Destino de Sangre (libro 12. La Boda)

Cap. 55 Mala interpretación

 

Punta Dorada, agosto 2013

Damila miró a Giulio muy consciente de que algo lo preocupaba, porque ella conocía bien aquella arruga en la frente y aunque pensaba que efectivamente tenían motivos y muchos para estar preocupados, se preguntó qué era exactamente lo que lo angustiaba tanto y si había algo que no le hubiesen dicho.

  • G – dijo llamando su atención aunque él no tendría ocasión de responder
  • Permiso – dijo Emilio que venía entrando – Giulio – agregó a modo de saludo
  • Emilio – contestó él
  • ¿Cómo se siente señora Del Piero? – le preguntó a Damila y ella arrugó el entrecejo – ¿Algo no va bien? – insistió él al ver el gesto
  • No lo sé, no soy médico y si por mí fuera ya no estaría aquí – le contestó y él sonrió
  • Entiendo que tenga cierta prisa por partir teniendo en cuenta que la espera un viaje de bodas, pero debemos ir con calma signora – bromeó él mientras revisaba algo en la historia

Damila conocía bien a Giulio y sabía que básicamente no tenía amigos, sin embargo, por lo que había entendido aquel sujeto era hijo del doctor Molinaro y hasta donde sabía él sí era amigo de Ángelo, así que por fuerza sus hijos debían por lo menos ser conocidos cercanos de Giulio, Nino y Fredo que eran los menores de la familia. Por todo lo anterior aquella pesada formalidad la fastidiaba mucho.

  • Ahora si me permite, voy a hacer un chequeo general – le estaba diciendo Emilio mientras se colocaba el estetoscopio

Mientras Emilio hacía su evaluación Damila lo estudiaba a él llegando a la conclusión de que no se parecía mucho a su progenitor y vagamente a la chica que le habían presentado como su hermana, así como que efectivamente él debía tener más o menos la misma edad de Giulio.

  • ¿Estudiaron juntos ustedes? – preguntó
  • No – dijo Giulio y como ella elevó una ceja agregó – Estudiamos en el mismo colegio pero en diferentes cursos
  • Bien – dijo Emilio cuando finalizó – todo marcha como es debido, de manera que si bien aún no puede hacer grandes esfuerzos porque hace poco más de 48 hora de su intervención, es bueno que se incorpore y de algunos pasos
  • ¿Puedo bañarme? – preguntó
  • Sola no, pero si cuenta con asistencia sí

Emilio dio unas cuantas indicaciones más y se despidió, pero en cuanto estuvieron solos Damila miró a Giulio.

  • ¿Qué te sucede G?
  • Niente
  • Me estás mintiendo y eso es mal asunto señor Del Piero
  • No bebé, es solo que estoy muy preocupado por todo lo sucedido

Damila no dudaba eso, pero sabía que había algo más y se propuso averiguarlo; sin embargo, ella parecía tener una ventaja sobre su madre, porque si bien no era propensa a quedare con la duda al igual que Kelly, la diferencia estaba en que Damila había aprendido algunas cosas viviendo con aquellos individuos, y era que si no podía obtener algo de forma directa, entonces había un sinfín de caminos igualmente efectivos para lograrlo aunque debía tener paciencia.

  • ¿Puedes decirle a Piero que entre? – preguntó sorprendiendo a Giulio

Él había intentado prepararse lo mejor posible para enfrentar las preguntas de Damila que además estaba seguro que no podría evitar, porque también era consciente de su incapacidad para disimular con éxito cuando algo lo molestaba o lo preocupaba y más si esto tenía que ver con ella, de modo que se sorprendió mucho por el cambio.

  • ¿Para qué?
  • Quiero que vaya  o  avise a alguien para que traiga a Melisa
  • La viste hace un momento y…
  • Sí – lo interrumpió ella – pero en ese momento no sabía que podía levantarme, y como escuchaste, no puedo bañarme sola
  • ¿Y yo estoy de adorno? – preguntó haciéndola reír
  • Serías un bonito adorno G – le dijo – Ahora se bueno y…
  • De ninguna manera. Nadie va a hacer lo que me corresponde a mí
  • Vamos G, solo quiero bañarme y…
  • Y no necesitamos a nadie para eso – porfió él

Damila decidió que por ese camino no llegaría a ninguna parte y pensó que había sido una mala estrategia conociendo como conocía la terquedad de aquel ser, pero aun intentó razonar con él.

  • G, la idea de quitarme la ropa frente a alguien no me hace sentir especialmente cómoda, pero al menos Melisa es… – pero se detuvo al ver la expresión de Giulio - ¿Qué? – preguntó
  • ¿Has olvidado que eres mi esposa? – preguntó con expresión de horror

Por algún motivo a la mente de Damila acudió la conversación que había tenido con Luciano la mañana de su boda y todo lo que le había dicho con relación a los necios pensamientos de Giulio, así que concluyó que si seguía negándose a aceptar su ayuda, lo más seguro era que le ocasionase un colapso nervioso.

  • De acuerdo – le dijo sonriendo – pero no puedes culparme G, recuerda que es un estado civil de muy reciente adquisición y con todo lo sucedido pues… aun no me acostumbro – concluyó mientras extendía su mano hacia él




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