Desde aquel momento

C22-No siento nada...

Estás— Escuchaste mal... — dice Pablo rápidamente — Le estoy diciendo que escucho mal Xiomara — insiste Pablo mirándola. Chía compone su ropa.

— Totalmente, escuchaste mal — dice segura con mucha molestia en sus palabras y entra al elevador.

— Estoy seguro de lo que escuche, necesito hablar con ella — dice Braulio con la mirada algo perdida.

Pablo desea discutir con él y decirle que ella esta enamorada de su hermano, pero no le corresponde, el gemelo camina hacia su oficina y se encierra antes de que él pueda armar algo. Necesita encontrar a Isa, y pareciera que la ha invocado porque entra por la puerta de la azotea, algo desprolija, pero con la mirada serena, la jala y la lleva al baño.

— Me asustas ¿Qué pasa? — dice confundida Isabela cuando entran al baño de mujeres.

— No hables, espera... no sé cómo decirlo Isabela, pero Braulio lo sabe — dice angustiado.

— ¿Sabe? Que estoy saliendo con él... con Bruno — dice rápido.

— ¡No! No sabe de ustedes, sabe que estas, enamorada de él, bueno tú y yo sabemos que estabas enamorada de él, pero él cree que estas... enamorada de él, tiempo presente — dice caminando de un lado a otro. Isabela se queda procesando el momento.

— oh — dice apenas audible — ¡OH! — dice llevándose las manos al rostro.

— Xiomara entro angustiada y llorando, comenzó a decirme que los viste besándose y ella pues venía algo perdida y dolida por ti, ella te adora...

— Y yo a ella — dice Isabela. Pablo sonríe al escucharla.

— Lo malo fue que no cerro la puerta y creo que Braulio la siguió... termino escuchando lo que ella dijo — termino de decir recargándose en la pared helada del baño.

— Tengo que aclarar las cosas con él — dice tranquila, Pablo se queda mirándola extrañado por la manera en que lo está tomando, pero sin duda no es tan frágil como todos piensan.

— Sí, es lo mejor — dice acomodando su cabello.

— Creo que debe de ser en este momento — dice caminando hacia la oficina de él Isabela.

Pablo se queda mudo de la impresión, de la madurez de esa pelirroja que sonríe con facilidad, y con solo verla te dan ganas de abrazarla.

Por su parte Braulio caminaba de un lado a otro en su oficina, pensaba y pensaba en lo que había escuchado, las cosas comenzaban a tener un poco de lógica cuando recordaba la actitud de Isabela todos esos años, su amabilidad, su compromiso y su cariño, porque llegó a llamarlo así en algún momento, la manera en que lo miraba y todos esos detalles que pasaron desapercibidos y ahora estaban ahí. Escucha que la puerta es tocada, tarda en responder.

— Adelante...

— Señor Braulio, puedo hablar con usted — dice ella con seguridad desde la puerta.

— Si, claro Isabela pasa, toma asiento — dice acomodándose en su lugar, Isabela se sienta y aguarda unos segundos antes de empezar a decir algo, pero es él quien comienza — Lamento lo que has visto hace un momento, fue una falta total de respeto, Xiomara es un excelente miembro de esta empresa y mi comportamiento estuvo fuera de lugar — dice con calma.

— Usted es el jefe, pero si, lamentablemente no está bien visto ese tipo de comportamiento dentro de la empresa, pero ambos son adultos — dice con mesura.

— Si, pero yo desconocía por completo...

— Es de eso de lo que quiero hablarle, lo que escuchó no es verdad — dice ella con tranquilidad, aunque sus manos denotan otra cosa.

— No tienes por qué esforzarte en mentir — dice recargando sus codos en el escritorio — Lamento mucho no haberme dado cuenta antes.

Isabela frunce el ceño por la manera en la que se está comportando. Lo mira de una manera muy diferente a como se ha comportado todos esos años. Siente un toque de desfachatez en sus palabras.

— Es verdad, hace unos meses era así, mi sentimiento platónico hacia usted existían, lo que he venido a aclararle es que eso no es más, yo no tengo ningún sentimiento por usted actualmente, mi intención de esclarecerlo es para que no interfiriera en mi trabajo, porque no deseo perder mi empleo, si usted gusta puedo ser transferida a otra área — dice decidida, las palabras toman por sorpresa a Braulio.

— Isabela, yo... no sé que decir, me has dejado algo atónito, pero no deseo que pierdas tu trabajo, por el momento deseo que las cosas sigan igual — dice acomodándose en su silla. Isabela asiente y sale de la oficina. Braulio está algo confundido ahora, no tiene más de una hora que escucho que ella estaba enamorada de él y ahora es ella quien le dice que ya no es así. Se abruma tanto que necesita salir de la empresa.

Pablo mira a Isa que sigue trabajando con normalidad, el rubio siente la tensión en el ambiente cuando Braulio sale sin decir nada y simplemente se va.

— No lo ha tomado muy bien — dice Pablo — ¿Qué le has dicho?

— La verdad, que tenía sentimientos por él, pero que ahora no es así — contesta Isabela mientras escribe en su computadora.

— Así de fácil, le has golpeado el ego — dice Pablo suspirando y sentándose frente a ella.




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