabela se reía de escuchar la voz de su mejor amiga un poco trabada, después de contarle lo que había pasado sonaba enojada, pero era muy cómico para Isabela así que de sentirse mal paso a un estado de alegría.

— Me las van a paga-r, esa arpía de Sar-da siempe-r le gusta molesta-r, per-do esta ve-dz se pasó. ¡maldita sea no te r-dias!, mud-gue aned-stecia.

— Amiga mejor mándame mensajes, no puedo evitar reírme si te escuchas de esa manera, pero gracias me has alegrado el día — contesto por audio riéndose hasta las lágrimas.

Recibió de su amiga algunos emoticones mostrando su molestia y no fueron precisamente flores y animalitos. La conversación terminó ahí, suspiro un poco aliviada, Xiomara tenía esa cualidad, era una mujer alegre y sobre todo quien le daba muchos motivos para nunca dejarse de nadie, aunque jamás lo pusiera en práctica.

A la mañana siguiente se despertó tarde algo no muy común en ella, pero no había podido dormir bien toda la noche tuvo la misma pesadilla, ella encerrada en un espacio muy reducido, mientras se alistaba no dejaba de pensar en Bruno y eso la tenía un poco molesta. Agradece que hoy es sábado y trabajara solo medio día.

A las siete cincuenta y tres llegó corriendo a la oficina saludo de lejos a don Alberto y subió las escaletas de prisa, las oficinas estaban un poco solas por que no todo el personal trabaja en sábado, Xiomara descansaría ese día. Entro a la oficina dejando las cosas a su paso en donde pudiera y puso el café, entro a la oficina de su jefe la alisto un poco se detuvo al salir mirando la otra oficina, suspiro cansada, debía hacer lo mismo toco ligeramente al no escuchar nada entro y reviso de igual manera que todo estuviera listo fue más rápida que en la oficina de Braulio. Regreso a su lugar y tomo asiento dispuesta a teclear algunos oficios que mandará el lunes. El ascensor sonó y ella dejó de escribir, miro el reloj que marcaba las ocho y media.

— Buenos días, Isabela — la voz de Braulio la hizo sonreír, salió animada de la oficina saludándolo siguiéndolo a la suya. Se miraba un poco más relajado que los días anteriores.

— ¿Gusta café? — dijo ella.

— Si, gracias, Isabela, puedes también traer los informes del comercial de la marca de pantalones de caballero que salió hace dos semanas — dijo sonriendo como siempre.

— Claro que sí — dijo con alegría no podía ocultar que verle sonreír le provoca un vuelco en el estómago.

— Yo también quiero un café — la voz de Bruno se escuchó detrás de ella y la sonrisa se fue al cuerno — Lo tomo...

— Con leche sin azúcar — dijo Isabela interrumpiéndolo, no lo dijo con mucha alegría y eso logro una leve sonrisa en los labios de Bruno que Isabela no pudo notar. Braulio miraba la forma en que interactuaban, ella los dejo solos.

— ¿Paso algo entre ustedes? — preguntó Braulio

— No, ¿Por qué lo dices? — dijo aflojando su saco y sentándose frente a él.

— Solo pregunto, Bruno, Isabela es una persona muy eficiente en su trabajo y sobre todo muy respetuosa, te pido que seas amable con ella — dijo sonando un poco dominante.

— No dudo de sus capacidades — dijo serio.

— No creí que vendrías en sábado — dijo Braulio mirando su computadora.

— Me obligas a ello si no hablas conmigo — contestó algo molesto.

— Es lo que estamos haciendo...

— Sé que estás molesto porque estoy aquí, pero si la empresa no estuviera en esta situación.

— La empresa está bien, solo es un rezago y saldremos adelante — dijo mirándolo fastidiado por sus palabras.

— Esta empresa es una inversión de papá y no voy a permitir que caiga a pique por tus malas decisiones — dijo tensándose un poco.

— ¡No han sido malas decisiones! — dijo golpeando ligeramente el escritorio.

— Él le dio gusto a mamá dándote esta empresa y en los últimos tres años la situación no ha sido nada favorable — dijo con calma.

— ¿Me dio esta empresa? — dijo con duda y desagrado — Contigo de socio mayorista no es como que sea mía totalmente, no crees.

— Él quería estar seguro por si lo abandonabas como todo lo demás — dijo cruzándose de brazo.

— Creo que he demostrado que no soy el mismo de hace quince años — contestó con brusquedad.

— Si te hubieras dignado a verlo o llamarle por teléfono creo que lo hubiera sabido, pero no fue así hermano — dijo con la misma seriedad, Bruno no se alteraba ni mostraba sus sentimientos como son es algo que su carácter no le permite, al contrario de Braulio que se había soltado un poco el nudo de su corbata.

— Vas a empezar con lo mismo — dijo poniéndose de pie.

— Solo te lo recuerdo porque veo que olvidas quien te puso en ese lugar, la empresa te la cedió y te dejó cambiarle el nombre, te atreviste a hacer una fiesta por el aniversario número diez de la empresa cuando sabes que tiene más de veinte años, los años los cuentas solo desde que tú estás al frente y dejaste a nuestros clientes antiguos por clientes nuevos — dijo sin mirarle.

— Eso no es así...

— Es como se ve — dijo poniéndose de pie.

— ¿Cuánto tiempo te quedarás?

— El tiempo que sea necesario — dijo saliendo de la oficina.

Isabela estaba en la puerta con la charola de los cafés cuando Bruno abrió la puerta, había sido ajena a la conversación de ambos.

— Su café — dijo inmediatamente un poco asustada.

— Será otro día...

Bruno paso de lado, Isabela lo miro entrar al elevador le dedico una mirada antes de que las puertas se cerraran el recuerdo de esa noche declarándose llegó a su mente y sacudió su cabeza, cada vez que los ve juntos su corazón se acelera creyendo que él le dirá algo a Braulio sobre ese día, pero al parecer no ha sido así o por lo menos es lo que cree y quiere dejarlo así, entró a la oficina y dejo el café sobre el escritorio, Braulio estaba pensativo contemplando el paisaje por la ventana.




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