Punta Dorada, diciembre 2012
A la mañana siguiente de los hechos con Gasperi, tanto Ángelo como Giulio tendrían que dar muchas explicaciones, y a Ángelo le tocó primero, pues Kelly despertaría sobresaltada, con dolor en la garganta y el cuello, ya que el efecto del medicamento que le había dado Alessandro ya se había perdido. Ángelo pasaría alrededor de una hora entre tranquilizarla, explicarle lo sucedido y asegurarle que nadie había resultado lastimado salvo ella misma.
En el caso de Giulio y a pesar de que bien visto la experiencia de Damila había sido menos traumática que la de su madre, la chica había despertado en medio de una pesadilla en la que se mezclaban escenas de la pelea y escenas del funeral de Giulio, así que a él le llevó un buen rato asegurarle que estaba vivo, que estaba bien y que ella no estaba alucinando. Después de eso Giulio se había ido a su habitación a bañarse, y cuando se estaba vistiendo, entró Damila cual vendaval y dos segundos después lo estaba gritando y él no entendía la razón. Pasados unos minutos comprendió que alguien le había comentado lo sucedido la pasada noche, y ella le estaba reclamando no haberle dicho nada. No era que él hubiese planeado ocultárselo, pero había pasado tanto tiempo tranquilizándola con respecto a él mismo, que había olvidado momentáneamente lo sucedido.
A Ángelo no le fue mucho mejor con Gianni y compañía, pero a diferencia de Damila que no estaba culpando a Giulio más que de no haberla informado, Gianni y Renzo culpaban puntualmente a Ángelo por no haber protegido a Kelly. A ellos vino a sumarse un extraordinariamente colérico Franco que lo acusó no solo del mismo asunto, sino con palabras muy subidas de tono que no se correspondían con un individuo que no levantaba más allá de un metro y algo del piso, pero tan venenosas como habrían podido ser las suyas. Tanto la furia como las acusaciones de los niños en el sentido de que él era el único responsable por lo sucedido, eran del todo innecesarias, porque eso de culparse ya él lo hacía muy bien solo. Aun así, un apenado Enrico intentó hacer callar a su hijo.
En otras circunstancias habría resultado casi gracioso ver a aquel pequeño individuo amenazando de esa forma a un hombre hecho y derecho, pero aparte de que ese hombre era quien tenía el poder sobre todos ellos, no se suponía que un niño y menos uno de aquella familia, le hablase en esos términos a Ángelo, de manera que Enrico aparte de querer apalear a su hijo, se moría de la vergüenza con Ángelo. No obstante, Domenico vino en su ayuda y sacó al enfurecido Franco de allí, pero antes de que Enrico pudiese salir, recibió la orden de dejar al bambino en paz, acompañada de la amenaza de que si le tocaba un solo cabello, Ángelo se encargaría de apalearlo a él.
Si bien el asunto no pasó a mayores, a Ángelo le quedó perfectamente claro que por la razón que fuese, no solo Gianni se preocupaba mucho por Kelly, sino que todos los niños parecían dispuestos a alzarse en contra de cualquiera que supusiese un peligro para ella y eso lo incluía a él mismo. Así como se reforzó en una idea que ya se había venido haciendo con relación a Francesco Daniel, y era que el hijo menor de Enrico, sería un individuo especialmente peligroso, aunque finalmente se dijo que el tiempo verbal estaba errado, porque aquel muchachito ya era peligroso y en muy diversos sentidos.
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Los días siguientes se normalizó la situación y volvieron a su rutina, aunque algo alterada por la proximidad de la navidad. El día veintiuno Kelly se dirigía al estudio para decirle a Ángelo que necesitaba salir a quien sabía qué, cuando tropezó con Luciano. Aunque él la llamaba a diario, ella no lo había visto desde el día del incidente, así que se entretuvo un momento hablando con él y luego entraron juntos al estudio. Ángelo ya estaba acostumbrado a las irrupciones y rara vez se sobresaltaba, pero en esta ocasión pensó que tenía motivos para preocuparse al ver a aquellos dos juntos. Sin embargo, Kelly se limitó a hacer su petición, y aunque a Ángelo no le gustaba dejarla salir sola, y para él sola significaba sin él, la presencia de Luciano solo podía significar una cosa, y si era así no podría acompañarla, de modo que le dijo que podía ir con Marino.
Una vez que Javier había atendido la herida de Azeglio, Luciano había tenido su primera conversación con él, y aunque inicialmente el individuo se había mostrado arrogante, las cosas cambiarían más pronto de lo que esperaban.
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Editado: 24.04.2022