Destino de Sangre (libro 12. La Boda)

Cap. 24 Frente al altar

Punta Dorada, julio 2013

Si bien era cierto que Silvano había estado negándose a tener cualquier contacto con Damila, desde que se enterase de su inminente matrimonio, y ciertamente no había tenido ninguna intención de asistir al mismo, el día anterior cuando escuchaba el último mensaje de ella, Luciano entró a su habitación.

  • Si no lo has logrado aun, no lo conseguirás nunca, Ícaro – le dijo
  • Largo
  • Aunque no te asiste el derecho a darme órdenes…
  • Te recuerdo que sigo siendo un Del Piero, así que bien mirado, trabajas para mí, cretino
  • No iba a decir exactamente eso, sino que soy tu amigo y podría marcharme, pero eso no va a modificar la situación

Luciano había visto brillar los ojos de Silvano con una ira que conocía bien, de modo que cuando el chico se había puesto de pie, se preparó para esquivar el posible golpe. Sin embargo, él solo se había girado caminando hacia la ventana y había encendido un cigarrillo a continuación.

  • En mi experiencia, el amor no es susceptible a ser eliminado como lo hacemos con cualquiera de los sujetos que nos incomoda
  • Tú no tienes idea de lo que es el amor
  • Que haya decidido no embarcarme en esa aventura en “esta” oportunidad – acentuó – no significa que no lo sepa, y sabes de lo que estoy hablando – pero como Silvano no dijo nada, decidió continuar – Sé lo que es amar y no poder tener a quien hemos entregado nuestro corazón, y peor aún es perderla una y otra vez sin poder evitarlo. ¿Has visto tú morir en tus brazos a quien amas? ¿Has vivido la desesperación de tener tus manos llenas de su sangre y de ver cómo escapa la luz de sus ojos sin que tú puedas hacer nada?
  • Que no lo recuerde no significa que no haya podido suceder, pero no estamos hablando de cosas que sucedieron hace cientos de años
  • No importa cuando haya sucedido, y me alegro de que en caso de que te haya tocado vivirlo, no puedas recordarlo, pero en cualquiera de los dos casos, tanto si sucedió y no lo recuerdas, como si no fue así, entonces no sabes lo que es verdadero dolor
  • ¡Lo sé, porque es ahora cuando no la tengo ni la tendré nunca! – le gritó
  • Tal vez no ahora, pero en algún momento será – le dijo y luego se acercó a él colocando las manos sobre sus hombros – Puedes gritarme, golpearme o lo que mejor te parezca, pero eso no la va a sacar de tu corazón y no puedes pasar el resto de tu vida escondiéndote como un cobarde, porque no lo eres – hizo una pausa y agregó – Créeme Ícaro, podemos sobrevivir a esto, yo lo he hecho y es por eso que puedo decirte que si no podemos amarlas de un modo, podemos hacerlo de otro, porque al menos en esta ocasión, nacimos dotados de una habilidad muy especial y podemos demostrar nuestro amor protegiendo sus vidas, y con el tiempo, aprendemos a vivir con ello en lugar de negarlo, pues con lo primero el amor se sublima, se transforma, pero con lo segundo, terminaría por destruirnos.

Después de eso Luciano había abandonado la habitación dejando a Silvano más curioso por lo que él le había dicho que preocupado por sí mismo. Sin embargo, independientemente de lo que Silvano hubiese podido pensar de lo que había escuchado, o de si lo había hecho siquiera, el asunto era que no solo había decidido asistir a la boda, sino que también le estaba haciendo un regalo muy especial a la pareja.

Ángelo se había sorprendido al escuchar la voz de Silvano, pero no por eso había dejado de tocar, y lo que sí se estaba preguntando era si Luciano, que siempre lo sabía todo, estaba al tanto también de aquella sorpresiva intervención, así que lo buscó con la mirada y por la sonrisa que vio en sus labios, asumió equivocadamente que así era.

Entre tanto Kelly, y aparte de sentirse muy feliz de ver a Silvano, pensó que el universo siempre se encargaba de colocar todas las piezas en su lugar, y que no había podido escoger un mejor momento para traer a Silvano de vuelta. Ella al igual que Luciano, opinaba que no podemos arrancarnos el amor o curarnos de él como si fuese una enfermedad, pero éste era susceptible a cambiar, de manera que, aunque también sabía que era imposible que en el caso de Silvano hubiese cambiado en tan corto tiempo, al menos estaba en vías de hacerlo y su presencia allí así lo demostraba.

El resto de los que sabían de la relación que existió en algún momento entre Silvano y Damila, siempre habían pensado que se había tratado de una especie de experimento juvenil, de manera que no les lució para nada extraño que se presentase de aquel modo, porque también sabían a lo que había decidido dedicarse, y porque aquel chico era inquieto en demasía y tan pronto estaba en un lugar como en otro. En el caso de Domenico, aunque no mantenía una muy cercana relación con su hijo, y aunque por un tiempo se sintió muy molesto con Giulio por lo que él consideraba algo muy cercano a la traición, si bien había terminado por aceptar lo inevitable, y en verdad ya no sentía ningún rencor por Giulio, algo en los ojos de su hijo hizo que la ira intentase imponerse de nuevo, porque en medio de su proverbial desorden mental, Domenico era un Del Piero que había heredado la sagacidad de sus ancestros, y ayudado tal vez por esa intuición que suele atribuírsele a los padres, estuvo seguro que Silvano seguía interesado en aquella condenada muchachita.




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