Punta Dorada, agosto 2011
Las cosas en el ámbito familiar marchaban bastante bien, después del pleito por causa de Lisandro, la nueva parejita no había tenido más inconvenientes y tanto Fredo como Gianpaolo comenzaban a concebir esperanzas de que el futuro no fuese tan explosivo como había pronosticado Luciano.
Damila se pasaba los días entre su estudio de ballet y el salón de música, ya que seguía empeñada en aprender a tocar el piano correctamente, mientras que Francesca seguía con sus prácticas de violín, pues en su opinión, el grupo en el que la habían colocado tenía mucho más nivel que ella y quería estar adecuadamente preparada cuando iniciasen las actividades. Ana se había convertido en una visitante frecuente y las tres chicas se habían vuelto buenas amigas.
Giulio seguía de cabeza en la expansión de su imperio, de modo que tenía mucho trabajo, pero desde que había iniciado su relación con Damila, hacía verdaderos esfuerzos no solo por estar presente a la hora de la cena, que era una obligación para todos, sino por llegar también a la hora del almuerzo, así como no había vuelto a marcharse en las mañanas sin antes despedirse, y aunque su relación con Damila marchaba bien, lo único que molestaba a Giulio era que ahora se sentía más vigilado que antes y no por su novia precisamente.
Una noche en la que Damila se había sentido mal con un dolor de cabeza y no había bajado a cenar, él se había sentido muy preocupado, y después de cenar había subido con intenciones de quedarse con ella hasta la hora de irse a dormir, pero había terminado quedándose dormido sentado a su lado. Aquello era algo que ya había sucedido con anterioridad en varias ocasiones antes de que iniciasen su relación de noviazgo, pero en aquella, fue violentamente sacado del sueño y arrastrado fuera de la habitación para encontrarse frente a los furiosos ojos de Luciano.
A su cerebro le había tomado algunos segundos entender y ubicarse, pero cuando lo hizo y como cabía esperar, montó en cólera.
Aquella discusión había enfurecido a Giulio y había pasado varios días disgustado con Luciano, pero finalmente se le había pasado y las cosas habían vuelto a la normalidad, más desde entonces, era que tenía la sensación de que cada uno de sus pasos era atentamente vigilado.
El noviazgo de Damila y Giulio había generado otra situación espinosa algo más adelante, porque cuando JC se puso en contacto con su hija para invitarla a comer, ella aceptó ir, pero se presentaría a la cita en compañía de Giulio. El día de la cena del compromiso y si bien Giulio no tragaba al individuo, estaba muy consciente de que era el padre de Damila, y de hecho, Luciano había desarrollado la odiosa costumbre de recordarle que quería convertirlo en su suegro, sin embargo, y aunque Giulio encargó a Alfredo localizarlo para invitarlo, JC estaba fuera del país.
Evidentemente, ver llegar a su hija en compañía de aquel sujeto, no podía haberle sentado peor a JC, pero estuvo a punto de sufrir un paro cardíaco cuando Damila le participó que Giulio era su novio. Tanto Fredo como Gianpaolo tuvieron la clara sensación de que aquel sujeto iba a golpear a Giulio, pero posiblemente, y siendo que había sido adecuadamente informado de la verdadera identidad del bambino, y el silencio que debía guardar al respecto, recordó al tío del susodicho y se contuvo, lo lamentable fue que no sujetara su lengua, porque aparte de que Giulio no era ningún escolar asustadizo y no se quedó callado, Damila tampoco lo hizo, de manera que aquella salida terminó muy mal y pudo haber terminado peor para JC, pues en cuanto se subieron al auto, Damila comenzó a llorar y la ira de Giulio alcanzó niveles estratosféricos. Sin embargo, por una combinación de buen juicio y amor, JC no terminó con una bala en la cabeza, pues Giulio logró recordar que aquel era el padre de Damila y que no podía hacerle nada sin causarle a ella un trauma emocional y un enorme dolor.
No obstante, JC parecía decidido a buscarse problemas, porque esa misma noche intentó ponerse en contacto con Kelly, pero siendo que el teléfono de ella estaba estrechamente vigilado, la llamada no pasó.
Ella asintió y Ángelo se encaminó hacia el estudio seguido por Alessandro. Un par de minutos después, estaba marcándole JC sin darle tiempo a Alessandro para preguntar qué estaba sucediendo, aunque se enteraría enseguida.
Alessandro elevó las cejas pensando que en verdad aquel sujeto debía estar loco o era decididamente estúpido.
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Editado: 27.03.2022