Destino de Sangre (libro 10. Nueva Generación)

Cap. 39 Error de cálculo

 

Punta Dorada, abril  2012

La primera semana de abril sorprendió a la opinión pública con dos noticias de distinta naturaleza, pero igualmente impactantes. La primera de ellas fue el asesinato del ministro de relaciones interiores, quien fuese no solo la mano derecha del primer mandatario, sino su amigo personal. Se barajaron una cantidad de hipótesis que iban desde el robo hasta la conspiración, pero, aunque la persecución y exterminio de una ingente cantidad de delincuentes fue brutal, con un sistema judicial tan ineficiente, no se pudo aclarar el hecho y quedaría archivado como otro de los miles de casos sin resolver.

La segunda noticia que conmocionó a buena parte de la población, fue la declaración pública del canciller, en el sentido de que el primer mandatario había sido hospitalizado, aunque no aclaró cuál era la razón o qué enfermedad era la que lo aquejaba, de manera que algunas personas asumieron que la muerte de su amigo el ministro lo había afectado de tal forma que su salud se había visto resentida.

Un par de días después de conocerse éstas novedades, se encontraban reunidos los Del Piero, Genovesse y Argento, y al menos en el caso de los últimos, estaban muy preocupados debido a la situación de una de sus empresas que estaba siendo víctima de la persecución del estado. Sin embargo, como Ángelo estaba bastante seguro de que la misma era perfectamente legal, le había dicho a Mariano que no se preocupara, pues nada podrían hacer. No obstante, como a Nino le sentaba muy mal que alguien fastidiase a su familia, le dio órdenes específicas a Gino Lorenzetti para que se encargase personalmente del asunto, algo que sin duda haría extraordinariamente bien y en un muy breve lapso de tiempo.

  • Creo que en breve podremos volver a nuestros hogares  --  estaba diciendo Ángelo cuando Nino regresó de hablar con Gino
  • Que ese infeliz esté enfermo no es garantía de nada, tío  --  dijo Fiorenzo de mal talante

Aunque el tío político de los chicos Argento en realidad era Albano, ellos se habían habituado a llamar a Ángelo y a Fedele de aquel modo a pesar del muy escaso contacto que tenían con el primero.

  • ¡Fiorenzo!  --  dijo Mariano
  • Déjelo, don Mariano  --  dijo Ángelo  --  el bambino tiene razón, y aunque no es eso lo que nos garantizará el regreso, te aseguro que estamos en vías de resolverlo  --  agregó mirando a Fiorenzo  -- Entiendo que este encierro no es agradable y nadie se siente bien, pero espero que entiendan que es por la seguridad de la familia.

Aquello era algo que ya Ángelo les había dicho a todos, y aunque él nunca había tenido ni tiempo ni oportunidad para divertirse como los jóvenes lo hacían, debido a sus muchas obligaciones que habían empezado desde muy temprano, entendía que para ellos aquello no estaba resultando fácil, ya llevaban allí más de dos meses y comprendía que se sintiesen asfixiados.

  • Lo lamento, tío, no quise decir eso y de veras no me importa quedarme aquí el tiempo que sea necesario, es solo que… me indigna que estos infelices no solo sean ineficientes, sino estúpidos, y encima que quieran fastidiarnos  --  dijo Fiorenzo
  • No te preocupes, bambino, y créeme  --  dijo y se le dibujó una sonrisa maligna en los labios  --  ellos van a resultar más fastidiados, y en algunos casos ni siquiera tendrán tiempo de notarlo

Los Del Piero, Albano y los Rossi, que conocían bien a aquel individuo, estaban más que seguros que el señor presidente y su pandilla de imbéciles, realmente iban a pagar muy caro todo aquello, y en el caso de los Argento tuvieron pocas dudas de ello, y de hecho Fiorenzo y Rodolfo que eran los que lo conocían menos, sintieron un frío desagradable recorrer sus espinas dorsales y eso que no era con ellos el asunto, pero Rodolfo, que automáticamente giró la mirada hacia Giulio, tuvo verdaderos deseos de enviar a su hermano al espacio exterior hasta que recuperase la cordura, porque el bambino no era muy diferente a Ángelo.

Una vez concluida la reunión, los Argento se retiraron y los demás miraron a Ángelo en forma interrogativa, pero quien decidió contestar a la pregunta no hecha, fue Giulio.

  • Posiblemente no les parezca que es suficientemente rápido, pero en un mes a más tardar, las cosas para nosotros volverán a la normalidad  --  les dijo y luego agregó  --  En cuanto a lo otro, no va a ser pronto, pero en un año como mucho, nos habremos librado de este sujeto
  • ¿Un año?  --  preguntó Domenico
  • Sí Nico, porque es necesario hacer las cosas bien, pues suponiendo que alguien decida investigar, y sabemos que ese alguien aparecerá tarde o temprano, debemos asegurarnos que todo apunte a otro lugar muy lejos de nosotros  -- concluyó
  • ¿Pero por qué no puede hacerse como con el ministro? Sería más…
  • No seas necio, Domenico  --  lo interrumpió Luigi  --  sin duda el bambino sabe lo que hace, porque en este caso no se trata de un estúpido ministro a quien nadie quería, sino de un sujeto que a pesar de su probada estupidez, aún tiene el favor de una amplia mayoría

Giulio miró a Luigi y pensó que después de todo, su primo no era tan estúpido como él había creído, mientras que Ángelo que siempre había sabido que no lo era, lo que lamentó fue su inestabilidad mental, pues no era inteligencia o astucia lo que le faltaba, y habría podido ser considerado para ocupar el lugar de Don en la familia, pero siendo mentalmente inestable, esa responsabilidad iba a terminar recayendo en Nino, ya que Giulio, que habría sido su natural sucesor, estaba muerto.




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