Desliz en camino [nd1] (en físico)

CAPÍTULO 17

VIOLETTA

La celebración es más grande de lo que imaginé. Hay muchas personas, entre ellas, los socios y familia de Izan. Está la novia que fotografié, quien me sonríe y me felicita por el embarazo. El tipo Tomas que me incomodó aquella noche no me puede ni ver a la cara pero, cuando me lo cruzo, se disculpa conmigo y con Izan, alegando que hoy no tomará nada de alcohol.

Laura y Marina están recibiendo a los invitados, dándoles unos folletos donde se menciona los beneficios de la nueva aplicación que se lanzará y también algunos agradecimientos por el recibimiento de la empresa todos estos años.

Hay un par de mesas con variaciones de comidas a elegir y una barra de donde el bartender que contrataron ya anda sirviendo algunos tragos.

Todo está tal y como arduamente lo planearon Laura e Izan. Estoy orgullosa.

—Sean todos bienvenidos a nuestra séptima celebración de nuestra querida empresa. —Izan comienza a dar un discurso mientras yo me mantengo en nuestra mesa junto a Marina.

Habla de los años y el proceso, los logros, de actualizaciones y mejoras. Y finalmente presenta su nueva aplicación. Laura también habla un poco sobre su funcionamiento y las pruebas que se realizaron para que se lograra. Menciona los nombres de los implicados en la programación y más orgullosa me siento al escuchar el nombre de Izan. Ya tenía idea de las aplicaciones en las que ha influido parcialmente en su creación, pero me emociona la ovación que reciben ambos al finalizar la presentación.

Bajan del podio y mi amiga no espera nada y se va a abrazar a su novia para felicitarla. Yo me espero a que Izan llegue hasta nuestra mesa para levantarme y darle su merecido abrazo.

—Muchas felicidades, amor, ha sido una muy buena presentación —digo y él me da un beso en la mejilla. Me mira sonriente.

—Gracias, mi amor. —Me da otro beso pero en la boca—. Tú también te estás luciendo, ¿eh? Ese vestido te queda perfecto.

Me compró un vestido largo, rojo y de brillos para que, según él, deslumbrara esta noche y todos vieran a la mujer hermosa de la que él estaba enamorado. Yo me sentí soñada, porque todo lo hizo como si no viviéramos en la misma casa. Le pidió a Marina mi talla de zapatos para el conjunto e hizo que ella me llevara todo en una caja elegante a casa mientras él estaba en la empresa.

—Te quiero presentar a unos socios, les hablé tanto de ti y los bebés que mueren por conocerte. —Nos separamos y me guía a donde dice.

Me presenta a unos hombres que encantados también nos presentan a sus novias o esposas. Entablo rápido conversación con ellas y me siento de lo más cómoda. Me cuentan de sus hijos que están en sus casas, de lo lindos que son y hasta me invitan a conocerlos algún día de estos.

Minutos más tarde, me disculpo para ir al baño. Marina me queda un poco lejos de donde estoy así que voy sola. Dentro está una mujer pintándose los labios frente al espejo. Al verme me escanea de pies a cabeza y después me ignora. Yo hago mis necesidades y cuando salgo, sigue ahí.

Se respira rápidamente una actitud prepotente de su parte así que decido ignorarla yo, sacando el teléfono de mi bolso y me doy cuenta que tengo un mensaje de ni más ni menos que Lizardo en mis redes sociales. Justo compartí una fotografía mía con Izan del pecho para arriba que nos tomamos cuando llegamos. Él besando mi mejilla y yo tomándolo de la barbilla mientras sonrío.

“Violetta, necesito verte, ¿crees que podamos vernos mañana en el café de siempre?”

Suelto una amarga risa, ¿qué le pasa a este tipo?

“La única razón por la que yo te vería sería para que me pagues lo que me robaste, cabrón” le respondo.

Levanto la vista, gimoteando y la tipa me voltea a ver. La hija de su mamá se ríe.

—Qué pena ser un vientre alquilado y creerse el sueño de ser la mujer de Izan Meléndez, ¿eh? —dice de repente y yo no puedo evitar fruncir el ceño y preguntarme cómo es que ella sabe eso.

No se lo pregunto, decido ignorarla para no discutir y continúo en mi teléfono.

Para mi sorpresa, Lizardo me responde que justamente eso quiere, pagarme lo que me robó.

—Izan es de los que se divierten y luego te botan. —Se ríe otra vez.

—Exclamó la perra que lo abandonó en su peor momento. —La voz de Laura alerta a la tipa que finge no haber estado haciendo nada malo.

¿Entonces esta es la ex de Izan?

—Lárgate de aquí, nadie te invitó, Rebecca —continúa Laura.

La tipa, pese a dejar claro que le tiene miedo a Laura, se sigue mostrando prepotente.

—Mi esposo es futuro socio de ZaiPro, claro que estoy invitada, soy la esposa de Antonio Belmonte. —Orgullosa, se acomoda su rosado vestido y pasa por un lado de nosotras, riéndose antes de salir.

—Ay, pinche vieja maldita. —Laura quiere perseguirla para, asumo, golpearla pero se controla y me ve—. No le vayas a creer nada a esa estúpida, ¿eh?

—Claro que no. —Entonces logro reaccionar a lo que acaba de pasar y ahora soy yo la que quiere perseguirla—. Deja le rompo su madre yo misma.

—Ya, ya, mira. —Me detiene y toma aire—. Izan me mandó a revisar que estuvieran bien porque Marina fue por comida, ¿te hizo algo?

—No, solo me dio a entender que Izan me estaba usando, pero sabes que no creería eso. —Laura asiente ante mi respuesta. Yo trato de respirar con normalidad porque me alteré. La actitud de esa mujer definitivamente es una mierda, se cree muchísimo—. Volvamos a la fiesta, ¿sí? Esa mujer no tiene por qué arruinarnos esta noche, Laura.

Asiente y salimos del baño. Izan, inesperadamente, está a un lado de la puerta por fuera y, preocupado por mí, me revisa de pies a cabeza y luego me abraza.

—No le hizo nada —dice Laura—. Pero yo estoy muy molesta porque le dijo cosas estúpidas, por favor dame permiso para llamar a seguridad.

—Que la saquen, no sé por qué está aquí. —Decidido, él busca con la mirada a alguien de seguridad pero los detengo a ambos, recordándoles que indirectamente está invitada. Aun así, noto la mirada que me muestra Izan después y me doy cuenta que está decidido a perder una sociedad por mí.




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