Destino de Sangre (libro 11. Sicaria)

Cap. 49 Promesas peligrosas

 

Punta Dorada, abril 2013

Como Kelly no estaba muy segura de qué esperar, en cuanto Giulio había comenzado a hablar, había mirado a Luciano y a Iván, de manera que el primero se había acercado con cautela situándose un poco por detrás de Ángelo mientras que Iván y Sara se habían movido hacia Francisco Javier. Francisco tenía aspecto de haber sido golpeado en pleno estómago, y en el caso de Ángelo, y aunque esperaban que de un momento a otro comenzase a gritar incoherencias, simplemente había dejado caer su copa y parecía que él mismo iba a seguirla, de modo que tanto Luciano como Kelly lo sujetaron.

La mayoría de los jóvenes estaba felicitando a la pareja mientras que los más chicos tenían cara de disgusto.

  • ¿Qué les sucede a estos infelices? – preguntó Renzo
  • Debe ser alguna clase de epidemia, ya sabes, así como el sarampión – dijo Aureliano
  • En mi opinión solo están locos – dijo Gianni
  • Y si depende de mí, uno de ellos lo que va a estar es muerto – afirmó Franco mirando con ira a Giulio
  • ¡Francesco! – exclamaron Alfredo y Guido
  • ¿Tú qué piensas, Albania? – preguntó Amelia, pero las lágrimas impedían a Giovanna hablar
  • ¡Deja de llorar, Albania! – exclamaron al unísono Gianni y Renzo

Federico que no entendía nada, solo intentó unirse a los que tenían mayor alboroto, de modo que Arezio lo alzó, y aunque el niño no sabía por qué todos parecían tan contentos, él también comenzó a aplaudir.

Luigi que hasta hacía unos segundos había estado más contento de lo que lo había estado nunca, perdió algo de esa dicha, porque si bien admiraba la profesionalidad de Giulio y su dedicación al trabajo y al Consorcio, seguía pensando que haría sufrir a Damila.

Otro que no tenía el mejor de los aspectos era Silvano, pero logró disimularlo con muchísimo más éxito que Francisco por ejemplo, y después de beberse de un solo trago lo que tenía en el vaso, se acercó a la pareja para felicitarlos.

  • Vamos hermano – le dijo Iván a Francisco – no le arruines el momento a Mila, mírala, está feliz y él la ama

Finalmente Francisco había logrado que sus pies le obedeciesen acercándose a ellos y felicitándolos no tan efusivamente como los demás, pero considerando la situación, Iván se dio por satisfecho.

Luciano y Kelly habían conducido a Ángelo hasta una silla, y como seguía perdido, Luciano fue por algo de beber y se colocó en la mano. Kelly arrugó el ceño al ver que, aunque no parecía capaz de hablar, sí lo fue de llevarse el vaso a los labios.

  • ¡Óyeme! – dijo ella y Luciano rio
  • Es una cuestión automática, Ika, posiblemente no pueda hablar, pero nada le impedirá beber
  • ¡Cállate infeliz!
  • Todo en orden – dijo Luciano mientras Kelly miraba mal a su marido
  • Bien, si no vas a morir de un inconveniente infarto, ten la decencia de ir a felicitar a los chicos – dicho esto le dio la espalda y caminó hacia donde estaba la pareja.
  • ¿Estás bien, no? – le preguntó Luciano
  • ¿Tú sabías esto?
  • Yo, tú y media humanidad, AG
  • ¡Yo no sabía una malita cosa!
  • ¿Ah no? Pues a menos que repentinamente hayas perdido la memoria, no hay manera que no supieses que Giulio se puso en el camino al altar desde hace mucho
  • ¡Déjate de estupideces, Luciano Alessandro!
  • Veamos, que no supiésemos una fecha, y de hecho aun no la sabemos, no significa que no supiéramos que terminaría así, de modo que no veo motivo para tanta sorpresa

Independientemente de lo que Ángelo quisiese decirle o hacerle, tuvo que olvidarse de ello, porque los chicos se acercaban.

  • ¿Tío?
  • Últimamente estás tomando muchas decisiones sin consultarme, muchachito

Damila prestó escasa atención a sus palabras y a continuación se lanzó en sus brazos. Giulio respiró aliviado y fue cuando Luciano pudo felicitarlo, pero solo como él podía hacerlo.

  • No sé si felicitarte o darte mis condolencias, hermano, pero en cualquier caso, redoblaré tu vigilancia en cuanto firmes el acta de matrimonio, pero cumplo con informarte que no puedo vigilar tu espalda mientras estés en tu lecho matrimonial, así que si amaneces con una daga en la misma…
  • ¡Michelangeli! – exclamó Damila
  • Descuida Bambi, también puedo…
  • ¡Cierra la boca, cretino infeliz!
  • Lucky, tenemos problemas con Objetivo 5 – escuchó que le decía Gianpaolo

Luciano le alborotó el cabello a Damila y se excusó alejándose.

  • Ubicación
  • En la terraza – le informó Gianpaolo

Él y Silvano llegaron casi al mismo tiempo y escucharon los insultos de Nicola, pero en cuanto éste los vio, hizo silencio y dejó de forcejear con su GA.

  • Supongo que es inútil preguntar, porque tú no necesitas una razón para fastidiar, Nicola
  • ¡Se supone que tú proteges al bambino! ¿Cómo pudiste permitir esta barbaridad?




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