Destino de Sangre (libro 10. Nueva Generación)

Cap. 18 Regresando

 

El Valle, diciembre 2011

Ángelo había ordenado que las pertenencias de Giancarlo fuesen recogidas y estuviesen listas para que cuando llegase el momento de partir no tuviesen que ir a la vivienda y el niño no pasase por el mal trago de ver una casa vacía, pero tanto Kelly como Luciano se opusieron, pues en opinión de ambos, era necesaria aquella despedida, de modo que aunque Ángelo no entendió muy bien por qué, no discutió y se avino a hacer las cosas a su modo. Por lo anterior, ahora se encontraban a las puertas de un edificio y se disponían a subir. Ángelo juntó las cejas al entrar, pues lo primero con lo que se encontró fue con un letrero que anunciaba que el elevador no estaba funcionando.

  • Son solo tres pisos, papá, pero no es necesario que suban, Luciano y el profe Giove pueden acompañarme ¿verdad?  --  dijo girándose hacia ellos, pero Ángelo no le prestó atención
  • Vamos  --  le dijo sujetando la mano del niño y dirigiéndose a las escaleras

Al llegar, Luciano abrió la puerta y entraron a un departamento que produjo en Ángelo la inmediata sensación de encierro, y si consideraba la casa de Kelly como una casa de muñecas, aquello casi calificaba como una casa del árbol. No obstante, no dijo nada, pues aquel había sido el hogar del niño, así que después de una rápida mirada con la que abarcó todo el lugar, se giró hacia el chico con la intención de preguntarle si podía ayudarlo, pero ya él caminaba hacia la minúscula cocina. Antes de que nadie pudiese decir nada, se había encaramado en un taburete, y aunque Ángelo no vio lo que estaba haciendo, un momento después el niño se bajó y caminó de vuelta.

  • El café estará listo en un momento, mientras tanto yo voy a ir recogiendo mis cosas

Ángelo no tuvo oportunidad, sino de elevar las cejas mientras Kelly se iba tras el pequeño y las dos joyas lo miraban a él con expresión burlona.

  • Está más adelantado que tú, AG  --  le dijo Luciano  --  al menos sabe preparar café
  • Algo muy útil siendo quien es, y si va a consumir las grandes cantidades que consumes tú, pues no dependerá de nadie para que se lo prepare  --  agregó Alessandro

Ángelo los ignoró a ambos y se dirigió hacia el pasillo por donde habían desaparecido Kelly y Gianni. No obstante, se detuvo en la puerta, pues de ninguna manera cabían los tres allí dentro.

  • ¡Profe!  --  exclamó el niño
  • ¿Qué necesitas?  --  le preguntó Kelly en el momento que Ángelo se hacía a un lado y se asomaba Giove
  • Profe, al lado de la cocina hay un armario, y en la parte de arriba hay unas maletas ¿me las podría alcanzar?
  • Seguro

Mientras Kelly lo ayudaba a recoger y él hablaba de mil cosas al mismo tiempo, Ángelo se había dedicado a mirar. Aunque la habitación era condenadamente pequeña, se las habían arreglado para meter un montón de cosas en ella; había una biblioteca donde estaban ordenados todos los libros que Gianni había mencionado; en otra estantería y en un par de cajones de colores, estaban los juguetes, pero hasta ahí llegaba el orden, pues Ángelo notó que el pequeño Gianni parecía tener la misma dificultad que el grande para el orden, ya que había pantalones, remeras, zapatos y calcetines, tirados por todas partes, y él dudaba que a la cama se le pudiese dar el uso correspondiente, ya que había una cantidad de cosas sobre la misma.

  • Sé que está un poco desordenado  --  dijo Gianni en tono apenado cuando Kely intentaba localizar los calcetines  --  pero es que… era mamá quien se ocupaba de eso, y como estuvo tan enferma los últimos días que estuvimos aquí, yo lo intenté, pero no me salió muy bien
  • No te preocupes, cielo, ya lo encontraremos todo  --  le dijo Kelly agachándose para mirar debajo de la cama

A Ángelo todo aquello le parecía una pérdida de tiempo, pues encontraba mucho más práctico olvidarse de lo que había allí y comprarle todo nuevo, sin embargo, tuvo que armarse de paciencia mientras Kelly ordenaba todo aquel desastre.

Luciano había ordenado a Aurelio que consiguiese a toda prisa unas cajas, pues de ninguna manera los juguetes y los libros que el niño quería llevarse cabrían en el par de maletas que tenían en casa, de modo que un rato después y mientras Kelly aun luchaba por acomodar las prendas de Gianni, llegaron las cajas.

Ángelo que había comenzado a sentirse asfixiado, había abandonado su puesto en la puerta de la habitación y había salido al salón, pero Gianni casi lo atropella al pasar corriendo.

  • ¿Succede?  --  preguntó Ángelo
  • El café  --  dijo el chico

Con la misma destreza que lo había hecho antes, se subió de nuevo al taburete, de allí al mesón y comenzó a hurgar en los anaqueles.

  • ¿Necesitas ayuda?  --  le preguntó Ángelo al verlo tan precariamente subido en aquel lugar
  • No, lo tengo cubierto  --  contestó y Luciano rio

Un momento después el chico les hacía señas para que se acercasen y ellos lo hicieron. La cocina estaba separada del pequeño salón por una especie de barra que Ángelo asumió hacía las veces de comedor, pues no veía una mesa por ninguna parte.

  • Si quieren azúcar, aquí está  --  les dijo Gianni mientras les acercaba las tazas y el azucarero
  • ¡¿Tía, con azúcar o sin azúcar?!  --  gritó sobresaltando a Ángelo




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