Destino de Sangre (libro 10. Nueva Generación)

Cap. 26 Conspiración

 

Punta Dorada, enero 2012

Las actividades en Aravera iniciaban muy temprano para casi todos, las únicas excepciones las constituían Kelly y Federico, pues el pequeño Genovesse parecía muy adaptable y había establecido una rutina que se ajustaba a las costumbres de Kelly. Normalmente, y como el niño aun no había dejado del todo el biberón, Anita se lo subía a eso de las seis de la mañana, después de lo cual lo llevaba a la habitación de Kelly y el niño volvía a quedarse dormido hasta la hora que ella se despertaba.

Francesca y Vittoria se encargaban de Gianni, Renzo, Giovanna y Amelia, la primera lo hacía de los varones y Vittoria de las niñas, de manera que a la hora del desayuno ya había mucho alboroto en el comedor. Aquel día Gianni y Renzo se peleaban, para variar, pero en esta ocasión no era por los hot cakes que era el habitual pleito de las mañanas, sino porque Renzo debía entregar un dibujo para la asignatura de artes plásticas y mientras él decía que se trataba de un dragón, Gianni decía que era un perro sobre alimentado.

  • Bien, si me ponen una “D” será tu culpa y no la mía  --  dijo Renzo  --  porque no quisiste ayudarme
  • ¡Te ayudé!
  • Claro  --  dijo el chico en tono irónico  --  unos miserables puntos no es lo que yo llamo ayuda
  • Debías trazar las líneas siguiéndolos, genio

Giovanna prestaba escasa atención al pleito, pues aquella era la forma habitual de comunicación entre aquellos dos, mientras que Amelia que usualmente tomaba partido por alguno, aquel día estaba muy silenciosa, algo que Ángelo notó enseguida, porque aquella señorita era casi tan habladora como  Gianni.

  • ¿Amelia, estás bien?  --  le preguntó y todos miraron a la chiquita
  • No, no lo estás y me dirás ahora mismo qué sucede  --  dijo Gianni
  • Gianni  --  dijo al mismo tiempo Ángelo, pero ni él ni Renzo le prestaron atención
  • Amelia, ahórrame el tener que averiguar a quién tengo que romperle el alma, no tengo tiempo para eso  --  dijo Renzo

Marino y Enzo hicieron su mejor esfuerzo por no reír, pues definitivamente Renzo era en verdad una versión más pequeña de Fredo, mientras que Damila miraba con atención a Giovanna que tenía expresión de pena, por lo que dedujo que ella sabía lo que le sucedía a Amelia. No obstante, si Ángelo pensó que tendría que emplear sus tácticas de interrogatorio para hacerse con la información, no podía estar más equivocado, porque Amelia se puso de pie y se acercó a Marino.

  • ¿Succede bambina?  --  le preguntó él
  • No puedo ir a la escuela hoy, tío
  • ¿Por qué no?  --  preguntó de nuevo y la niña le extendió un papel
  • Es una citación para mi representante

Gianni y Renzo se miraron más o menos con la misma expresión de sorpresa, mientras que los mayores elevaron las cejas por la misma razón, pero Marino desdobló el papel y cuando terminó de leer, su sorpresa se había triplicado.

  • ¿Marino?  --  preguntó Ángelo y por primera vez no recibió una respuesta inmediata
  • ¿Tú hiciste esto?  --  estaba preguntándole Marino a la niña
  • Sí, tío
  • ¿Hizo qué?  --  preguntó Fredo que no se distinguía por su paciencia
  • Según esto  --  dijo Marino agitando la nota  --  Amelia golpeó a un compañero
  • ¡¿Qué?!  --  preguntaron varias voces entre ellas la de Ángelo
  • ¡Amelia Camila!  --  exclamó Fredo y Enzo le dio un golpe en la cabeza
  • Cierra la boca, Alfredo Rossi  --  susurró  --  ¿Ya olvidaste cuántas veces terminaste en dirección por el mismo asunto?
  • Amelia ven aquí  --  le dijo Ángelo con algo más de ecuanimidad y la niña obedeció  --  Siéntate  --  le ordenó y ella lo hizo en  el lugar que habitualmente ocupaba Kelly  --  ¿Qué sucedió, bambina?
  • Ayer la maestra dijo que debíamos escoger a las niñas que participarían en…  --  se detuvo un momento como buscando la palabra adecuada, pero no pareció hallarla y lo resolvió de otra forma  --  en la cosa esa para reina del carnaval, y algunos estúpidos pensaron que yo debía participar
  • ¿Y bien?  --  preguntó Ángelo con cautela, pues la niña había hecho silencio

De los presentes la única que quizá podía entender a Amelia si aquello era lo que había causado el problema, era Damila a quien nunca habían gustado aquella clase de cosas y se negó a participar en ellas una vez que dejó el preescolar, pero los demás no estaban muy seguros de que aquella fuese una buena razón para golpear a nadie, mientras que Gianni y Renzo ya estaban planeando averiguar quiénes habían sido los estúpidos para arreglar cuentas con ellos. Sin embargo, aun no habían escuchado toda la historia, misma que iba a gustarles mucho menos.

  • Otros niños dijeron que Albania también debía participar y la maestra estuvo de acuerdo, aunque Albania se negó. La cosa es que cuando salimos al recreo, Roberto se acercó y me dijo que yo estaba bien, pero que Albania no, porque…  --  se detuvo y unas lágrimas saltaron de sus ojos, y aunque  nadie necesitaba que completara esa frase,  Giovanna lo hizo
  • Porque soy una lisiada
  • Yo no sabía que era eso, así que le pregunté, él me lo dijo y yo cerré su maldita boca con un puñetazo




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