Debido a las particulares actividades que llevaría a cabo el nuevo grupo, Luciano y después de estudiar todas las posibilidades, decidió estructurarlo de manera un tanto diferente a los grupos Alfa. En principio, y aunque eran un solo grupo, trabajaban divididos en dos, aunque perfectamente coordinados. Un grupo estaba liderado por Fabiano cuyo nombre clave cambió a Geist, y con él trabajaban en forma directa Erik Zalinsky que era Prizrak, y Michel Levallois, Revenant. El segundo grupo estaba liderado por Damiano quien ahora era Szellem, Ivo D’Amico, Spirit, y Diego Mauriello, Pryvid. Todos los nombres clave significaban lo mismo, Fantasma en diversos idiomas.
Había dos AA por grupo, pero en su caso los nombres clave significaban Genio y no en alusión a la posible inteligencia de los chicos, sino a sus personalidades, ya que en opinión de Damiano, todos eran espíritus malignos. Así Silvano pasó a ser Iblis y Valentino Ifrit cuando estaban en operaciones encubiertas, y los nuevos integrantes eran Arcangelo y Evangelo Dallano que constituían otra rareza estilo los gemelos Genovesse o los Ferruci, ya que estos niños eran hermanos, y sus nombres clave eran Djinn y Zheni.
El informático que lidiaba con esta partida de locos era Misael Conti cuya denominación había cambiado a Hamlet, cuando el maligno Fabiano se enteró que la madre de la criatura había muerto en una de sus incontables cirugías y el padre había contraído nuevas nupcias con su cuñada. De nada le valió a Misael recordarle a Biano que la tragedia shakesperiana era al revés, porque igual le endilgaron el nombrecito y con ese se quedó.
En la época de los Di Castello, éstos se disputaban con los Falcone el negocio del tráfico ilegal de personas y con los Tornattore el de las drogas, de manera que si aquellos individuos no hubiesen sido borrados del mapa, era muy posible que en la actualidad tuviesen un imperio mucho mayor cimentado en esas actividades, pero después de su desaparición, los Falcone habían acaparado el tráfico de personas y los Tornattore el de las drogas. Sin embargo, lo primero había proporcionado a Luciano un altísimo porcentaje de niños que terminaron en sus filas, bien fuese porque se los sacaba de las manos a los hombres de Falcone, o porque éstos los desechaban por cualquier motivo, así que de haber sido posible, sus ancestros se habrían revolcado en sus tumbas al saber lo que hacía Luciano, y justamente de allí procedían casi todos los nuevos integrantes del AF.
Erick Zalinsky había nacido en Rumania, era hijo de una prostituta y nunca tuvo idea de quién lo engendró. Él y su madre no habían llegado en forma tan traumática como muchos otros, ya que ella había querido venir con la promesa de mejores ganancias, el asunto fue que lo que le pintaron distaba mucho de la realidad, y cuando intentó huir, le fue muy mal, pues terminaría en el hospital. Con las cosas así y siendo que no mejoraron cuando salió, una noche llegó muy agitada y urgió a su hijo para que abandonase la casa. Para ese momento Erick tenía ocho años y no entendió muy bien, aunque obedeció a su madre, pero en lugar de alejarse como ella le había dicho, se escondió tras unos cubos de basura y escuchó los disparos. A pesar de que estaba pequeño, entendió lo sucedido, y cuando escuchó que alguien decía que lo buscaran, corrió a todo lo que daba. Pasó varios días vagando por las calles que no le eran familiares, y como aun el idioma se le dificultaba mucho, eso le complicaba aun más las cosas. Aquella era una ciudad enorme y en breve se encontró perdido y sin nadie a quien recurrir. Cuando estaba a punto de desfallecer de hambre, se topó con una pandilla de niños no mucho mayores que él, pero con más experiencia, que lo recogieron y así pasó a engrosar las filas de esa vergonzosa comunidad que crece en todas las grandes ciudades. Pasó casi dos años con ellos, pero en una oportunidad se metió con el sujeto equivocado, pues intentó abrir el auto de Dante. No obstante, y aunque aquello podía haber terminado muy mal para él fue lo mejor que pudo haberle sucedido, porque lo condujo directamente a donde estaba ahora.
El caso de Michel Levallois no era tan traumático tampoco y ciertamente no procedía del negocio de Falcone, pues este chico era hijo de un profesional de las tablas que se ganaba la vida en forma más o menos honesta trabajando en un teatro, pero tenía el terrible vicio del juego, de modo que se ocupaba poco del único hijo que le había dado su ya fallecida esposa. A la edad de siete años, Michel ya era capaz de recitar extensos diálogos de las obras en las que actuaba su padre, debido a que era quien lo ayudaba en los ensayos, pero como de ninguna manera habría podido sustituirlo en las presentaciones, esto no le sirvió de mucho, y cuando monsieur Levallois fue descuidando el trabajo por el tiempo que perdía en las mesas de juego junto con el dinero que ganaba, las cosas se les complicaron mucho y Michel tuvo que buscar alternativas de subsistencia, porque su padre fue cayendo en una depresión severa que para completar, lo había llevado a aficionarse también a la bebida. Un día cualquiera, el desdichado individuo no regresó a casa, así que Michel se fue a buscarlo en los lugares habituales, aunque no lo encontró y comenzó a preocuparse, al día siguiente cuando lo intentó de nuevo, una mesera le hizo señas y él fue tras ella, enterándose a continuación que su padre había resultado muerto cuando no pudo pagar una apuesta. De este modo el chico quedó solo en el mundo a la edad de nueve años. Se las arregló como pudo durante casi tres años, pero una noche tuvo un encontronazo con los hombres de Grassi y quien lo rescató fue Carmelo, pasando así a formar parte del programa también.