Desde aquel momento

C-20 Eres única...

— No...

— Xiomara si no fuera la única cosa que creo posible que podemos hacer, no te lo pediría, lo juro — dice Pablo por quinta vez, se habían escabullido detrás del pequeño escenario para que Tara no lo mirara.

— Te das cuenta de lo que me estás pidiendo, sabes que lo he estado evitando desde hace tiempo — dice cruzando los brazos.

— Lo sé, pero es que Tara, ella... como decírtelo, es mala, pero mala, no solo una mujer que se cree mala, ella es peor que ¨Cruella D vil¨ y si haría lo mismo, un abrigo con piel de cachorros, esa mujer tiene el alma podrida y le ha hecho daño a Bruno y si está con Braulio es porque va contra él, y no tengo que decirte quien tendrá las peores consecuencias — dice angustiando.

— Isa... — dice Xiomara levemente.

— Por favor.

— Hoy lo haré, pero me tienes que decir todo — dice señalándolo, Pablo asiente inmediatamente — Bueno, veamos que tiene esa, pelos de elote — se ajusta el escote del vestido suelta un poco su cabello y sonríe con malicia. Pablo adora a esa rubia, sin duda una aliada que necesita para combatir con la descarada de Tara, aunque sabe que debe contarle la realidad a Xiomara.

Braulio estaba platicando animado con su acompañante, miró de reojo por el lugar cuando ella contestó una llamada alejándose un poco de él, divago en quienes bailaban y su mirada fue enganchada por unas caderas que se movían con coquetería entre algunas personas, entonces la reconoció, sonrió al darse cuenta de que era Xiomara quien bailaba animada y sonriente como siempre, algo que le había atraído de ella desde el primer día que la miró en ese bar, no pudo dejar de verla.

— Cariño debo irme — dice Tara a su lado, pero él ni siquiera la mira.

— Sí... — contesta nada más. Tara observa en la dirección que está viendo y maldice, no puede perder el tiempo en ese momento.

— Nos vemos después — dice en su oído, Braulio se gira hacia ella cuando lo deja solo, reniega por lo que acaba de pasar, regresa la mirada a donde bailaba Xiomara y ella ya no estaba, ahora si se cabrea.

Pablo estaba feliz mirando como el gemelo se ponía de pie y se retiraba después de terminarse su trago, se notaba que buscaba a alguien antes de salir y rendirse, Xiomara por su parte estaba a su lado escondida.

— Realmente te mueves muy bien — dice Pablo en broma.

— Basta, solo lo hice por lo que me dijiste — dice ella golpeando su hombro.

— Lo sorprendente es que... le gustas — dice Pablo mirándola a los ojos.

— ¿Qué dices? — ignora su comentario.

— En ningún momento dejó de verte y conozco la mirada de Braulio, está interesado en ti de verdad...

Xiomara escuchó lo que dijo y prefirió irse por una copa a la barra, no tenía humor de pensar en los intereses de Braulio Campos, tenía años escuchando lo maravilloso que es, por boca de Isa, no podía ponerle atención como hombre, no después de vivir ese amor platónico con su mejor amiga. Pablo pensó que debía hablar con Bruno, tenían que hacer algo para alejar definitivamente a Tara, no podía permitir que esa mujer volviera a hacerle daño, se quedó en el bar acompañando a Xiomara.

Al día siguiente llegó con esa encomienda, hablar con Bruno inmediatamente, se quedó hasta pasada las tres de la mañana pensando sobre lo que tenía que hacer, Pablo estaba muy preocupado, no quería que las cosas se repitieran. Entró a la oficina y se topó con Bruno sentado en su escritorio, eran ya casi las ocho de la mañana y por la taza vacía que tenía a su lado sabía que estaba ahí desde muy temprano.

— Buen día, ¿No pudiste dormir? — saludo Pablo con duda.

— Hola, tengo unos pendientes que terminar hoy, además que deseo salir un poco más temprano — dice tecleando en su computadora sin mirarlo.

— Ah...

— ¿Qué sucede? — pregunta aun sin verle.

— Nada — dice sentándose frente a él.

— Alguna novedad...

— Pues, ayer mandé lo que me pediste — dice, «y Tara se encuentra por las noches con Braulio» piensa, pero no lo dice, no sabe cómo empezar — ¡Ah!, y Carlos estuvo aquí ayer, fue desagradable verlo — dice fastidiado.

— Carlos... ¿Qué Carlos?

— El mejor amigo de Braulio — dice hundiéndose en la silla.

— Carlos, ¿Carlos el mismo con el que te besaste? — dice Bruno ahora si mirándolo con cierto tono divertido en su rostro.

— ¡No me bese con él! — dice poniendo de pie.

— Deja lo recuerdo... si, si te besaste con él, tú me dijiste — dice acomodándose en su silla.

— Fue un error, fue lo peor... jamás debió haber pasado — dice caminando de un lado a otro, Bruno sabe la historia, Carlos le besó y después se portó como un patán con él, diciendo que Pablo le besó, y lo trató mal por muchos años.

— Pero no me has dicho que hacía aquí Carlos — dice cruzándose de brazos.

— No sé, no me interesa, pregúntale a Braulio — estaba haciendo berrinches peor que un niño.

El celular de Bruno sonó anunciando un mensaje, Pablo se quedó en silencio cuando lo ve leer el mensaje y sonríe, escribe de vuelta algo y lo manda, deja el celular a su lado y sigue mirando la pantalla de la computadora con cierto brillo en su rostro que Pablo no pasa desapercibido.




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