Destino de Sangre (libro 10. Nueva Generación)

Cap. 41 Romeo & Julieta

 

Punta Dorada, abril  2012

Mientras la familia estaba reunida recibiendo la noticia del inesperado embarazo de Vittoria, los Jansen intentaban que su hijo les dijese por qué razón pensaba que iban a matarlo y si era que el padre de la chica era especialmente violento. Sin embargo, él siguió en obstinado silencio con respecto a lo que sabía de aquellas personas.

  • Hablaré con Ángelo y le diré que nos permita salir de aquí  --  dijo Johan al final  --  Una vez fuera, abandonaremos el país y volveremos a Europa
  • No papá, no haremos tal cosa  --  se opuso Cristian  --  en principio y si nada me sucede, no pienso renunciar a Vicky, porque como dije, es la chica que amo y la que espero que algún día se convierta en mi esposa, y por si no me escuchaste bien, está embarazada y ese niño es mi hijo  -- puntualizó  --  De manera que no voy a abandonarlos
  • Pero Cris, esa gente es… extraña  --  le dijo su hermano  --  y según lo que he entendido, pensar en matrimonio ahora o más adelante, esta fuera de consideración
  • Pues si no es con ella, no será con ninguna  --  le dijo Cristian y se fue a la habitación

Los Jansen se miraron no muy seguros de qué hacer, pero en cualquier caso no podrían hacer nada de forma inmediata, pues ni siquiera podían salir de allí.

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Enrico finalmente logró salir del pozo en el que había caído y dijo que quería hablar con su hija a solas, de manera que Ángelo dio su autorización, pero antes de que padre e hija abandonasen la estancia, Ángelo detuvo a Enrico.

  • Hagas lo que hagas, o decidas lo que decidas, no se te ocurra ponerle una mano encima, Enrico  --  le advirtió y él asintió  --  Y por otra parte, piensa en lo que te dije, ese niño es tu nieto y tiene derecho no solo a la vida, sino a la protección y al amor que podemos darle  --  Enrico volvió a asentir, aunque seguía pareciendo ausente

Una vez que ellos se marcharon, Ángelo sabía lo que seguía, pues la casi totalidad de los varones de aquella familia tenían pésima expresión, pero antes de que nadie dijese nada, lo hizo él advirtiéndoles que se respetaría la vida de Cristian y que nadie debía hacerle nada. Como cabía esperar, esto les sentó muy mal, pero dadas las condiciones en las que se encontraban y suponiendo que alguno de ellos se hubiese mostrado lo bastante necio como para desobedecer la orden, estando allí encerrados tenían muy poca libertad de acción, pero al menos en el caso de Domenico, Ignacio y Pietro, pensaron que no estarían allí para siempre y que los accidentes ocurrían.

La conversación de Enrico y Vittoria fue breve y concisa, pues en realidad no había mucho qué decir, porque ciertamente él no iba a ponerse a pedir explicaciones que no necesitaba, y lo único que había querido era alejarse de todos.

  • Hablaré con Ángelo y te enviaremos a El Valle para terminar con… esto  --  le dijo  --  y en cuanto podamos salir de aquí, regresaras a casa
  • ¡Papá!
  • No se habla más del asunto, Vittoria

Vittoria intentó discutir, porque ella al igual que Francesca y en realidad como todas las chicas de esa generación, consideraban que tenían derechos y debían ser escuchadas, pero naturalmente eso no le sirvió de nada, porque Enrico la encerró en su habitación y se marchó.

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Ángelo se había ido con Kelly, y aunque esperaba la furiosa diatriba de su mujer, ésta no llegó, pues haber expuesto su posición con respecto a la posible decisión que tomasen los Rossi, lo había eximido de culpa a los ojos de Kelly, así que después de una breve charla, la dejó con Marino y salió con Alessandro, pues necesitaba una copa con urgencia.

Una vez que Enrico le participó su decisión a Ángelo, y aunque intentó disuadirlo, sabía que de momento Enrico no sería susceptible a ser convencido de nada, de manera que habló con Luciano para que preparase el traslado, pero que lo hiciese sin prisas, de forma que él pudiese volver a conversar con Enrico al día siguiente. Después de pensarlo un poco, se fue a hablar con los Jansen, pues consideraba que independientemente de lo que sucediese, ellos tenían derecho a saber cómo estaban las cosas. No había notado que ya pasaba de la medianoche, pues Enrico se demoró bastante en ir a hablar con él, y aunque Alessandro le dijo que era mejor esperar al día siguiente, él decidió no hacerlo y salir de aquello de una vez.

  • ¡Pero eso es un crimen, Ángelo!  --  exclamó Henrieta en cuanto él les expuso la decisión de Enrico
  • Posiblemente, pero ellos son sus padres y son los que tienen derecho a decidir, porque ella aun es menor de edad
  • ¿Y qué hay de los derechos de ese niño, de los de Vicky y de los míos?  --  preguntó Cristian  --  Ese es mi hijo

Ángelo lo estaba pasando realmente mal, porque aparte de que aquello era algo que nunca le había gustado, conocía bien a los involucrados y los apreciaba a los dos, de manera que no podía estar en una peor situación.

  • Déjeme hablar con el  señor y la señora Rossi, señor Del Piero  --  seguía insistiendo Cristian  --  Yo amo a Vicky y ciertamente querré a mi hijo. Sé que justo ahora no puedo ofrecer mucho, pero estoy dispuesto a trabajar y le aseguro que nada va a faltarles




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