Desliz en camino [nd1] (en físico)

CAPÍTULO 15

VIOLETTA

Marina sonríe cuando termino de contarle lo que pasó con Izan y su madre, y yo me mantengo aterrada en mi lugar.

—Entonces... ¿cenarás hoy con tus suegros?

Que lo mencione tal y como lo que es y no como lo que le dije, me hace reírme como tonta.

Cenaré con mis nuevos suegros. Qué locura.

—Sí. —Me cubro la cara como toda una colegiala—. Siento que todo está pasando muy rápido en tan poco tiempo.

—Solo disfrútalo, cariño. —Toma mi mano sobre la mesa—. Mereces todo lo bueno, e Izan ha demostrado ser bueno para ti, te cuida mucho y se preocupa por ti.

Y lo sé, claro que lo ha demostrado como para saber que en serio le importo.

—Sí. —Suspiro—. Esto es tan loco, pero me siento tan diferente que como me sentía con Lizardo.

—Entonces apruebo con más ganas a Izan, me alegra escucharte decir eso. —Levanta su vaso con té helado y me insta a chocarlo con mi jugo de naranja. Riéndome, lo levanto también para hacerlo—. Sobre lo que quería hablar contigo...

Mira su vaso cuando lo devuelve a su lugar en la mesa y suspira. Trae una sonrisa pero también noto la preocupación en su voz.

—Sí... ¿qué querías decirme? Dijiste que era importante.

Le muestro mi apoyo, poniendo ahora yo mi mano sobre la suya. Vuelve a tomar aire y me mira.

—¿Estás embarazada? —le pregunto a modo de broma, pero cautelosa a su respuesta. Ella trata de no reírse de mi ocurrencia.

—Sí, estoy embarazada —dramatiza, demostrando que es mentira y yo me río—. Laura y yo volvimos a la clínica patito y le pedimos que me injertaran sus óvulos para embarazarme.

Me río más fuerte, llamando la atención de la gente en el restaurante.

Me da un manotazo.

—No es eso, boba. —Vuelve a tomar aire—. En realidad, lo que te quiero decir es que me voy a mudar con Laura.

—¿En serio?

No puedo esconder mi sonrisa cuando asiente. Ella parece confundida por mi reacción.

—Eso es maravilloso, Marina.

—¿De verdad lo crees? Estaba aterrada, pensé que dirías que es muy pronto o algo así.

Tiene razón.

Apenas analizo todo. Se supondría que yo debería decirle eso, que apenas llevan tres meses y medio de relación, que no sabe si es correcto avanzar en esto o si no ha notado que se está precipitando.

Pero, caray, ¿quién soy yo para juzgar eso? Tengo cuatro meses de embarazo de un hombre que es mi novio hace apenas media hora. Aunque hemos pasado un mes entero comportándonos ya como pareja, lo hicimos oficial hoy. Es hipócrita de mi parte, más bien.

Bueno, ¿qué importa eso ahora? Soy feliz, ¿no? Y lo merezco, por supuesto que lo merezco, ya desprecié mucho lo que a mí me importa por meses, tengo que comenzar a disfrutar.

—¿Eres feliz, Marina?

Le toma un poco desprevenida mi pregunta pero no titubea para asentir frenética.

—Laura es todo lo que he esperado de una persona, claro que me hace muy feliz y la amo mucho. Además mi mamá la adora, dice que gracias a ella me nota distinta y le parece bueno.

Yo también lo he notado. Sonríe más de lo habitual y no disimula su coquetería cuando está con Laura.

Además me gusta que se preocupe por otras cosas que no sean yo últimamente.

—Ya nos hacía falta estar en el lugar correcto, ¿no? Laura te hace feliz, Izan me hace feliz a mí y merecemos eso.

Mis palabras la hacen sonreír todavía más y volvemos a brindar entre risas.

—Sí, claro que estamos en el lugar correcto, cielo.

***

Llevo puesto un vestido azul cielo y decidí ponerme unos zapatos bajos color negro. Mi cabello lo dejé suelto y traté que se viera lo más ondulado posible para que me luciera.

—Te ves preciosa, mi amor. —Izan me abraza desde atrás mientras me pongo los aretes frente al espejo. Me besa la mejilla y pone sus manos en mi abultado vientre—. ¿Aún no sucede?

Ha estado ansioso con el movimiento de los bebés y estos aún no hacen su gran acto.

—No, pero yo digo que pronto pasará. —Me giro para abrazarlo de frente—. En esta próxima cita veremos si se dejan ver para saber que son, ¿no?

Sonríe y asiente.

—¿Esta vez verás la pantalla?

Me recargo en su pecho y asiento. En el último ultrasonido estaba dormida, así que tampoco lo vi como el primero, y aunque claro está que aquella plaquita que vimos juntos es mi objeto más preciado, verlos moverse en la pantalla será mejor.

—Bueno, hay que irnos —digo, acomodándome el cabello tras las orejas.

Nos separamos y tomo mi bolso. Me comen los nervios por la cena pero sé que esto es algo que debo enfrentar, que ellos me conozcan como la novia de Izan.

Cuando llegamos, mis piernas flaquean al escuchar la risa de la mamá de Izan. Él me abraza por los hombros y me dice que no me preocupe, porque me van a adorar tanto como él lo hace.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.