Punta Dorada, enero 2013
Como en realidad la herida de Dante no era muy seria en comparación con otras, después de su conversación con Luciano, Javier lo había autorizado a abandonar la unidad médica con la recomendación de no hacer movimientos bruscos con el brazo izquierdo durante un par de días, y advirtiéndole que posiblemente iba a dolerle durante algunos más. Luciano había decidido relevarlo de sus obligaciones al lado de Kelly durante una semana, de manera que la noche de año nuevo estuvo incordiando con los chicos que estaban en las instalaciones, y como donde quiera que estuviese ese individuo no podía haber paz, decidió montar su fiesta para despedir el año. Luciano no había interrumpido la misma cuando había regresado de Aravera, sino que se había ido derecho a interrogar a la prisionera.
Hasta allí todo había marchado sin contratiempos, pero en la mañana cuando Dante despertó y después de desayunar, los chicos cometieron el error de recordarle lo sucedido, a pesar de las advertencias al respecto, así que luego de pelearse con un par de ellos, se levantó dirigiéndose hacia el área de reclusión, con las peores intenciones.
Leonardo y Khabir que estaban francos de servicio, se fueron derechos hacia la base, porque ellos estaban libres a partir de las seis de la mañana y habitualmente iban primero a la base y pasaban la mañana allí si no tenían otra cosa qué hacer, y en la tarde era que salían a sus citas, pero aquel día habían demorado un poco más en abandonar Aravera, ya que querían asegurarse de que todo estaba en orden y no se marcharon hasta que Ivan Damilo y Sara partieron, ofreciéndose, de hecho, a escoltarlos, ya que se dirigían al mismo lugar. Sin embargo, ese día no los movía únicamente la costumbre, sino que tenían tanta curiosidad como el resto de sus compañeros por ver a la chica que se había liado a golpes con Dante, de manera que iban por el pasillo cuando escucharon las pisadas tras ellos y vieron al individuo del que venían hablando.
Aunque Khabir había tenido que sufrir a Dante al igual que todo ser viviente alrededor del GA, era uno de los menos desquiciado y pensaba que intentar fastidiar a Dante con aquello, era lo mismo que lanzarse neciamente de un avión sin paracaídas. No obstante, ni él tuvo oportunidad de decir nada más, ni Leonardo de hacer nada, porque les resultó obvio que Dante venía de un humor criminal.
Los chicos se miraron y pensaron lo mismo, algo no muy difícil en realidad, tratándose de quien se trataba, y sabiendo lo que podía suceder, decidieron apresurarse tras él.
Dante era el payaso oficial del GA y por esta razón eran muy pocas las veces que lo habían visto molesto, y hasta los BA a los que les había tocado trabajar con él en alguna misión, decían que ni siquiera en esos casos este individuo exhibía tan siquiera un mínimo de preocupación o seriedad, sino que por el contrario, se burlaba con más ahínco de todo y de todos. No obstante, y siendo que era un ser humano como cualquier otro, en contadas ocasiones lo habían visto enfurecer, generalmente por algún trabajo mal hecho, y les había quedado claro que no era juicioso molestarlo en aquel sentido.
Leonardo y Khabir pensaron que lo mejor por hacer era avisar a Luciano, porque también sabían que Dante era de los que decía que todo problema tenía una solución, razón por la cual no se preocupaba, sino que se ocupaba, la cuestión en este caso era que no tendría inconveniente en ocuparse del problema de manera violenta sin medir las consecuencias. De forma que en cuanto Dante había comenzado a gritar, Leo había enviado una señal de alarma por su comunicador, ya que cuando estaban fuera de servicio, sus DTR estaban desconectados. Como Favio sabía que Luciano estaba hablando con los Del Piero en aquel momento, decidió transferir la consulta a Bianco que era el tercero en la escala jerárquica, quien a su vez ordenó fuesen activados los DTR de Leonardo y Khabir, y luego a éstos entrar con Dante e impedir por cualquier medio que agrediese a la prisionera, después de lo cual dio órdenes a los BA de guardia franquearles la entrada.
La primera impresión de Leonardo al ver a la chica, fue que sería un desperdicio despacharla, porque este sujeto lo primero que veía en una mujer, independientemente de quién fuese la misma, eran sus curvas, y definitivamente las de la prisionera estaban donde correspondían, aunque su rostro en aquellos momentos luciese tan descompuesto, pero como también era de los que pensaba que mientras todo lo demás fuese aceptable, con no mirarle la cara bastaba, para él estaba perfectamente bien.
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Editado: 24.04.2022