Destino de Sangre (libro 10. Nueva Generación)

Cap. 24 Iniciando el año

 

Punta Dorada, enero 2012

Cuando Ángelo le había dicho a Kelly en oportunidad del problema con Francesca, que los Rossi tenían muchos niños, no estaba exagerando, y en aquel momento en realidad le habría gustado que no fuesen tantos.

Por orden de edades y hasta donde podía recordar, Marco Aurelio tenía cuatro, Francesca que tenía 17 años, Enrico de 15, Abele de 13 y Marcelo 12. Pietro tenía dos, Marcelino de 17 y Lía de 15. Aureliano tenía a los únicos gemelos Rossi, Aurelio y Aurelia de 16. Enrico tenía tres. Vittoria próxima a cumplir 17, Dino de 8 y Francesco de casi 7. Tonino tenía igualmente tres, Guido de 10, Aureliano de 8 y Emiliano de 6. E Ignacio tenía tres también, Alfredo de 12, Lorenzo de 7 y Amelia de 6.  De modo que eran diecisiete entre niños y adolescentes sin contar con los de las mujeres Rossi, pero éstas aparte de no ser muchas, al casarse se habían marchado algo lejos a Dios gracias en opinión de Ángelo.

De los que se encontraban aun en Punta Dorada, el único que no estaba metido en aquel lío era el muy serio Alfredo, de manera que estaba tan preocupado como los demás, pero se sintió aterrorizado cuando Fredo lo había interrogado a pesar de saber que ni muerto diría algo, aunque lo supiese y en este caso no era sí, de manera que quien casi salió golpeado fue Fredo  cuando Ángelo lo escuchó acosando al bambino.

Entre tanto a los niños les parecía que llevaban siglos en aquel lugar, y siendo que no había luz, de no haber sido porque Guido, que era el mayor de ellos y llevaba un reloj, no habrían tenido ni la más mínima idea de la hora, algo que a sus edades y hasta ese momento no les había importado gran cosa, pues eran sus padres los que programaban sus días, y para ellos los mismos se dividían en la hora del desayuno, el almuerzo, la cena y la hora de ir a dormir, o en la hora de ir a la escuela y volver. No obstante, lo habían resistido bastante bien, si se tenía en consideración que todos eran poco más que bebés, pero las cosas comenzaron a complicárseles cuando Amelia llamó la atención de su hermano.

  • Tengo que ir al baño, Renzo

Emiliano que era el más pequeño, pues acababa de cumplir 6, la escuchó y le señaló un rincón donde había una botella, pero los demás que evidentemente sabían que aquello no iba servirle a las niñas, se miraron preguntándose cómo resolver un asunto en el que no habían pensado. No obstante, Renzo se puso de pie y sujetando la mano de su hermana, se encaminó a la salida, atravesó el pequeño túnel y cuando llegaron a la puerta, notaron que caía un aguacero descomunal, pero no había alternativa, así que se quitó la chaqueta y miró a la niña.

  • No será cómodo, pero es la única manera

Cuando volvieron venían chorreando agua, así que Franco que era el payaso, no se pudo quedar callado.

  • Bueno, la próxima vez no se notará si…
  • Shhh  --  dijo Guido y todos prestaron atención

Hacia las tres de la tarde, los miembros del GA comenzaban a dudar de sus propias habilidades de rastreo, pues habían recorrido palmo a palmo tanto los terrenos que rodeaban la propiedad como el interior de la misma y aun no los encontraban.

  • Control a  LA1  -- escucharon la voz de Yuri
  • Adelante control  --  dijo Bianco y todos prestaron atención 
  • En la segunda cochera, hay una especie de armario…
  • Ya lo revisamos, IP  --  dijo Emiliano
  • Posiblemente, pero la pared izquierda es falsa y da hacia unas escaleras, las mismas conducen a un pasillo no muy largo que en el plano que estoy revisando, termina en un cuarto señalado como de electricidad, aunque en un plano posterior, se señala como un tanque en desuso.
  • Copiado  --  contestó Bianco

Desde que Yuri había dicho que la pared del armario era falsa, todos ellos habían comenzado a correr hacia aquel lugar, pero cuando Dante que era el más rápido y había sido el primero en llegar, abrió la puerta del dichoso armario, soltó una maldición.

  • ¿Quién revisó este lugar?  --  preguntó
  • Sky y yo  --  dijo Emiliano
  • ¿Y no vieron esto?  --  preguntó haciéndose a un lado
  • ¡No!  --  exclamaron ellos

La sorpresa de Hans y de Emiliano, obedecía a que la mencionada pared en ese momento estaba torcida y ciertamente no había estado así cuando ellos abrieron el armario más temprano. Lo que no sabían, era que Renzo había salido hacía poco con su hermana y no había cerrado bien, lo que era evidente por el rastro de agua reciente. No obstante, dejaron eso y apartando la puerta comenzaron a bajar, aunque no lo hicieron todos, y de hecho, Bianco le ordenó a Fredo quedarse allí, pues aquel volátil individuo estaba demasiado furioso y solo asustaría a los niños, así que Lisandro lo condujo de vuelta a la casa.

Cuando habían avanzado lo suficiente, comenzaron a escuchar las voces de los niños, de manera que Bianco curso el mensaje de confirmación de hallazgo, y cuando Guido había ordenado silencio a los demás, ya era tarde, porque Dante estaba abriendo la puerta, aunque en cualquier caso no tenían a dónde ir.

  • Extraño lugar para llevar de paseo a unas señoritas, caballeros  --  dijo Dante
  • Cierra la boca y verifica que todos estén bien  --  escuchó la voz de Luciano




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