Destino de Sangre (libro 12. La Boda)

Cap. 27 Cosas curiosas

 

Punta Dorada, julio 2013

A Kelly nunca le había gustado la organización de aquel tipo de recepción, y aunque durante mucho tiempo se vio obligada a hacerlo, nunca se sintió especialmente agradecida con que aquello hubiese formado parte importante de su educación. Sin embargo, en la presente ocasión era diferente, pues se trataba de la boda de su hija, y si bien mientras estuvo al lado JC no se preocupó mucho por lo que él hacía o dejaba de hacer, aunque ello no estuviese acorde con lo que ella había organizado, en esta oportunidad puso mucho empeño en que todo saliese según lo pautado, de manera que Ángelo comenzaba a desesperarse, porque si a Kelly no le iban aquellas cosas, a él mucho menos y normalmente se limitaba a asistir y ya, pero ahora había tenido que ir de mesa en mesa compartiendo unos minutos con los invitados.

  • ¿Bamnina, no te parece que ya es suficiente?
  • No abogado, no me parece, porque si te empeñaste en invitar a todas estas personas, debes agradecérselos
  • Y ya lo hice cuando estaban felicitando a los chicos
  • El compartir un mínimo de tiempo amablemente, también forma parte del agradecimiento, señor Del Piero

Como en la cabeza de Ángelo, aquello formaba parte de ese mundo ininteligible y vedado que era manejado exclusivamente por las mujeres, no le quedó más remedio que continuar con aquel odioso tour.

Entre tanto, Damila y Giulio hacían lo propio mientras el resto de los jóvenes se divertía. Silvano dejó a Lía en su mesa después de bailar un par de piezas con ella, y se dirigía hacia la mesa donde estaban Vittoria y Cristian cuando fue detenido.

  • Vaya, vaya, mira dónde vine a encontrar al ángel

Aquella voz paralizó momentáneamente a Silvano e hizo que varias cabezas se giraran intentando ubicarlo, al escucharlo a él responder

  • Bleu – dijo Silvano volviéndose – ¿O debo llamarte, profesor? – preguntó
  • Atención – escucharon los GA que decía Luciano algo inútilmente, porque los que podían ya la estaban prestando

Para ese momento Yuri ya tenía el buscador abierto esperando un nombre, pero lo que escuchó fue una risa.

  • Ya sabía yo que solo eras un niño rico jugando a la bohemia
  • Si estás aquí, debo suponer que tú también lo eres
  • Error ángel, yo sí necesitaba trabajar para comer
  • ¿Solo para comer? – preguntó Silvano en tono burlón
  • ¿Debo pensar lo mismo de ti? – preguntó el individuo a su vez
  • Es evidente que ninguno de los dos tiene control sobre lo que los demás piensen
  • Exacto. Pero estoy sorprendido, nunca me habría imaginado que tú eras el famoso Carlo de Dami.
  • Dami – repitió Silvano elevando una ceja
  • Damila – aclaró, aunque en realidad no era necesario, porque Silvano había escuchado a Kelly llamarla de aquella forma en alguna que otra ocasión
  • Bien, pero te equivocas en ambas cosas, porque si te fijaste bien, Dami es la esposa de otro sujeto, y si tienes buena memoria, recordarás que la fama es algo que no me acomoda. Pero obviemos eso y dime de dónde conoces tú a Damila.

Lisandro que era uno de los que mejor conocía a Silvano, abandonó su puesto al lado de Cristian y se movió con rapidez, pues tanto por el tono como por el hecho de que Silvano no hubiese llegado a la obvia conclusión de quién podía ser aquel individuo, solo podía deberse a que estaba furioso y eso podía traducirse en pésimas noticias para el pobre infeliz.

  • Definitivamente todos en tu familia parecen sufrir del mismo mal, pero si bien podría esforzarme en entenderlo de tu primo, no en el tuyo, ya que no debió interesarte mucho si te la dejaste quitar, así que tus celos son necios e inadecuados, ángel
  • Te hice una pregunta y estoy esperando una respuesta – dijo con voz helada y la orden estaba peligrosamente acompañada de una filosa hoja que apuntaba con disimulo hacia un costado del sujeto
  • Si bien has crecido, no has cambiado mucho y sigues siendo el mismo crío de mal carácter que has sido siempre

Aunque Silvano estaba consciente de dónde estaba, de no haber sido por la rápida y oportuna intervención de Lisandro, las cosas podrían haberse salido de control, porque aunque Luciano también había identificado el peligro, no llegaba de ninguna manera.

  • Silvano calmati, è un parente di Mila – susurró Lisandro sujetando su brazo
  • Tu amigo está en lo cierto, ángel, ella y yo somos primos. Mi nombre es Fernando Del Moral

Eran pocas las cosas que a su corta edad, lograban sorprender a Silvano, pero sin duda aquello lo hizo. Sin embargo, su procesador, como llamaba Danila al cerebro de Silvano, inició una veloz búsqueda de lo que sabía del primo de Damila, pues ciertamente ella había hablado mucho de él, y en su caso, a diferencia de Giulio, Silvano sí había prestado la atención debida en aquel sentido o simplemente era más capaz que su primo para almacenar información de aquella especie.




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