Punta Dorada, diciembre 2013
Lógicamente Luciano no hizo entrar a Damila directo a la sala, sino a la pequeña donde había llevado a Ettore la primera vez y desde donde se tenía una vista panorámica de la otra. Por muy preparada que hubiese estado Damila y ciertamente no lo estaba, el espectáculo era grotesco, de modo que se tambaleó y se aferró al brazo de Giulio. Luciano le concedió unos minutos antes de hablar.
Se separó de él y dio un par de valientes pasos hacia el ventanal. Mientras ella miraba la escena, Fredo se acercó a Luciano.
A Luciano le pareció que quien viniese al volante se había esmerado, pero se limitó a asentir y se acercó a Damila.
Unos minutos después la puerta se abrió de nuevo con mucho estrépito dando paso a un extraordinariamente furioso Ángelo.
Ángelo se acercó a ella y sus ganas de apalear a Giulio se multiplicaron al ver lo que ella estaba mirando.
Domenico que había llegado con Ángelo, elevó las cejas, pero hasta él sabía cuándo permanecer callado. Con ellos también habían llegado los gemelos, Albano, Alessandro, Enrico y Aurelio que era quien había conducido, pero casi inmediatamente llegaron los que venían con Enrico el joven que era otro loco con un volante, de modo que en breve aquella sala les quedó pequeña. Alessandro intentó lo que Ángelo evidentemente no estaba consiguiendo, pero chocó contra el mismo muro de terquedad tan Kelly.
Aunque todos los presentes, incluido Ángelo estaban en estupefacto silencio, Nicola demostraría una vez más la condición de la que lo acusaba Silvano.
Nicola fue silenciado por una violenta bofetada que posiblemente lo salvó de males mayores, pues gritarle a Damila en presencia de individuos como Fredo, Gianpaolo o el mismo Ángelo, era un crimen de la peor especie; y si bien Fredo habría tenido alguna consideración porque aquel era un Del Piero, y Ángelo porque después de todo aquel necio era su hermano, ninguno de los anteriores era el caso de Gianpaolo.
A pesar de la horrorosa, caótica o comprometida situación en la que se encontraban y eso iba a depender del carácter de cada quien, el ruidoso escándalo que tenían los GA era de pronóstico; en el caso de los gemelos Genovesse, en verdad tenían deseos de ponerse a aplaudir, y en el de Gianpaolo no se molestó en ocultar su sonrisa. Pero aquel momentáneo alto, finalizó cuando escucharon la voz de Silvano.
En ese momento todos se giraron y Damila volvió junto al ventanal.
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Editado: 26.06.2022