Destino de Sangre (libro 13. Última Generación)

Cap. 23 Altercados

 

Punta Dorada, diciembre 2013

Ángelo había dado por finalizada la reunión una vez que había leído el informe del que los había hecho partícipes a todos, pero antes de que se marchasen, detuvo a sus sobrinos.

  • Prométanme ustedes cuatro que no harán nada – puntualizó – hasta que yo hable con Rosella
  • ¿Y cuándo será eso? – preguntó Luigi
  • Mañana no se puede por la fecha
  • ¿Y qué tiene que ver la maldita fecha? – insistió el chico
  • Luigi, piensa en tu abuelo, en tus tíos y primos
  • Eso debió pensarlo ella – dijo Nino
  • Pensar, es algo que siempre estuvo más allá de sus capacidades – dijo Giulio en forma venenosa
  • Como sea, quiero la palabra de todos – acentuó – de que no harán nada estúpido
  • Eso va a depender de que tu concepto de estupidez coincida con el nuestro, o al menos con el mío, tío – dijo Silvano

Ángelo le dirigió una mirada que los otros tres conocían bien, especialmente Luigi, pero como Silvano era el ser menos propenso a sentirse intimidado por nada ni por nadie, no reaccionó de ninguna forma diferente a la usual.

  • Debo marcharme y…
  • Carlo Silvano – lo detuvo Ángelo y él se giró – Quiero tu palabra
  • A partir de hoy, una semana máximo – le dijo – Es todo lo que obtendrás de mí

Como de los cuatro era a aquel al que consideraba más peligroso no solo por el carácter, sino porque contaba con el entrenamiento y los recursos, Ángelo pensó que era mejor una semana que nada, así que miró a los otros tres.

  • Tienes mi palabra – dijo Nino aun con una mirada tormentosa que no era la habitual en él
  • Y la mía, pero si tomas una decisión diferente a la correcta, también te juro que no me importa lo que hagas conmigo, porque igual voy a cobrárselo con sangre – le dijo Giulio
  • Yo me adhiero a lo dicho por Silvano – dijo Luigi – Una semana y nada más

Ángelo los vio marchar y pensó que dentro de sus diferencias, todos eran muy parecidos y ninguno podía negar su sangre, y la misma estaba clamando venganza con voz fuerte y clara.

Se dirigió a su estudio para leer todo el informe con mayor calma, pero antes de entrar miró a Piero.

  • Si Cassavacchi no se ha marchado, dígale que venga
  • Sí señor

Entró y se fue derecho hacia la licorera, y aunque un persistente dolor le estaba martilleando las sienes, igual se bebió el contenido. Estaba sirviéndose el siguiente cuando sintió la presencia y se giró.

  • ¿Quería verme?

Ángelo caminó hacia su escritorio, aunque no llegaría a él, sino que se detendría a mirar con atención a Dante.

  • Silvano dijo hace un rato que ni todo el entrenamiento del mundo podía suprimir sus humanidades, pero yo voy a ampliar el concepto, pues no solo son sus humanidades lo que no se puede suprimir, sino sus caracteres. De manera que dime ¿crees que soy estúpido?
  • Normalmente no, pero en ocasiones te esfuerzas

Los que escuchaban parecían haber suspendido sus respiraciones, y de hecho, Silvano que estaba en el jardín con los gemelos y con Biano, había hecho ademán de correr hacia las escaleras de entrada, pero fue detenido por sus primos mientras escuchaban la voz de Mauro.

  • Juro que si no lo hace él, yo voy a matar a este infeliz algún día
  • Suéltenme  - estaba diciendo Silvano
  • Tranquilo, pequeño Nico, esos dos llevan años en eso, así que no hay motivos para preocuparse

Mucho más temprano ese día y mientras se preparaban para asistir a la reunión, Astor había estado quejándose en todos los tonos.

  • Deja que yo me encargue, Speedy
  • ¿Y por qué iba a hacer eso?
  • Vamos hombre, antes de media hora AG estará intentando cortarte la lengua
  • Y por ese mismo camino tal vez la cabeza también – habían escuchado que decía Bianco
  • Vamos niños, ¿acaso piensan que no soy capaz de rendir un informe como es debido?
  • ¡Ah sí! – fue la respuesta tanto de los que estaban presentes como de los que no

Todos comenzaron a dar sus opiniones con relación a la poca cordura de Dante, de su incapacidad para la seriedad y de la mayor aun para no decir inconveniencias, y mientras todos decían lo que pensaban, el susodicho se partía de risa.

  • Atención

En forma automática y como si hubiesen pasado un conmutador, todos hicieron silencio y se volvieron para ver entrando a Dante en compañía de Valentino y Silvano.

  • Como los veo tan entretenidos, asumo que tienen todo preparado ¿no?




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