Faltaban unos días para la boda, Maximiliano ya se había rendido ante la petición de su abuelo y decidido aceptar, no podía dejar de sentirse mal porque Sofia se viera obligada a casarse con él, pero la situación ya se salía de su control pues en realidad aparte de unir sus familias todo era por ella, para que pudiera contar formalmente con el respaldo que le ofrecían los Montenegro y así su tío no se aprovechara de la situación para quedarse con todo lo que sus padres le habían dejado a ella.
Ese día Maximiliano no podía dejar de recordar el momento en que la volvió a ver después de su regreso al país ya que sintió como su corazón se detuvo en el instante en que ella ingreso al gran salón de la mansión Montenegro donde su abuelo la había citado para que hablaran sobre el matrimonio, para él estaba aún más hermosa que antes, como si eso fuera posible, pero aun así tuvo que fingir indiferencia, mucho más al ver que ella tampoco mostraba ninguna buena emociona al verlo, lo que era claramente justificable, pues él se marchó por 5 años sin despedirse y sus últimos encuentros no fueron de lo más gratos que digamos, pero Maximiliano ni la misma Sofia para ese momento entendían bien sus emociones, ya que cada uno quería mentirse a sí mismos y fingir que no les afectaba para nada ese encuentro, sin embargo la realidad era otra, pues sus corazones si vibraban al unisonó sin que ellos lo admitieran.
Aun así la reunión fue fría, solo eran sus abuelos quienes hablaban y ellos solo aceptaban todo, sin pronunciar palabra, ellos solo se daban miradas furtivas intentando saber que pensaba el otro, sin conseguirlo realmente, por du parte Maximiliano no había visto cerca a Saul y no sabía cómo exactamente debía interpretar ello, una parte de él quería preguntar si habían terminado su relación, pero temió conocer las respuesta a esa pregunta, por lo que decidió no decir nada al respecto, mientras Sofia pensaba lo mismo pero con respecto a Lorena, pero tampoco tuvo el valor para preguntar así que al final solo dejaron que cada uno se perdiera en sus propias conclusiones.
Desde esa reunión cada uno decidió ignorar lo que habían sentido al ver al otro y las múltiples preguntas que les encantaría hacerse para pasar a ser la pareja perfecta antes las cámaras, montando a la prensa que los acechaba lo que querían ver y ya. Aunque en el fondo realmente lo disfrutaban.
Aunque Maximiliano no quisiera admitirlo estaba secretamente feliz de poder casarse con Sofia, aunque solo fuera por un contrato, él la verdad es que jamás pensó mucho en que solo sería por dos años, pues quizás en su mente quiso omitir ese detalle y creer que una vez casados se quedarían juntos para siempre o al menos ese era su plan, pero ya sabemos lo que sucedió después.
Sin embargo, el Maximiliano de ese entonces ignoraba el futuro y solo estaba concentrado en su trabajo ya que con todo lo del matrimonio debía adelantar trabajo en cuanto podía, pues sus abuelos los tenían corriendo de arriba para abajo con los preparativos, para dos personas que no querían casarse, ellos estaban muy involucrados en el proceso, decidieron comida, decoración, invitaciones y demás, todo casi sin haberse, aun así, parecía que tenían un entendimiento tácito para todo
Pero la concentración de Maximiliano se vio interrumpida cuando un golpe su puerta lo distrajo, sabiendo que el único que podría ser era Erick dio el paso, recibiendo efectivamente a su asistente que venía con una noticia.
Minutos después una muy bella Silvia ingresaba segura a la oficina de Maximiliano, se había llenado de valor para hacer lo que quería desde hace años, pero que no se había atrevido antes, pensó que era ahora o nunca.
La honesta reacción de Maximiliano fue de absoluto asombro, él nunca se había dado cuenta de ello, de ser así habría hablado con ella, lamenta mucho que Silvia haya echo tremendo viaje hasta allá para decirle eso, aunque debe admitir que admira su valentía para expresar sus sentimientos, él no la tuvo en su momento sin embargo debía ser sincero con ella, para evitar que sufriera más.