Destino de Sangre (libro 12. La Boda)

Cap. 33 Recuento

 

Punta Dorada, julio 2013

Silvano había salido poco después que Dante y Fabiano, y al ver a Dante saltando hacia la nave, intentó seguirlo, pero como casi enseguida comenzaron los disparos, Fabiano se le echó encima mientras los gemelos Genovesse que también habían emprendido la carrera tras ellos, y Fernando que había salido al último, disparaban hacia la nave.

  • ¡Quítate infeliz! – le gritó Silvano a su primo
  • Cálmate, pequeño Nico – le dijo él sin soltarlo
  • ¿Maldición hombre, acaso no ves…?
  • Vi lo mismo que tú, pero todo lo que vas a ganar es una bala en tu necia cabeza

Entre tanto, los informáticos que seguían el asunto a través de las MC de algunos de los BA que habían llegado al lugar, informaban a toda velocidad a Luciano.

  • Baja de ahí ahora, desgraciado – escuchó Dante
  • Si bajo ahora perderemos a la niña – contestó él
  • ¡Obedece, con un demonio!

Dante soltó una maldición muy obscena, pero se soltó y cayó al agua, pues era justamente por la marina por donde habían decidido escapar.

  • Jefe, tenemos el rastreador – le informó Yuri a Luciano
  • ¿Quién lo tiene? – preguntó
  • Tony Russo, uno de los…
  • Sé quién es – lo interrumpió él que efectivamente sabía que era uno de los GE del grupo habitual de vigilancia de Damila – ponlo en la frecuencia
  • Conectado – dijo Yuri
  • Russo, imagino que sabe cómo funciona el aparato que tiene en las manos ¿no?
  • Si señor
  • Bien, enciéndalo y verifique si está activado
  • Ya lo hice señor, y sí funciona – dijo el GE
  • De acuerdo, váyase directo a las instalaciones del GA y entrégueselo a los informáticos
  • En camino señor – dijo Tony
  • Ya saben qué hacer – dijo dirigiéndose a ellos – una vez que lo tengan, establezcan posibles rumbos y…
  • Águila 4 a AL, en persecución de nave furtiva – reportó Gianluca
  • Águila 5, yo lo tengo en la mira y… – estaba diciendo Giorgio
  • Deténganse ambos – ordenó Luciano
  • ¿Lucky? – le llegó ahora la voz de Damian que se había unido a sus compañeros
  • Lucky puedo despacharlo – insistió Giorgio

Luciano no tenía dudas de eso, pero siendo que los AA no estaban en la frecuencia del GA, no se habían enterado de lo más importante y solo intentaban cumplir con su misión.

  • Repito – dijo Luciano – Nadie dispare a esa nave y aborten persecución

Aquello extrañó mucho a los muchachos, y aunque el resto del grupo estaba ocupado trasladando a la familia y a los heridos, Paolo quiso saber.

  • ¿Qué sucede, Lucky?
  • A bordo de esa nave tienen a Bambi – dijo en forma sucinta
  • ¡Maldita sea! – escucharon todos, y si eso los había sorprendido, iban a sorprenderse aún más – solo dame una oportunidad y voy a hacer pedazos a esos hijos de perra

La sorpresa de los AA obedecía a que quien había dicho aquello era Romeo, y en todo el tiempo que llevaban conociéndolo, jamás lo habían escuchado expresarse en aquellos términos ni siquiera con Dante que era quien lo mortificaba hasta el punto de hacer que el chico perdiese su habitual y poética forma de hablar.

Luciano había llegado a donde seguían discutiendo Fabiano y Silvano, pero inesperadamente, o quizá no tanto, Silvano le acomodó un puñetazo a su primo enviándolo al piso.

  • Cálmate, Ícaro – dijo Luciano sujetándolo
  • ¿Que me calme? ¿Es en serio? – preguntó mirándolo con ira – ¡Por culpa de este imbécil no pude hacer una maldita cosa y ahora CC…! – sin embargo, no pudo concluir y se dejó caer en el piso sujetándose la cabeza con las manos
  • Ni tú ni nadie podía hacer nada, Ícaro – le dijo mientras los gemelos ayudaban a Fabiano a levantarse
  • Juré protegerla con mi vida si era necesario y ahora…
  • Muerto no habrías resultado de mucha utilidad – dijo Albano – y por cierto, a nosotros no tienes que agradecérnoslo, pero tal vez a él sí – agregó señalando a Fernando

Pero si bien Silvano no estaba prestándole atención y ciertamente no estaba como para sentirse agradecido con nada ni con nadie, Luciano sí miró a Fernando y luego a Albano elevando una ceja.

  • No me preguntes, Arezio y yo intentábamos causarle algún daño menor al rotor para obligarlos a descender, pero este sujeto le acertó a dos de los que estaban disparando
  • Agradecido, señor Del Moral – le dijo Luciano
  • No tienes que agradecérmelo, porque en cualquier caso no sirvió de mucho y se la llevaron lo mismo, así que si tú eres el jefe, espero que tengas un buen plan para recuperarla – dijo él con su acidez habitual – Ah, y esto se lo quité a uno de esos cretinos – dijo entregándole el arma y a continuación se giró para marcharse
  • ¡Ey! – lo detuvo Luciano – Eso necesita atención – dijo señalando el hombro sangrante de Fernando
  • Lo sé, pero no eres médico ¿o sí? – pero como Luciano negó, agregó – Entonces ocúpate de lo tuyo que yo me ocupo de mí
  • Simpatico personaggio – dijo Arezio mientras lo veían alejarse
  • Quizá no simpático, pero sin duda guarda algunas sorpresas este Del Moral – opinó su hermano




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