Después del contrato

Epilogo

  • ¡Sofia! – Exclama Maximiliano intentando contener su enojo.
  • ¿Por qué me dices Sofia? Y ¿Por qué me gritas? – Cuestiona Sofia en voz baja con grandes lagrimas amenazando por salir de sus ojos, haciendo que su pobre esposo se siente ridículamente mal por hacerla poner triste.
  • Amor, no te estoy gritando. – Explica con un plato en su mano. – Pero mira la hora y no has comido nada, los bebes necesitan alimentarse. – Explica Maximiliano con toda la paciencia del caso, su bella esposa está muy sensible desde que esta embarazada y el solo puede rezar para que los niños nazcan lo mas pronto posible, si, son dos, lo bueno es que ya solo le faltan 3 meses.
  • No tengo hambre. – Se defiende ella, aun con indignación por el tono de su esposo. – Es porque estoy gorda, ¿verdad?, por eso ya no me amas. – Reclama Sofia segura que hace que su esposo oculte su risa, pues si lo ve, ahora si se enojara más.
  • Claro que no cielo, primero no estás gorda, estas embarazada y segundo estas hermosa, tu cada día eres mas hermosa sin importar que. – Declara el mirándola a los ojos y dejándole un beso en los labios.
  • Jummm claro. – Responde ella cruzándose de brazos, aunque con una sonrisa, así que Maximiliano ya supero esa pequeña crisis.
  • Ahora, ven come algo. – La convence.

Así una nueva pequeña batalla se suscita entre todas las que diariamente tienen cabida en la casa Montenegro Villareal ya que desde que Sofia esta embarazada, Maximiliano esta al pendiente de todo no queriendo ni que se mueva, pero Sofia sigue trabajando y haciendo sus labores haciendo que cada día tengan una nueva pelea por cualquier cosa, pero así son extremadamente felices.

5 años después

  • Papi, Matthias me esta molestando. – Grita indignada una hermosa niña de 5 años corriendo hacia su padre que ya listo la recibe en sus brazos.
  • ¿Qué te hizo mi niña? – Pregunta de inmediato con todo el amor del mundo, haciendo que Sofia que veía la escena rodara los ojos, si no conociera a su pequeña manipuladora, seguro fue ella la que le hizo algo a su hermano, el se defendió y ahora viene ella con todo su drama.
  • Me saco de la habitación. – Cuenta indignada.
  • Pero diles, ¿por qué? – Interviene Matthias llegando a la sala, donde estaban sus padres y su hermana quejándose.
  • Papi es solo que sin querer rompí uno de sus carritos. – Confiesa poniendo grandes lagrimas en sus ojos, tal cual como lo hace su madre cuando quiere salirse con la suya.
  • Evelin. – Regaña su madre, pero obvio su adorado padre lo solucionaría.
  • Ya, esta bien, mi nena lo hizo sin querer, ¿verdad amor? – Dice mirando su hija para que colabore.
  • Claro. – Expone haciendo que su padre la baje, corriendo hacia su hermano. – Perdón Mati, te amo mucho, yo le pediré a papi que de mi mesada te compre otro carrito igual. – Le sonríe hermosamente y con eso ya lo tiene en su bolsillo nuevamente.
  • Está bien.

Con eso ambos se van nuevamente a jugar juntos, siempre es lo mismo.

  • Son increíbles. – Comenta Maximiliano viendo como se marchan sus hijos, esos dos tienen todo su corazón.
  • Lo son. – Sonríe Sofia para acercarse a Maximiliano. – y tu eres un padre maravilloso, Te amo. – Dice Sofia besando a su esposo feliz con la familia que han construido.
  • Yo te amo mucho mas mi bella esposa. – Dice el devolviendo el beso, para salir a buscar a sus hijos al jardín y pasar tiempo con ellos, entre risas, juegos y mucho amor.

Ya en la noche Maximiliano les había terminado de leer un libro a sus hijos para que se durmiera, Evelin ya había caído rendida, mientras que Mattias ya con los ojos chiquitos le dijo a su padre.

  • Papi no es necesario que me compres otro carrito de la mesada de mi hermana. – Dijo el con sinceridad.
  • ¿Por qué? – Cuestiona Maximiliano. – Tu hermana lo rompió debe hacerse responsable.
  • Lo hizo sin querer, si me enoje con ella, pero en realidad no fue su culpa. – Dice Mattias habiendo sonreír a su padre, esos niños se aman y su hijo siempre está cuidando, protegiendo y excusando a su hermana de todo.
  • Esta bien. – Acepta Max.
  • Gracias, te amo papá. – Se despide Mattias antes de dejarse vencer por el sueño.
  • Yo más, campeón. – Dice Max dejando un beso en la frente de su hijo y otro en la de su hija, para salir y dirigirse a su habitación.
  • Es igualito a ti. – Comenta Sofia, recordando con cariño cuando eran niños y Maximiliano siempre se culpaba de todo para que no la regañaran a ella.
  • Lo es. – Responde con una gran sonrisa orgullosa. – Como Eve es como tú. – Sonríe.
  • Cierto. – Sonríen los dos completamente enamorados de sus hijos, tanto como uno del otro.




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