Destino de Sangre (libro 10. Nueva Generación)

Cap. 28 Equivocaión

 

Punta Dorada, febrero 2012

Fredo se dedicaba a uno de sus deportes preferidos y que no había podido practicar con mucha frecuencia desde que se mudases a Punta Dorada, pero que desde navidad había retomado, es decir, trataba de hacer miserable la vida de sus padres.

Angélica Rossi era una mujer sencilla y no muy habladora, y Alfredo si bien hablaba mucho, solía desesperarse con facilidad especialmente con Fredo. El menor de los Rossi y precisamente por esa condición, había sido sumamente consentido, lo que con posterioridad todos opinarían que había sido un error, porque el pequeño demonio no les había dado un día de paz desde antes de aprender a caminar, y desde el memorable día en el que Ángelo había salvado al chico de la ira de su padre, las cosas habían empeorado mucho, porque con su actitud, Ángelo lo había vuelto intocable e inmanejable, pero con todo, tanto Alfredo como Angélica adoraban a su bambino, y aunque la mayor parte del tiempo Alfredo por lo menos, quería apalearlo, desde que se había enterado de lo que realmente hacía Fredo, y aunque se sentía orgulloso de toda su prole, el orgullo por Fredo se había elevado a la estratósfera, aunque seguía queriendo sacudirlo un día sí y otro también.

Angélica no entendía bien por qué razón su hijo no podía casarse, tener hijos y formar una familia como Dios manda, pues Fredo era su niño y ella soñaba con verlo casado y con muchos hijos, algo que solo cabía en la cabeza de la pobre mujer, porque aquel infeliz había nacido para cualquier cosa menos para padre, según la opinión general, y con seguridad el mundo peligraría si a ese individuo se le ocurría procrear, ya que estaba en la misma situación de los gemelos Genovesse que no estaban destinados a tener hijos, sino entes malignos con la única misión de destruir el planeta. Sin embargo, una vez que su marido le había dicho a Angélica que no insistiese y que no se podía, ella había obedecido, aunque por dentro seguía sin entenderlo.

Angélica era extremadamente feliz cuando tenía a Fredo  a su lado así él estuviese intentando incendiar al mundo o tratando de envenenarlos a todos como había sucedido el día que Alfredo había intentado apalearlo y Ángelo había intervenido. A Fredo por su parte, le encantaba escandalizar a su pobre madre y era justamente lo que hacía en aquel momento.

  • Guarda mamma [1]  --  le dijo señalando hacia un punto  --  ¿Che ne dici di quella ragazza? [2] --  le preguntó  --  Lei è carina ¿Non è vero?Forse posso rapirla, e dopo una bella serata, avremo un bambino sveglio [3]
  • ¡Santa madre di Dio!
  • ¡Alfredo Javier!  --  exclamó Alfredo mientras su angelito reía con descaro  --  Scusa immediatamente… 

Sin embargo, Fredo había dejado de escuchar a su padre y había perdido su alegre sonrisa, se había puesto de pie mirando en dirección a donde estaba Giulio y le pareció que discutía con Rosella, de modo que intentó ubicar a Damila, pues lo que lo había sobresaltado había sido la exclamación de Gianpaolo y la frase de Enrico en el sentido de que Mila parecía enferma. Sin embargo, cuando la escuchó pedirle a Gianpaolo que la sacase de allí, miró de nuevo en dirección a donde estaba Giulio y tuvo un mal presentimiento.

Los Argento eran parientes lejanos de los Del Piero, y desde que Guido llegó a El Valle en 1909, la relación con la familia Argento se había estrechado volviéndose aun más cercana años después cuando Lidia contrajo matrimonio con Albano. Aquella era la razón para que Rosella, que era prima hermana de la última generación de Genovesse, exhibiese aquella confianza, pero lo que encendió las alarmas en el cerebro de Fredo, fue recordar que aquella chica desde que estaban en la escuela, había ido tras Giulio. Esto por sí solo no habría sido un problema, pues Giulio jamás la había considerado de aquella manera, y no porque no fuese atractiva, porque lo era, sino debido a su cercano parentesco con sus primos, pero Fredo sabía por experiencia propia, que hay chicas que no parecen entender y siguen insistiendo, y en su opinión, Giulio estaba siendo muy necio al hablar con Rosella sabiendo como sabía que era de la clase insistente.

*************************************************

Giulio por su parte, que había estado de inmejorable humor debido a que finalmente veía concluido uno de sus proyectos arquitectónicos más ambicioso, solo había querido ser amable con Rosella, pero ya comenzaba a arrepentirse.

  • No puedes estar hablando en serio, bambino  --  le estaba diciendo ella en aquel momento  --  es apenas algo más que una niña

Aquello descompuso el ánimo de Giulio y mermó su deseo de ser cortés, pero sujetó su lengua en atención al parentesco.

  • En verdad ha sido un placer volver a verte,  Rosella, pero ahora debo volver con mi novia  --  acentuó
  • ¿Cuál es la prisa? Con la edad que tiene, seguro puede esperarte toda la vida  --  dijo riendo de su poco afortunado chiste y haciendo que Giulio juntase las cejas  --  ¡Oh vamos, bambino!  --  insistió ella  --  Hace siglos que no nos vemos y puedo aceptar que te guste la niña, pero no creo que sea más interesante que una mujer  --  dijo colocando una mano sobre su hombro
  • Que no lo creas no significa que no lo sea  --  le dijo él en un tono que había perdido la simpatía




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.