Destino de Sangre (libro 13. Última Generación)

Cap. 20 Promesas

 

Punta Dorada, diciembre 2013

Los niños estaban siendo enviados a sus camas, y aunque hubo muchas protestas, Kelly no cedería.

  • Ya basta, es hora de que los niños duerman, así que vamos – les dijo
  • ¿Y por qué Mila puede quedarse y nosotros no? – preguntó Emiliano

Aquello desató la hilaridad de los presentes, así como dejó claro que al menos Emiliano que era el más infantil de todos, seguía viendo a Damila como la niña de Kelly.

Arezio alzó a Federico que en realidad estaba más dormido que despierto y lo llevó a su habitación, pero una vez que le hubo colocado el pijama, el chico lo miró juntando las cejas.

  • ¿Tú non me quieres? – le preguntó
  • Vamos hombre, ya escuchaste a tía bambina y non è que io muera por tener un lío con ella

Pero el niño negó y Arezio se rascó su despeinada cabeza como cada vez que no entendía algo.

  • Succede bambino?
  • sei mi papá,  ma non me quieres

Los ojos de Arezio doblaron su tamaño habitual, porque aquella frase tenía muchos fallos. No obstante, recurrió a su entrenamiento para no perder la calma.

  • Bambino…
  • Non mi quieres – repitió el niño y Arezio comenzó a desesperarse

Era verdad que él no era del tipo familiar, o al menos no al estilo de Nino o el bambino, amaba a su familia y eso estaba claro, pero no iba por ahí con cursilerías como ellos. Sin embargo, no era menos cierto que había desarrollado un enorme apego a su sobrino y de hecho su gemelo lo molestaba mucho por eso, y aunque él lo negaba y decía que lo veía como a cualquier otro niño, en oportunidad de la boda de Giulio y Damila cuando Fabiano había acaparado la atención de los más pequeños, él se había sentido furioso, lo que lo había llevado a reconocer al menos ante sí mismo, que en verdad amaba a Federico de una forma distinta que a Giovanna por ejemplo. Pero ese amor lucía muy inconveniente justo en ese momento, porque al ver que los ojitos azules se habían llenado de lágrimas, sintió un dolor sordo en el pecho que no había sentido nunca antes.

  • A ver Federico – comenzó intentando hablar bien como decía Kelly – tú sabes quién soy y que sí te quiero
  • Dino dijo que non eres il mio papá

Dicho esto hizo las mantas a un lado, se bajó de la cama y corrió hacia una mesa, regresando luego con un dibujo que le dio a Arezio. Federico apenas estaba empezando a leer y a escribir, de modo que las letras eran algo torcidas y amorfas, pero Arezio distinguió con claridad un: para mi papi.

  • Dino dijo que non te lo diera, perche non eres mi papá
  • ¿E perchè ascoltta queste mascalzone? – preguntó con ira
  • Allora…? ¿Sí eres?
  • Chiaro – le dijo abrazándolo

Un Federico mucho más contento se metió en la cama y casi enseguida se quedó dormido, pero Arezio salió de aquella habitación como alma que lleva el diablo.

  • ¡Padre!

Tanto el mencionado padre como el tío y el hermano del furioso individuo, lo miraron, aunque Albano se movió con rapidez para sujetar a su hermano, pues él lo conocía mejor que nadie y sabía que iba con intenciones de apalear a alguien, y si eso ya era malo, que el destinatario de su furia fuera su padre, era mucho peor.

  • ¡Lasciarmi!
  • No hasta que no te tranquilices y me digas que demonios sucede – susurró Albano
  • Devvo parlare con…
  • ¿Solo hablar? – lo interrumpió Albano

Sin embargo, ya Albano y Ángelo los habían alcanzado y miraban la escena con preocupación.

  • Succede bambino? – preguntó Albano
  • Federico

Ángelo se tensó al escucharlo, pero se obligó a tranquilizarse, porque  lo había visto hacía un momento y el niño estaba bien, y aunque sabía que la cabeza de Arezio era excelente para causar caos, dudaba que en tan corto tiempo hubiese hecho algo del tipo que le hubiese causado un accidente al niño.

  • ¿Qué sucede con Federico? – estaba preguntando Albano
  • Quiero que sea legalmente mi hijo

Como ya se ha dicho, Arezio era buenísimo para ocasionar infartos en cadena, pero generalmente los mismos estaban relacionados con algún destrozo más o menos grande y eso lo incluía a él mismo, pues tenía una larga lista de entradas a la emergencia, aunque eso había variado un poco con su entrada al GA. Sin embargo, lo que estaba diciendo se alejaba mucho de lo habitual y de hecho ninguno de los tres pareció entenderlo, algo que quedó demostrado con la pregunta general.

  • ¿Qué?
  • Puede hacerse ¿no?
  • ¿Arezio, de qué estás hablando?
  • ¡¿Eres sordo o qué?!
  • No le grites a tu padre, Arezio Giordano – advirtió Ángelo
  • Va bene, si tú no puedes, sin duda tú sí –dijo él mirándolo también
  • Arezio, estoy haciendo mi mejor esfuerzo por entenderte, pero, aunque eso nunca ha sido tarea fácil…
  • ¡Maldición! – exclamó interrumpiéndolo y ganándose un golpe en la cabeza cortesía de su hermano que parecía poder tolerar que le gritase a su padre pero no a su tío – Solo quiero que sea legalmente mi hijo
  • Federico ya tiene un padre – dijo Albano en tono peligroso – así que deja de decir necedades y ve a dormir
  • Non sono un bambino – replicó él – Y en realidad no lo tiene, porque sabemos que Fedele no saldrá nunca de donde está – agregó con escasa delicadeza




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.