Destino

Capitulo 23

         -Puede necesitar de usted, pero no de esa mentira que eres, que armaste engañando a todos… Burlándote de la religión, de sus normas.               -¡Yo no he hecho eso!

         -¿Qué cree que pensará la Madre Mercedes, cuando le diga o descubra quien es usted?

         -Pues…No…

         -Puede pensar que solo quiso burlarse de ella, vengarse…

         -¡Pero eso no es verdad! ¡Fue el destino que…!

         -¡Ella no lo verá así, ni lo sentirá así! Y más cuando ya tuvo problemas con usted en el colegio de donde la sacaron a usted por algo que la Madre Mercedes no hizo…Pero que usaron para sacarla a ella…

         -¡Agárrese bien Madre, que ya nos vamos!

         -Pero… ¿No puede esperar unos minutos más?

         -No. No quiero que la lluvia me atrape y el cielo comienza a cubrirse de nubes. ¿Desea que le traiga algo?

         -No. Estoy bien, gracias.  ¿Pero usted sabrá dónde…?

         -Sí, el Padre me dijo donde debo dejarla y me dio unos números de teléfono.

         La religiosa bajó la cabeza con tristeza, mientras el conductor buscaba su puesto frente al volante y encendía el motor… Y cuando ya se ponía en marcha, María Claudia apareció, subiendo con rapidez, pero haciendo una señal de silencio al conductor que sonrió contento, mirando a la Superiora, que tres puestos atrás, en su ceguera permanecía alejada de todo.

         Una hora de viaje, donde no se escuchó más que el ruido molesto del viejo autobús y su vaivén con lo malo del camino.

         María Claudia de vez en cuando miraba hacia atrás, vigilando a la Superiora, que permanecía, muy tranquila… Aquello sin saber porque la incomodaba. Unos minutos más y la voz de la ciega se escuchó:

         -¿Piensa guardar silencio todo el viaje, Sor María?

         La muchacha quedó asombrada y nuevamente con su mano le dijo al conductor que hablara y no dijera que ella estaba.

         -¿Qué dice Madre? ¡Solo usted y yo vamos en…!

         -¿Encima va hacer que el señor mienta? ¡Bueno…! ¡Calle, si eso la hace feliz! Pero espero que nadie del colegio la vea cuando yo baje.

         De nuevo el profundo silencio, que esta vez rompió el chofer, que algo incómodo, dijo:

         - Dentro de unos minutos pasaremos por un pueblo, si desea que me detenga para que…

         -Por mí no se preocupe puede seguir.

         -Pero luego, serán varias horas hasta el aeropuerto.

         Ya no recibió respuesta y al mirar a la Superiora, vio cómo se acomodaba para dormir y luego al mirar a Sor María, la muchacha le hizo una señal de desinterés con los hombros.

         El autobús se detuvo en medio de la nada… María Claudia miró a la monja Superiora que ni se movió.

         Sin apagar el motor del vehículo, el hombre bajó casi corriendo, perdiéndose por la parte trasera del auto. Unos minutos y volvió, acomodándose el pantalón. Se sentó en su puesto, sin mirar a ninguna de las dos mujeres y continuó.

         -Padre Lucas.

         -¿Si Hermana Ángela?

         -Lo vi hablando con Sor María y pensé que haría que se quedara.

         -Pues ya ve… Sor María eligió irse.

         -Usted debió ordenarle que se quedara. La obediencia, es primero que cualquier amistad.

         -Hermana Ángela… Recuerde que Sor María es una novicia y la Madre Mercedes su Superiora. Se fueron juntas porque así debía ser.

         -¡Oye creo que jamás podrá llevar los hábitos o será una mala religiosa!

         -¡Quién sabe Hermana Ángela! Toda persona tiene derecho a escoger su destino, probando caminos…

         El bullicio de voces despertó a la Madre Mercedes de forma brusca. Sintió que le pasaban al lado y que se sentaban atrás y a la delante de ella. La voz del conductor le explicó:

         -¡Tranquila Madre! Son pasajeros, gente que va a comprar a la ciudad más cercana y yo soy su…

         -No se preocupe. Entiendo, ¿Cuánto falta para llegar?

         -Aún bastante.

         -Bien. Por favor me avisa.

         -¡Claro Madre!

         María Claudia al ver que subía gente, fue a sentarse tras la Madre y mirándola, sonrió levemente y sin querer sintió una gran tristeza.

         El autobús hizo parada en cinco lugares antes de llegar a donde esperaban a la Superiora. Dos paradas antes de llegar, María Claudia le dijo al chofer que le preguntara a la Madre, si deseaba ir al baño. El hombre apenado así lo hiso.

         -¿Desea ir al baño? Una de estas mujeres la puede llevar.

         -¡No quiero que nadie se moleste!

         -¡No será molestia Madre!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.