Punta Dorada, septiembre 2011
Bien mirado no había necesidad de agenciarse un lugar tan grande, pues si bien había más personas de las que a Luciano, por ejemplo, le habría parecido conveniente, no eran tantas y más que todo se trataba, aparte de la familia y los pocos amigos de Damila, de los ejecutivos del consorcio, los miembros de la organización con quienes como siempre, y aunque no se llevasen bien, seguían manteniendo las fórmulas de elemental cortesía, y de un centenar de personas muy influyentes a nivel político, económico o social y de la clase que no podía encontrarse en cualquier parte.
Naturalmente los Olaizola habían sido invitados, y no porque contasen con su aprecio, sino porque el señor Olaizola era el presidente de una de las más importantes empresas básicas del estado. Sin embargo, al menos la madre y la hija no podían estar más disgustadas, pues en el caso de la madre, había intentado infructuosamente comunicarse con Kelly, en teoría para ofrecerle su ayuda en los preparativos de la boda, pero Favio había impedido que eso sucediese, primero porque aquella mujer no era de ningún modo amiga de Kelly, y segundo, porque estaba perfectamente al tanto de cómo habían estado las cosas en el DF el año anterior. Y en el caso de la hija, estaba molesta tanto con su madre como con Damila, pues le había fastidiado el empeño de su madre en que se acercase a Damila, y con ésta, por sus desplantes cada vez que se habían visto, y porque jamás le contestó una llamada.
A JC tampoco le había ido muy bien y de hecho bastante mal, pues como ya se ha dicho, la sociedad de Punta Dorada era bastante cerrada, de modo que después de los eventos en el DF y cuando la familia de JC se enteró de que el asunto de María Teresa y la niña ya no era un secreto, quisieron apalearlo, ya que en su opinión, había cometido el más horroroso de los crímenes al colocarlos en aquella pésima posición. No obstante, y de alguna manera solo comprensible para ellos, no habían prestado la atención debida al nombre del sujeto con el que andaba Kelly, de manera que casi sufren un colapso cuando recibieron la invitación a la boda, pues en el último año, el Consorcio Del Piero se había afianzado en Punta Dorada y ellos estaban al tanto de que siendo quienes eran, no podían rechazar aquella invitación. Sin embargo, lucía muy posible que los Montiel desheredaran a JC, pues se había presentado en compañía de María Teresa, y aunque ya todo el asunto se sabía, eso no la colocaba a ella más cerca de ser aceptada de ninguna manera.
Ángelo sabía todo lo anterior, pero como aquel era el ser más vengativo, rencoroso y maligno que podía existir, sujetó firmemente a Kelly y se encaminó hacia la mesa de los Montiel.
Aunque Kelly no estaba muy segura de eso, porque se había pasado muchos años lidiando con la antipatía y los malos tratos por parte de su suegra, especialmente, Ángelo tenía razón como comprobaría en breve, pues aparte de que fue tratada con mucha cortesía, Ángelo disfrutó en forma grosera hablando de lo muy orgulloso que estaba de Damila, de sus logros, de su talento, de su inteligencia y de un sinfín de cosas más de las que ellos no parecían tener ni la más mínima idea, como en efecto era, y casi parecía que les estuviese hablando de una extraña, algo más acertado aun, porque no tenían prácticamente ningún trato con Damila.
Dicho esto se excusó y se alejaron dejando a los Montiel a medio camino entre la ira y la vergüenza, pues compartían la mesa con la familia de otro juez y con José Luis Montenegro, el casi seguro, futuro gobernador de la provincia, mismo que se apresuró a abandonarla para ir en busca de Nino e informarse cómo lo afectaría su relación con los Montiel, de cara a las próximas elecciones y llevándose tan obviamente mal con sus principales benefactores. Sin embargo, Nino decidió mostrarse generoso y le dijo que mientras no hiciese nada que disgustase a su tío, podía tratar con quien quisiese, pero sí le advirtió que cualquier cosa que tuviese que ver con JC Montiel en particular, calificaba en el renglón de las mencionadas molestias, aunque su familia estaba exenta de ello, al menos por ahora.
En otro lugar del salón y siendo que como de costumbre, Dante se aburría en aquella clase de fiestas, estaba haciéndole la vida miserable a Romeo.
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Editado: 27.03.2022