Destino de Sangre (libro 10. Nueva Generación)

Cap. 20 Navidad en familia

 

Punta Dorada, diciembre 2011

Anita entró a la habitación en compañía de la chica a la que le correspondía hacer el aseo, aunque ella en realidad tenía poco que hacer, pues Kelly era sumamente ordenada y rara vez dejaba las cosas fuera de lugar, de modo que Anita lo único que hacía era la cama y vigilaba que su compañera no moviese o cambiase las cosas de sitio. Esa mañana habían comenzado a retirar las mantas cuando se llevaron el susto de sus vidas.

  • Buongiorno  --  saludó Gianni

Como el chico había estado arrebujado bajo las frazadas, ellas no lo habían visto, así que era normal el susto, pero Anita se recuperó primero que la otra doncella.

  • Buenos días señor, y lamento mucho haberlo despertado, no sabía que estaba usted aquí

Gianni juntó las cejas al escucharse llamar señor, pues aquello le parecía absurdo y no estaba muy seguro de si se burlaban de él, pero hizo eso a un lado y se incorporó en la cama.

  • No me despertaste, ya estaba despierto  --  dijo él mientras Anita le hacía una seña a la otra chica que corrió hacia la puerta  --  No tiene que huir  --  agregó al ver esto
  • No huye, solo fue a avisar que está usted despierto
  • ¿Por qué?  --  preguntó él que en verdad no entendía que eso debiese ser notificado a alguien
  • El señor Rossi vendrá en un momento  --  contestó ella que en realidad no tenía una respuesta a lo anterior y solo se limitaba a seguir órdenes

Gianni miró a todos lados, y saliendo de la cama se dirigió hacia una de las puertas suponiendo que era el baño, pero al entrar se encontró con un salón enorme que parecía una tienda de ropa, pero como recordó que en su habitación había uno parecido, aunque un poco más pequeño, salió de nuevo y se dirigió a la otra puerta, ya que ignoraba que había una que comunicaba ambos ambientes.

  • ¡Guaaaaaaaaaaao!  --  exclamó el niño al entrar

Si bien a Gianni no le había faltado nada, no había sido criado con los lujos que podían darse sus parientes, así que jamás en su vida había visto un cuarto de baño como aquel y era natural que estuviese sorprendido.

  • Buongiorno bambino  --  lo saludó Enzo que ya había llegado para cuando él salió
  • Buongiorno Enzo

Enzo lo condujo hasta su habitación y esperó hasta que el chico se hubo bañado y vestido.

  • ¿Siempre eres tan madrugador?  --  le preguntó y él rio
  • Mamá decía que podía competir con el sol  --  le dijo
  • Muy bien, no sabíamos eso, pero ahora que lo sabemos no habrá problemas
  • ¿Problemas?
  • No problemas exactamente, sino que Rosa, que es la encargada de la cocina, sabrá a la hora que debe tener tu desayuno listo
  • ¿Y no desayunan todos a la misma hora?
  • No necesariamente, veamos, Ángelo, Alessandro, tío Marino, Francesca y yo, nos levantamos muy temprano siempre, pero Giulio, Nino, Luigi y Mila, solo se levantan temprano si tienen que trabajar, y en el caso de Mila si tiene clases
  • Vaya  --  dijo él  --  ¿Y tía Kelly?
  • A menos que tenga algo muy importante por hacer, suele despertar alrededor de las diez de la mañana  --  le informó Enzo  --  Y ahora, imagino que tienes hambre ¿no?
  • Pues sí, mucha
  • Bien, entones vamos  --  le dijo caminando hacia la puerta  --  ¿Conoces nuestro desayuno tradicional?
  • El profe Giove me habló de él y en una ocasión me dio a probar algo llamado tramezzino,  creo
  • Bien, como dije no sabíamos que eras madrugador, así que hoy espero que no tengas inconveniente en comer nuestro desayuno habitual, pero si prefieres algo especial, solo tienes que decírmelo y a partir de mañana lo tendrás
  • No como siempre lo mismo, a veces mamá me daba cereal, otras comíamos emparedado y en ocasiones cuando ella tenía tiempo, me hacía hot cakes, porque me gustan mucho

Como ya Enzo había avisado que el niño estaba por bajar, unos minutos después de haber llegado al comedor comenzaron a servirle y Enzo se sentó a su lado con una taza de café frente a él

  • ¿Y el mío?  --  preguntó Gianni
  • ¿Qué cosa?
  • Mi café

Aunque a Enzo igual que a Ángelo, le pareció que estaba muy joven para tomar café, decidió no discutir y ya se informaría mejor acerca de esto, así que ordenó que se lo trajesen, pero cuando iba a colocarle el azúcar, el chico lo detuvo.

  • ¡No!  --  exclamó y casi se ahoga con lo que estaba comiendo
  • ¿Sin azúcar?  --  preguntó Enzo y el chico asintió  --  ¿Nada?  --  insistió él
  • No, nada  --  contestó Gianni  --  ni azúcar ni leche

Enzo pensó que la genética era algo muy interesante, porque siendo que aquel chico no había crecido al lado de su padre ni con la influencia o costumbres de ninguno de sus parientes paternos, aquello era como mínimo muy curioso, y eso que aun no lo conocía bien.




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