Punta Dorada, septiembre 2013
Como Ángelo sabía que Luciano compartía ciertas características con algunos miembros de la familia, como por ejemplo la malcriadez de Giulio, pero expresada en parte como lo había hecho Giancarlo, es decir, cuando se molestaba seriamente con él por cualquier cosa, y aunque a veces Ángelo no sabía qué podía ser esa cosa, desaparecía y teóricamente nadie podía localizarlo; además las mencionadas desapariciones podían ir de días a semanas dependiendo del tamaño del disgusto de la criatura. De manera que en las actuales circunstancias y sabiendo de cierto la razón del ataque de ira de Luciano, Ángelo no se mortificó mucho por su ausencia ni le preguntó nada a nadie, porque también sabía que por muy furioso que estuviese Luciano, no dejaría de hacer lo que tenía pendiente, y si consideraba importante que él supiese algo, en condiciones parecidas le hacía llegar la información a través de Favio si era solo información, y si era alguna cosa, ésta aparecía misteriosamente sobre su escritorio.
Luciano por su parte, una vez concluida la veloz reunión informativa, se fue a su habitación mientras escuchaba la interminable cháchara de Mauro diciéndole que aquello era una locura que podía terminar costándole su muy discutida cabeza.
Ni Favio ni Yuri le prestaron mucha atención, porque todos sabían que Luciano se pasaba media vida amenazando a Mauro por la misma razón si estaba muy furioso, y diciéndole que parecía una nana fastidiosa si no lo estaba, así que continuaron en lo que estaban.
Luciano estaba pidiendo algo del todo inútil, porque no había llegado a su habitación cuando Valentino se acercó corriendo.
Como se ha dicho antes, Valentino parecía un ángel travieso y rara vez podía vérselo sin una sonrisa a juego, pero al escuchar a Luciano, perdió su alegre sonrisa y supo que tenían problemas reales. Lo del par de horas de ausencia no era del todo real, porque Luciano le había ordenado salir la pasada noche, ya que el chico llevaba casi un mes allí encerrado, de modo que cuando había llegado esa mañana, de lo primero que se había enterado era de que se había perdido la primera sesión de rehabilitación.
Después de eso, Valentino había ido a bañarse y a cambiarse sin escuchar nada más, porque él sabía bien cómo y por qué Luciano estaba furioso desde el día anterior, de manera que se dio mucha prisa y era por eso que la orden de Luciano era innecesaria. No obstante, al ver la expresión tormentosa de los ojos azules, supo que algo mucho más serio había sucedido, así que guardó prudente y muy difícil silencio al menos para él. Luciano terminó de teclear lo que estaba escribiendo y lo envió, encendió un cigarrillo y cerró los ojos. El ceño de Valentino se acentuó y los segundos comenzaron a hacérsele eternos, porque el silencio era casi una fobia para él como lo era para Dante y para Paulo. Sin embargo, un momento que no fue tan largo como él lo percibió, escuchó la orden por su DTR.
Y aunque era casi seguro que iba a comenzar una larguísima discusión con el comandante del AA, porque Valentino no solo, y al igual que casi todos los miembros del programa, no tenía más familia que éste, además subsistía aquello que Danila había denominado su inmadurez emocional, de manera que enviarlo fuera y si no era en una misión, era como echar a un niño de casa, y como Luciano sabía eso, elevó una mano aunque sin abrir los ojos.
Sin embargo, en ese momento hicieron su entrada Dante y Bianco, así que tendría que esperar.
Ellos se miraron pensando que él no iba a hacerles las cosas fáciles, pero esperarlo habría sido iluso. Dante le hizo un gesto a Bianco que tenía el significado de invitación a continuar, pero con el convencimiento de que no iba a servir de nada.
Valentino cuya mente era tan inquieta como el resto de su persona, tuvo pocas dificultades para atar cabos, pues sabiendo lo que sabía, sin duda aquello significaba que Luciano estaba pensando en llevarse a Kelly a alguna parte fuera del alcance de Ángelo, de manera que entendió también por qué se le había concedido la no solicitada licencia. No obstante, algo no le encajaba de toda la situación, porque si aquella era la intención de Luciano, y aunque todos conocían su manía por el exhibicionismo, tratándose de lo que se trataba, Valentino estaba seguro que no iba a ir por ahí vociferándolo, pero antes de que tuviese ocasión de seguir preguntándose nada, o de pensar en ir a alistar el juguete personal de Luciano, éste abrió los ojos y los clavó en ellos.
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Editado: 26.06.2022