El nudo en mi garganta aumenta, la bola en mi pecho no me deja tragar saliva, las lágrimas se agolpan en mis cansados ojos, el viento las seca. Ni una sola cae, ni una sola conocerá el ordinario rostro que tengo, no surcará las imperfecciones que existen desde hace tanto tiempo, que ya no sé cuál es exactamente...
No serán libres, no cumplirán con su propósito; el dolor no menguará, seguiré siendo la esclava de mi conciencia, la sumisa de mis complejos, la ladrona de mi felicidad, la oprimida por mis rencores y seguiré siendo la cruel criatura que borra sus recuerdos, confinándose así, al vacío de su triste existencia.