Isabela llegó a su oficina y encendió la computadora para irse a preparar café y revisar pendientes, unos minutos pasaron cuando se escuchó el elevador y vio entrar a Braulio de golpe a su oficina sin decir nada, ni siquiera los buenos días, volvió a sentarse dudando si debía entrar, el interfon sonó asustándola.
— Por favor llama a Xiomara de diseño que venga inmediatamente... — dice Braulio, Isabela solo contesta un simple si señor. Se queda perdida en sus pensamientos antes de actuar y marcar al piso de diseño.
— Si, bueno días, por favor puedes decirle a Xiomara que el señor Braulio desea hablar con ella en su oficina, gracias — dice Isabela aun algo extrañada.
— Buenos días, dulce Isa — dice Pablo desde que entra por el elevador, ella le sonríe ligeramente al verlo en su puerta.
— Buenos días.
— ¿Qué paso? — dice sentándose frente a ella.
— Nada, todo bien — dice ella, pero Pablo no se ve muy convencido, pero lo deja pasar.
— Hoy Bruno llegará tarde, así que estaré trabajando en su oficina... — dice poniéndose de pie.
— ¿Gustas café?
— Si, con leche y dos de azúcar por favor — dice con mucho entusiasmo, la deja sola.
Pasaron unos minutos cuando Xiomara entra por el elevador y mira a Isabela, pero antes de poder decir algo Braulio salió de su oficina, le entrego unos papeles a Isa y le señalo que entrara a Xiomara.
— ¿Qué pasa Chía? — dice apenas audible Isa.
— No lo sé... debe de ser algo de trabajo — dice caminan deprisa al privado.
— Por favor toma asiento — dice Braulio cuando ella cierra la puerta.
— Así estoy bien, dígame señor Braulio...
Xiomara no puede ocular que esta incomoda y nerviosa, pero intenta mantener el control de la situación, se imagina lo peor, tal vez será despedida en ese momento.
— Ayer las cosas se salieron de contexto, totalmente — dice él.
— Creo que había sido clara...
— Lo fuiste y yo me pasé de la raya, la bofetada me la merezco, sin duda — dice poniéndose de pie, pero sin acercarse a ella.
— Te la merecías, pero me gustaría que quedara todo esto en el pasado y no se vea afectado en mi trabajo — dice ella.
— No, claro que no afectara en tu trabajo, crees que no sé donde estoy parado, sé que puede tomarse como acoso laboral y esa no es mi intención...
— Ok.
— Me siento muy mal por mi comportamiento de ayer y espero que puedas disculparme — dice acercándose con las manos arriba en señal de paz.
— Puedo dejarlo pasar, pero manténgase alejado de mí — dice ella mirándolo a los ojos. Braulio duda en contestar a ello.
— Gracias... — dice él solamente.
Xiomara al ver que no dirá nada más, sale de la oficina rápidamente y aprovecha que no ve a Isa en su lugar para huir, tiene que pensar que le dirá, Isabela le dejaba el café a Pablo y él le había pedido ayudarle con unos pendientes que revisaba tratando de concentrarse. Escuchan que la puerta se abre dos horas después, dando paso a Braulio.
— Isabela necesito que organices dos reuniones una con el equipo de producción y otra con el de diseño — dice entrando sin saludar a Pablo, pero el rubio omite su presencia sin mirarlo.
— Buenos días — la voz de Bruno se escucha con fuerza desde el lobby, entra a la oficina mirando todos en ella y se nota su sorpresa al verlos dentro de su oficina. Braulio comienza a salir de la oficina, pero escucha a Isa.
— Buenos días, señor Bruno — dice Isabela deprisa
— Buenos días, señorita Manzur — contesta él, Isabela sonríe y no es una imagen ajena para Braulio. En cambio Pablo les ve encantado.
— Bruno, necesito hablar contigo en mi oficina— dice Braulio antes de salir. Pablo mira a Bruno que solo suspira y deja las cosas.
— Suerte — dice Pablo. Isabela solo le ve salir y se gira para ver a Pablo — No te preocupes — termina diciendo él al ver su preocupación.
— La última vez que hablaron escuche muchas puertas azotarse — dice ella.
— ¿Quién te preocupa? Braulio o Bruno — Pablo desea saber.
—¿Preocupa?, bueno los dos son mis jefes... y además hermanos, no es bueno que vivan peleados— contesta ella con duda.
— Si no es bueno que se peleen...
Pablo no dijo nada más, ambos continuaron con lo que estaban haciendo, pero podía notar a Isa preocupada e incómoda de la oficina de Braulio no salía ni un sonido.
— ¿Cuál era la urgencia Braulio? — el nombrado no dejaba de caminar de un lado a otro.
— ¿Qué interés tienes con Isabela? — dice recargándose en el escritorio con ambas manos.
— Interés...
—Si interés, no trates de negarlo... te he visto muy amable con ella y ella contigo, espero que no estés enamorando a mi secretaria — dice molesto.
— ¿Qué clase de hombre crees que soy? Yo no soy la clase de hombre que va coqueteándole a quien sea... soy respetuoso con ella — dice tratando de controlarse.