Destino de Sangre (libro 11. Sicaria)

Cap. 41 De a dos

 

Punta Dorada, febrero 2013

Cuando Damila y Giulio llegaron a Aravera y mientras bajaban del coche, vieron llegar a la otra pareja, pero si bien Nino los saludó como siempre, Damila notó el nerviosismo de su amiga, aunque no tuvo tiempo de preguntarle nada en ese momento, pues ya Giulio la había sujetado y la conducía hacia las escaleras. A pesar de que según su madre aquella era una muestra de caballerosidad, inicialmente a Damila le había molestado mucho, porque en su opinión, no necesitaba que la llevasen de la mano, ya que era perfectamente capaz de caminar, sin embargo, había terminado por acostumbrarse.

  • Algo sucede – dijo Damila apenas traspuso la puerta
  • ¿Cómo dices? – preguntó Giulio
  • No lo sé, pero algo está pasando – repitió ella
  • ¡Ay no! – exclamó Ana y los dos hombres las miraron con desconcierto, pero fue  Nino el siguiente en hablar
  • ¿Te sientes mal? – le preguntó a Ana
  • No, pero cuando Milita dice que algo sucede, generalmente no es bueno
  • Vaya, vaya – escucharon los GA a Dante – así que la mini AG tiene un radar detector de conflictos

Fredo y Gianpaolo se miraron preguntándose qué podía estar sucediendo, porque como habían estado fuera de Punta Dorada, no estaban en la misma frecuencia hasta hacía solo unos minutos y no se habían enterado de nada.

  • ¿Bebe? – preguntó Giulio

Sin embargo, Damila no tenía una explicación que darle, pues aquello era algo que le había ocurrido siempre y para lo que no tenía una explicación, de modo que se disculpó y corrió hacia las escaleras, ya que lógicamente su primer pensamiento fue para su madre.

  • ¡Pa! – exclamó

En su carrera había chocado con Ángelo y sin duda habría caído hacia atrás por el impacto, pero él la había sujetado.

  • Bienvenida a casa – la saludó él
  • ¿Dónde está Ma? ¿Está bien? – preguntó de corrido
  • Está en el salón con Camelia
  • ¿Pero está bien?
  • Ella sí – le contestó, pero era improbable que Damila lo hubiese escuchado, porque había emprendido la carrera hacia el salón al tiempo que hacía la pregunta

Giulio estaba mirando a Ángelo en forma interrogativa, pues si bien Damila no había prestado atención, él sí, y había captado que su tío había hecho énfasis al decir ella sí, lo que en su opinión significaba que alguien no lo estaba, pero antes de verbalizar lo que estaba pensando, ahogó una exclamación al ver patinar a Damila y casi caerse de nuevo, aunque en esta ocasión no era que hubiese chocado con nadie, sino que cuando Ángelo le dijo que Kelly estaba en el salón, ella había asumido que se trataba del que era de uso exclusivo de su madre, pero al pasar corriendo y escuchar voces, había frenado y casi se cae.

  • ¡Mila! – exclamó él, pero como ella no le prestó atención él miró a Ángelo – ¿Qué está sucediendo tío?

Como los GA se habían quedado atrás y habían interrogado a Leonardo al respecto, Fredo había emitido una exclamación muy grosera y había enfilado hacia las escaleras.

  • Fredo – lo detuvo Ángelo
  • Voy a…
  • Tú no vas a hacer nada, muchachito, tu hermano está pasando por un mal momento y gritándole no vas a resolver nada
  • Pero…
  • Sin peros, Alfredo Javier
  • ¿Tío? – insistió Giulio

Ángelo le hizo señas para dirigirse al despacho y Fredo fue con ellos, mientras que en el salón Damila estaba siendo informada de cómo estaban las cosas. Kelly le había dicho en primer término acerca del embarazo de Camelia, pero como la chica estaba llorando, Damila decidió informarse.

  • ¿Y eso es malo por algún motivo?
  • No tendría por qué ser así, pero Enzo está viendo las cosas de otra manera

Mientras Damila y Giulio eran informados de los acontecimientos recientes, Nino le había pedido a Leonardo que ubicase a su padre, y en cuanto le dijo que estaba en el área de la piscina con uno de los gemelos, se encaminaron hacia allá.

  • Tal vez sería mejor que hablases a solas con él – le dijo Ana y él se detuvo
  • Escúchame Ana, es muy posible que al principio se ponga un poco difícil, y no porque tenga nada en tu contra, sino porque él es así, por algún motivo piensa que ninguno de sus hijos tiene el juicio suficiente, y aunque podría estar de acuerdo en algunos casos, no en todos
  • Por eso digo…
  • No. Te voy a convertir en mi esposa y no voy a comenzar escondiéndote – le dijo y luego suavizó el tono – No tienes nada que temer, papá no es de la clase que maltrataría a una dama cualquiera fuese la circunstancia, y aunque lo fuese, yo no lo permitiría – le dio un beso fugaz y continuaron su camino

Albano había estado en el área de la piscina intentando distraerse, y escapando de la situación que estaban viviendo los Rossi y por la que no podía hacer nada, pero hacía unos minutos había llegado uno de los gemelos y él lo identificó en cuanto abrió la boca, pero también se preocupó al verlo sin su hermano y tan serio.

  • ¿Arezio está bien? – le preguntó
  • Estoy bastante seguro de eso
  • ¿Y entonces?
  • ¿Entonces qué?
  • Veamos Albano Stefano, tal vez yo no sea el mejor padre del mundo, pero creo estar en capacidad de saber cuándo a alguno de mis hijos le sucede algo
  • Pues te aseguro que no es a este hijo a quien le sucede algo – dijo señalándose




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