Destino de Sangre (libro 10. Nueva Generación)

Cap. 7 Redención

 

Cap. 07 Redención

 

Las Águilas, septiembre 2011

El nuevo matrimonio había iniciado su luna de miel en la isla donde pasaron una semana, de allí se fueron a Las Águilas, la hacienda que, aunque era propiedad de los Genovesse y ya Ángelo no lo era, igual era utilizada indistintamente por cualquiera que se apellidase Del Piero o Rossi como si fuesen sus legítimos dueños.

Inicialmente y cuando Ángelo le participó a Luciano cuál sería el itinerario, éste se mostró en desacuerdo con la elección, al menos en su segunda parte.

  • Explícame por qué si puedes ir a casi cualquier lugar en el mundo, vas a escoger uno con tan malos recuerdos, AG
  • No tengo por qué darte explicaciones

Esto obedecía a que aquel era el lugar al que Ángelo había llevado a Kelly cuando insistía en su culpabilidad, y siendo que ella lo había pasado muy mal allí, aunque nunca había hablado de ello, Luciano y Ángelo se enfrascaron en una inútil discusión en la que Ángelo le dio órdenes específicas y casi terminaron a golpes, pero finalmente a Luciano no le quedó más alternativa que cruzar los dedos y esperar lo mejor.

Ángelo tenía un propósito muy concreto, y aunque cuando estaban por subirse al jet  para abandonar la isla, Luciano había insistido, igual marcharon a Las Águilas. Al llegar fueron recibidos por unos emocionados Sebastian y Concepción que ya habían sido notificados de su llegada, y de hecho, la mitad del GA2 se había trasladado allí desde la noche anterior.

  • Bienvenido a casa, niño Ángelo  --  dijo Sebastian
  • Mi niño, no sabe lo contenta que estoy de verlo otra vez y ahora con una linda esposa, porque ya…
  • Concepción  --  la interrumpió su marido
  • Gracias Sebastian  --  dijo Ángelo y después de dejarse abrazar por el matrimonio, pasó a hacer las presentaciones  --  Ella es Kelly, mi esposa  --  les dijo  --  Bambina, ellos son Sebastian y Concepción
  • Bienvenida a Las Águilas, señora  --  dijo el hombre con una cálida sonrisa y ella correspondió del mismo modo

Pero mientras Sebastian la había saludado con normalidad, su mujer parecía imposibilitada de hacerlo y solo lloraba, de modo que Kelly se acercó a ella y le dio un abrazo. Una vez que había pasado la conmoción, Concepción condujo a Kelly hasta la habitación para que se cambiase mientras que Sebastian iba por café. Ángelo se quedó en el salón y notó que Luciano lo miraba con malignidad

  • ¿Qué?
  • ¿Niño Ángelo?  --  preguntó con sorna  --  Si me preguntan, tú nunca has sido niño, y de aureolas y alas andas más escaso
  • ¡Largo, infeliz!  --  exclamó y Luciano se alejó riendo

Después de un breve recorrido por la casa, fue servido el almuerzo, y aunque no había postre como tal, sino una extensa variedad de frutas, Kelly que no era muy amante de las mismas se esforzó en comer alguna, pero Ángelo tomó nota mental de aquello para que fuese solucionado de inmediato. Ese día y renunciando al habitual descanso vespertino, Ángelo la condujo por un pasillo y la hizo entrar a una habitación que no era a la que la había llevado Concepción al llegar, así que miró a Ángelo en forma interrogativa.

  • ¿Era tu habitación cuando estabas pequeño?  --  le preguntó, pero al ver la tristeza en sus ojos arrugó el entrecejo  --  ¿Qué sucede, abogado?
  • Bambina, aunque nunca hemos hablado de esto, quise venir a este lugar para…  --  tomó aire, sujetó sus manos y se arrodilló frente a ella  --  para pedirte perdón

En un primer momento Kelly no entendió, pero un segundo después fue como si descorriesen una cortina y sus ojos se abrieron mucho mientras que Ángelo cerró los suyos incapaz de ver el horror en los de ella. Si bien Kelly había estado apenas consciente en aquella oportunidad, había cosas que se fijaban a la memoria, aunque permaneciesen escondidas, así que una serie de imágenes comenzaron a pasar a toda velocidad por su mente y unas silenciosas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. No obstante, y aunque Ángelo no sabía en realidad qué esperar, había permanecido en la misma actitud hasta que la escuchó.

  • ¿Por qué, Ángelo?

Aquella sencilla pregunta se clavó en forma dolorosa en el corazón de Ángelo, y cuando abrió los ojos y vio las lágrimas que se desbordaban de los de ella, solo hundió más el puñal en su pecho. Como ella no había hecho intento de soltarse, Ángelo se puso de pie y la condujo hasta un sillón haciendo que se sentase, pero después de eso, no sabía cómo proseguir.

  • Ángelo…
  • No hay una repuesta para esa pregunta, bambina  --  la interrumpió  --  o al menos no una que me guste, pero igual te diré mi verdad; lo hice, porque te amaba de la forma más equivocada del mundo, y como no podía aceptarlo, quise destruirte, y por el mismo camino destruirme a mí mismo, porque todo lo que a ti te haga daño a mí me lo hace diez veces más. Le mentí a todo el mundo yo incluido, porque me engañaba miserablemente tras el escudo de que lo que hacía, lo hacía para proteger a la familia, y me empeñé en verte como una amenaza. Aunque demoré en entender que mi odio hacia ti solo enmascaraba al amor, aun después de haberlo notado seguí empeñado en vestirte con mi desprecio e intenté arruinarte de todas las formas posibles, y lo hice, porque… porque amándote como te amaba, no te soportaba ajena  --  hizo una pausa forzada, pues el grueso nudo que había tejido el dolor y la culpa le impedía hablar  --  Quizá tú mejor que nadie sabes que no he sido una buena persona, mi consciencia, suponiendo que alguna vez haya existido, quedó sepultaba hace mucho tiempo bajo el peso de las muchas vidas que he arruinado; mis manos están manchadas no solo con la sangre de mis enemigos, sino con la de muchos inocentes a los que les impedí nacer, he ordenado la muerte de familias completas, y no me ha temblado el pulso para sacar de mi camino y de cualquier forma, a aquellos que me estorbaban, he hecho todo eso y muchas cosas más, y con la posible excepción de aquellas criaturas a las que privé de nacer, no me arrepiento de nada, pero te juro por la memoria de mis padres, que estoy dispuesto a morir aquí y ahora si lo consideras justo, porque, aunque ya sufrí el más horroroso de los castigos durante el tiempo que viviste con Gianni, y a pesar de que me has hecho el hombre más feliz de la tierra al amarme aun sabiendo que no lo merecía, también sé que es mucho lo que te debo como me dijiste una vez.  Hay otra culpa que no mencioné, pero que no es menor --  hizo otra pausa y en esta ocasión sus ojos rehuyeron los de Kelly  --  En esta misma habitación y después de haberte sometido a un innecesario y criminal interrogatorio, también te asalté, y para eso no hay justificación posible, ni inventada ni real, lo hice porque quise hacerlo, y no tuve en cuenta que llamabas a Gianni,  eso solo aumentó mi ira y cegó el poco juicio que pudiese haber conservado, y por muy miserable que me haya sentido después, toda una vida de penitencia no me redimirá de lo que fui capaz de hacerte  --  emitió un suspiro cansado que llevaba, además, el sello de la resignación y cerró los ojos mientras dos lágrimas se deslizaban por sus mejillas  --  Sé que no merezco tu perdón y estoy dispuesto a aceptarlo  --  concluyó




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