Destino de Sangre (libro 10. Nueva Generación)

Cap. 22 Fin de año

 

Punta Dorada, diciembre 2011

Como la casa estaba llena de chicos, los próximos días estarían sembrados de mucho alboroto, peleas y carreras, de modo que cada noche cuando se iban a la cama, Ángelo lo hacía quejándose en todos los tonos de que ya no había paz en aquella casa mientras Kelly reía.

  • Eres muy hipócrita, abogado  --  le dijo esa noche cuando se metió en la cama
  • ¿Hipócrita?
  • Ah sí, lo eres y lo sabes, porque te encanta tenerlos a todos aquí donde puedas verlos
  • Créeme que preferiría que por ejemplo Albano y Arezio estuvieran en un lugar como Siberia  --  y Kelly volvió a reír  --  ¿Te parece gracioso?
  • Ajam
  • Bambina, Dino y Renzo casi se rompen el cuello, por no hablar de Guido, Aurelio y Gianni quienes casi se ahogan por culpa de esos dos irresponsables
  • Veamos, a Dino y a Renzo no iba a sucederles nada, pues Arezio no lo habría permitido, y en el caso de los demás, Albano solo hizo una inocente apuesta, y aunque los chicos hubiesen estado en verdadero peligro, Gianpaolo estaba allí, así que tampoco les habría sucedido nada
  • Amor, esos dos no han sido inocentes jamás en sus vidas y convierten las prácticas más sencillas  en deportes de alto riesgo  --  dijo con abatimiento  --  Ya estoy muy viejo para esto

No obstante, Kelly se encargaría de que olvidase su hipotética vejez y le demostraría que viejo o no, eso no lo inhabilitaba de ningún modo para la actividad que tenía en mente.

  • ¿Dónde cree que va, signora Del Piero?  --  le preguntó más tarde al verla ponerse de pie
  • A vestirme
  • ¿Por qué razón?  --  preguntó con disgusto  --  ¿Qué sucedió con aquello de que las ropas de dormir son molestas?
  • Te recuerdo que tenemos la casa llena de chicos, y al menos dos o tres de ellos, y algunos otros no tan chicos, suelen entrar inopinadamente en esta habitación
  • Algo que es más responsabilidad tuya que mía
  • ¿De  veras?

Ángelo prefirió no seguir por ese camino y guardó prudente silencio mientras recordaba que dos días antes, había despertado sobresaltado y de hecho estuvo a punto de coger la automática que tenía en el cajón de la veladora, pero notó a tiempo que el alboroto lo producían Gianni y Federico que habían entrado subiéndose a continuación a la cama, y mientras Federico tiraba de sus cabellos, Gianni abrazaba a Kelly. Albano había asomado la cabeza unos minutos después muy apenado por cierto, pues los chicos habían estado en su habitación mientras él terminaba de vestirse, pero se habían escapado. Sin embargo,  él le había dicho que estaba bien y que los dejase allí, pero el asunto no había terminado ahí, pues poco después quienes asomaron sus cabezas fueron Damila  y Silvano, seguidos casi inmediatamente por Giulio y Nino, con la resultante de que la habitación parecía una estación de trenes, y entre unos y otros se las habían arreglado para ponerla de cabeza en pocos minutos. Aunque Ángelo había pretendido protestar con la llegada de los mayores, Giulio se mostró muy ofendido, y al final tuvo que resignarse hasta que los corrió a todos, orden que nadie acató y cuando él salió del vestier, aun estaban allí alborotando. De manera que era más juicioso guardar silencio o Kelly le recordaría que desde la noche en la que Gianni había ido a la habitación, porque no podía dormir, él había dado órdenes de que no se les impidiese nunca la entrada a los niños, y aunque ciertamente Giulio y Nino ya no lo eran, al parecer seguirían siendo considerados los bambini de esa generación.

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El último día del año, Ángelo había entrado a su despacho casi por pura fórmula, pues sabía que en cualquier momento se presentaría alguien a impedirle hacer cualquier cosa, así que solo hablaba con Alessandro. La primera en presentarse fue Kelly, así que Alessandro se puso de pie para marcharse, ya que seguía sintiéndose enfermo cuando le veía la cara a Ángelo en presencia de su mujer, pero ella lo detuvo.

  • No tienes que marcharte, señor simpatía  --  le dijo y luego miró a Ángelo  --  solo venía a decirte que invité a Antonio y a Alfredo a cenar esta noche
  • ¿Disculpa?  --  preguntó Ángelo
  • Verás, entiendo que la navidad es una fecha para pasarla en familia, pero el año nuevo no, y como en cualquier caso los Sabatini no tienen a nadie más y la familia de Alfredo está en El Valle, y él no se marchó por no sé que cosa que tenía que hacer aquí, me pareció cruel no invitarlo a venir

Dicho esto abandonó el despacho sin darle tiempo a Ángelo para decir nada mientras Alessandro reía con malignidad.

  • Si dices una sola palabra, tendrás que invertir todo tu dinero en conseguir una lengua  --  le advirtió

No obstante, en realidad Alessandro no podría decir nada, porque para cuando dejó de reír, quienes se presentaron fueron varios Rossi, a saber: Don Guido, que era el actual jefe de la familia Rossi, Enrico, Tonino, Alfredo y su hijo Ignacio.

  • Scusi Ángelo  -- dijo Alfredo que era el mayor de aquel grupo  -- ¿Possiamo parlarti un momento?
  • Claro  --  dijo él  --  avanti




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