Desde aquel momento

C27- Nunca lo dudes...

 

 

 

—Isabela, abre la puerta por favor… tienes dos días sin ir al trabajo y no contestas mis llamadas. Braulio me ha contado que Bruno fue detenido. Isa, amiga por favor habla conmigo.

Isabela escuchaba a Xiomara detrás de la puerta de su departamento, se había encerrado sin intención de ver a nadie, su celular lo apagó, estaba intentando de entender y a la vez que su corazón soportara ese dolor. Pero no podía, había algo en todo eso que no podía concebir, la imagen se repetía en su cabeza, toda la información que leyó. Se puso de pie cuando la insistencia de Xiomara no paraba, sin duda tiraría esa puerta con facilidad. Abrió con cuidado y se dejó ver, estaba hecha un desastre el rostro de su amiga lo podía constatar.

—Isabela ¿qué paso?, acusan a Bruno de atacar a esa mujer.

—Lo sé, estuve ahí.

—¿Qué dices? Por dios, habla, que así no puedo entenderte.

—Al parecer pasó cuando estuvieron casados, él la golpeo, hizo tantas cosas Chía — dijo al borde de las lágrimas, Xiomara la tomó entre sus brazos con fuerza.

—Isabela, pero tú le creíste a esa mujer, esa mujer esta loca, no necesitas ser especialista para darte cuenta.

—Hay un informe, la acusación, fotos, ella tiene todo…

—Pero debes hablar con él, esto tiene solución.

—No lo sé Chía, solo quiero que esto se detenga, no puedo más.

—Habla con él.

—¡Él lo acepto! Bruno me lo dijo… él hizo todo eso — exclamó separándose de ella comenzando a llorar de nuevo. —El hombre que describieron en ese informe es una aberración.

—Tienes que hablar con Braulio, vamos…

—¿Por qué?

—Él me dijo algo de Bruno, pero tienes que escucharlo de él… tal vez ese sea un motivo.

—¿Un motivo? — pronuncio mirándola con duda.

—¡Carajo Isa, vístete ahora mismo!

 

Xiomara sacó  arrastras a Isa de su departamento llegaron al hospital minutos después, isabela no se sentía muy bien por estar ahí, le preocupaba toparse con el gemelo, pero si lo que había dicho chía era verdad, Bruno estaría detenido, habían sido dos días muy difíciles para ella, Bruno fue directo y a la vez siente que no dijo nada, aceptar tan fácilmente la culpa de sus actos le dolía, él todo ese tiempo había sido un hombre tan centrado, bueno y amable con ella.

—No tendrás problema por traerme, tal vez la mamá de ellos este aquí.

—Me hice amiga de las enfermeras y tampoco soportan tanto a esa señora, así que tenemos cómplices, deberíamos preguntar por la situación de Pablo, sé que Braulio ha estado al pendiente.

—Sí me gustaría saber de él

—Tal vez Pablo también pueda decirte algo.

—Ahora que lo dices y recordando sus palabras, él decía que Bruno era un hombre difícil, pero…

—Valía la pena, Isa, tú lo amas de eso no hay duda, ahora todo puede tener una explicación.

—No sé que pensar en este momento, me siento confundida y dolida.

—Amiga, estás aprendiendo a amar fuera de un cuento de hadas, cuando estabas ilusionada con Braulio te imaginabas un mundo tan rosa, nunca te lo quise decir, me gustaba escucharte, pero ahora estás parada sobre un terreno diferente, este es amor real y la persona que ames tendrá defectos, como virtudes, ahora la pregunta es ¿Puedes con esos defectos? Si pones en una balanza todo ¿qué ganará?, ahora esperemos lo que tiene que contar Braulio y hazte la misma pregunta.

Isabela escuchó callada lo que su amiga tenía que decir, no era ninguna mentira lo que ella decía, al final cuando vivía enamorada de su jefe, sus cuentos eran castillos majestuosos en el aire, jamás se planteó un puntito negro en todo ese rosa, se sentía dolida por haberse enterado de esa manera, aquella mujer lo disfrutó sin duda y ella había caído como una tonta en un juego macabro de la cruel Tara. Se adentraron por el pasillo hasta la habitación de Braulio, como se lo dijo Chía, las enfermeras les ayudaron a entrar y les avisaron que la mamá de Braulio se había retirado hace poco.

—Hola, señor Braulio — saludó Chía, Braulio estaba leyendo algunos documentos que le habían hecho llegar de la oficina, Isa se sintió mal por haber dejado su trabajo de lado esos días.

—Hola, ¿Isabela? — Isa sonrió levemente en un saludo.

—La he traído a rastras.

—¿Qué ha pasado? — preguntó el gemelo, ambas entraron e Isa les contó todo lo que había pasado.

Braulio escuchó atento, no interrumpió en ningún momento todo lo que ella dijo, ni cuando Isabela soltó unas algunas lágrimas, estaba tratando de entender todo, realmente desconocía muchas cosas de su hermano después que se separaron, cuando pasaron las últimas cosas que lo alejaron por completo se quedó en el limbo, su hermano se casó, lo sabía ahora y gracias a su madre, pero también que estaba divorciándose. La mujer le pareció ser una arpía sin duda.

—Tara es la mujer con la que estabas en el bar… — dijo Chía cuando Isa se calló.




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