Destino de Sangre (libro 11. Sicaria)

Cap. 48 Cumpleaños

 

Punta Dorada, abril 2013

Para mediados de abril ya no era solo Giulio quien estaba desesperado, sino que Ángelo había comenzado a preocuparse también, porque recordó que Nino había tenido la costumbre de realizar viajes interminables, y ya su viaje de bodas iba por un mes aproximadamente, cuando se suponía que estarían de vuelta en quince días.

Con las cosas así, tomó la decisión de llamarlo a pesar de que no le hacía ninguna gracia interrumpir una luna de miel, pero aparte de lo que había estado pensando, asumía también que el humor de Giulio obedecía a que había tenido que hacerse cargo de lo que habitualmente era tarea de Nino.

No obstante, había demorado en tomar la decisión, y la víspera del cumpleaños de Damila, mientras cenaban, la feliz pareja hizo acto de presencia.

  • Buonasera famiglia – saludó el chico alegremente como de costumbre
  • ¡Nino! – exclamó Damila levantándose a toda prisa y corriendo hacia él
  • ¿Cómo estás, preciosa?
  • Bien, pero ambos son unos desdichados – dijo mirándolos – ¿Ni una miserable postal?

Los chicos rieron y después de ser saludados por todos, Damila volvió a la carga.

  • Ya pensaba que no iban a regresar nunca más – dijo después de mucho rato
  • Vamos Mila, ¿en verdad crees que iba a olvidar que mañana es tu cumpleaños?

Damila pareció olvidar su aparente enfado y atravesó el salón para abrazarlo.

  • Te habría matado si lo hubieses hecho – le dijo y luego susurró para que solo él escuchase – Tengo algo muy importante que decirte
  • ¿Y por qué no me llamaste? – preguntó él en el mismo tono

Sin embargo, ya Giulio había tenido suficiente de aquel amor filial y avanzó hacia ellos.

  • Más tarde – le dijo Damila con premura

Y efectivamente mucho más tarde y cuando todos se habían retirado, ella estaba por salir de la cama para ir a la habitación de Nino, cuando él se presentó en la de ella.

  • Señor Genovesse, ahora es usted un hombre casado y no debería entrar a otras habitaciones de esta manera ¿Acaso quieres que Ana la emprenda en mi contra? – bromeó
  • ¡Ja! Desde que subimos ha estado empujándome para que viniese a hablar contigo
  • ¿Y por qué no te acompañó?
  • Porque en su opinión, solo querías hablar conmigo y no con ella
  • Bueno no es que no quiera…
  • Tranquila Mila, ella entiende – la interrumpió él – Pero ahora explícame ¿Acaso mi necio primo hizo alguna barbaridad?
  • Pues depende de lo que opines con respecto a mi muy próxima boda
  • ¡¿Qué?!
  • Baja la voz Genovesse, recuerda que ese sujeto duerme al otro lado del pasillo
  • Mila… ¿en verdad quieres hacer eso?
  • Lo dices como si estuviese planeando matar a alguien
  • Eso sería menos problemático
  • ¿Tan mal te ha ido en tus primeros días de matrimonio?
  • No, pero… bueno… ¡diablos! – exclamó – ¿Y qué dice tío Ángelo? ¿Está de acuerdo? Porque es inútil preguntar si Kelly lo está
  • Él aun no sabe nada
  • ¡¿Qué?! – volvió a preguntar elevando la voz y llevándose la mano a la cabeza – Bueno, imagino que después de lo que sucedió cuando se enteró del noviazgo, el bambino no se ha atrevido a decírselo, pero…
  • No, no es eso – lo interrumpió ella – Lo que sucede es que yo no quería que nadie se enterase hasta que tú no estuvieses de vuelta, y créeme que me ha costado mucho lograrlo, así que si Giulio no se muestra muy simpático contigo en los próximos días… ¿Nino?

Damila se había detenido al ver la expresión de Nino, pero lo que ella no parecía tener muy claro, era que aquel personaje competía con su futuro esposo en aquello de la sensibilidad, y aunque no era tan dramático como Giulio, en aquel momento sus ojos tenían un sospechoso brillo cristalino. Esto se debía a que el escucharla decir que esperaba por él para anunciar su boda, había disparado la antes mencionada sensibilidad, y siendo que él en verdad la veía como la hermanita que no había tenido, se emocionó mucho y finalmente la envolvió en sus brazos.

Aunque Albano, Leonardo y tal vez algunos otros hubiesen pensado en algún momento que él se sentía atraído por Damila por su forma de cuidarla, de estar pendiente de todo lo relacionado con ella, y por como se ocupaba en forma diligente de cualquier posible problema que pudiese tener o por evitárselos, eso nunca fue así, porque Nino simplemente había encontrado en madre e hija, a la madre que perdió y a la hermana que nunca tuvo.

Giulio por su parte, se alegraba sinceramente por el regreso de Nino, pero se alegraba el doble, porque ahora podría gritar finalmente lo que se estaba muriendo por decir.

El día del cumpleaños de Damila y siendo que ella y Nino habían estado hablando hasta casi las tres de la mañana, ella estaba dormidísima cuando arribaron Iván y Sara, de modo que el chico tuvo oportunidad de hacer lo que había hecho siempre y que el año anterior no había podido, es decir, ser el primero en felicitarla, aunque tuvo que compartir ese momento con Giulio. Iván había sido el primero en enterarse de la feliz noticia incluso antes que su madre, y era al único a quien se lo habían dicho ambos en una video conferencia, así que por esa razón no se puso necio cuando Giulio insistió entrar a la habitación de Damila y felicitarla juntos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.