Punta Dorada, septiembre 2013
Si bien Kelly se había avenido a prestar su colaboración para hablar con Luigi y “convencerlo” de que no se pusiese difícil y aceptase ser tratado por otro psiquiatra, lo que no había esperado era no tener ningún problema con ello.
Albano que se había mantenido alerta, pensó que su hermano era un excelente mentiroso, mientras que Hans que sabía que al menos en eso no estaba mintiendo, y lo que sí estaba era dispuesto a hacer lo que decía, deseó que aquel individuo fuese tan bueno como Giancarlo parecía haber creído, tanto por el bien de Kelly como por el de Luigi.
El asunto era que por una parte Kelly estaba contenta de que Luigi no hubiese puesto objeciones, con lo que no lo estaba era con tener que tratar ella misma con aquel individuo. En principio y bien mirado no habría tenido que ser así, porque aquella casa era enorme, pero dada la educación que ella había recibido, había cosas de las que resultaba difícil desprenderse, y una de ellas era su deber como anfitriona, y aquel sujeto era un invitado aunque fuese a realizar un trabajo, y debía ser tratado como tal.
Por principio Kelly no odiaba a nadie, y era algo que todos sabían, y al menos Marino había sido testigo de que aun teniendo motivos para odiar a Gianni por lo que le había hecho, no había sido así, del mismo modo que recordaba bien a la desgraciada Némesis y lo mucho que la había lastimado en diversos sentidos, y aun así Kelly no solo no la odiaba, sino que le había arrancado el juramento a Ángelo de que jamás haría nada en contra de ella.
Y en el caso de Bianco por la naturaleza de su trabajo, sabía muchas más cosas y estaba bastante seguro de que aunque había una buena cantidad de personas que se habían hecho acreedoras al odio justificado de Kelly, esto no había sucedido, y aunque Luciano y él mismo habían cobrado algunas cuentas pendientes, las que nunca pudieron cobrar fueron dos, una era la de Némesis, porque Kelly era la única persona en el mundo y ahora tal vez Damila, que habrían podido arrancarle a Luciano una promesa que estaba muy lejos de querer cumplir. Y la otra lo involucraba directamente a él mismo, porque se trataba de JC Montiel a quien había jurado respetar la vida, aunque en verdad quería destrozarlo pedazo a pedazo.
De manera que tanto Bianco como Marino sabían que la afirmación que el último acababa de hacer era completamente desacertada, y como Bianco creía tener un mejor motivo para lo que Kelly sentía, sintió el violento deseo de golpear a Marino, pero en lugar de ello, tecleó con el mayor disimulo en su comunicador.
Mientras ellos hablaban y le recomendaban prudencia a Bianco, Kelly, aunque había compuesto expresión de tristeza, intentaba explicar a Marino una situación que a juicio de Bianco no necesitaba explicación y aquel necio tenía que saberlo.
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Editado: 26.06.2022