El Valle, diciembre 2011
Giancarlo se alegró mucho al ver llegar a la pareja y corrió a abrazarlos en cuanto los vio salir del elevador, después de lo cual estuvo mareándolos con sus comentarios acerca del recital, algo que sorprendió por lo menos a Kelly que no sabía que el chico había podido verlo. Después de eso, Ángelo se apartó un momento para hablar con Luciano.
Ángelo asintió y después de una rápida despedida, Luciano se marchó. La tarde transcurrió sin mayores cambios, Beatriz recuperaba la consciencia a ratos y pedía ver a su hijo o a Kelly. En una de esas oportunidades, le hizo una petición a Kelly.
La chica hizo silencio y Kelly pensó que había perdido la consciencia de nuevo, pero aun así aguardó un momento para retirar la mano de Beatriz que seguía cerrada alrededor de su muñeca, pero cuando estaba por hacerlo, ella habló de nuevo.
Por un momento Kelly pensó que la pobre criatura estaba delirando, pues de ningún modo eso era posible, pero pensando que no era prudente discutir aquello, simplemente asintió.
Kelly acarició su cabeza donde quedaban los escasos cabellos que algún día debieron ser una bonita melena rubia; esperó un momento y como no recuperó la consciencia, ella abandonó la habitación. En aquel momento Ángelo no estaba y Dante le informó que había bajado un momento con el niño, y aunque esto extrañó a Kelly que ya sabía que su marido evitaba la cafetería, pensó que posiblemente el chico lo había mareado hasta conseguir que lo llevase a comprar algo. Ya Kelly había notado que aquel jovencito era muy decidido e insistente, pero no era como Giulio por ejemplo, que aunque era dulce, era también muy exigente y arrogante a la hora de perseguir algo, mientras que Giancarlo era todo miel y tenía una tremenda capacidad para envolver a su interlocutor, y sin que éste lo notase ya estaba dispuesto a hacer lo que el chico quisiese. Esta era una cualidad de Fabiano, pero siendo que ella había tenido muy poco trato con el gemelo y más que todo en la peor época del mismo, que fue la de su enfermedad, no sabía aquello.
No obstante, se alegró de que no estuviese por allí en ese momento, porque se sentía muy triste y fue a sentarse escondiendo el rostro entre sus manos. Dante y César Augusto, que eran los que estaban allí, se miraron con consternación, así que Dante abrió la puerta de la habitación y le preguntó a Giove que seguía allí, si había alguna novedad con la chica, pero como le dijo que no, cerró y se acercó a Kelly.
Dante Cassavacchi era bueno para muchas cosas, pero si había algo que no tenía por ninguna parte, era delicadeza, y una de las cosas que más lo molestaban en la vida eran las lágrimas fuesen de alegría o de tristeza, pues en principio, le costaba mucho creer en la sinceridad de las mismas a menos que fuesen derramadas por un hombre, ya que en su opinión, las mujeres solo las utilizaban a su conveniencia y siempre con algún fin. No obstante, hizo su mejor esfuerzo, pues aquella no era cualquier mujer, y en cualquier caso, solo le interesaba saber si todo estaba en orden, y si no era así, buscar una rápida solución.
Aunque aquello era obvio y Dante se dijo que había formulado mal la pregunta, ya se estaba preparando para inquirir las razones cuando ella levantó la cabeza.
Ciertamente Dante no tenía intenciones de hablar con ella, sino de resolver cualquier cosa que estuviese mal antes de que Ángelo regresase y comenzase a pedir explicaciones, pero obedeció a la orden que le estaba dando, y a partir de allí, tuvo que escucharla quisiese o no, lo curioso fue que no le resultó un trabajo pesado, y pudo, si no resolver el problema, sí darle una posible interpretación correcta a la petición de Beatriz que parecía ser lo que la había descompuesto.
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Editado: 27.03.2022