Destino de Sangre (libro 13. Última Generación)

Cap. 24 Mañana de fin de año

 

Punta Dorada, diciembre 2013

La última mañana del año y cuando Ángelo llegó a Aravera, casi fue derribado por los niños que jugaban en el jardín bajo la atenta aunque inútil vigilancia de los GE, o al menos eso pensaba Ángelo que seguía sosteniendo que tiraban el dinero con aquellos individuos que parecía incapaces de evitar que los niños hiciesen cualquier cantidad de desastres.

  • ¡Apártate Gianni! – estaba vociferando Federico – Tío Ángelo è mío

Aunque Gianni era un Del Piero tan malcriado y egoísta como cualquiera de ellos, con relación a Federico no se comportaba de aquel modo, lo que había hecho pensar a Ángelo, muy neciamente en opinión de Luciano y Alessandro, que el pequeño Giancarlo no lo quería tanto como el resto de sus sobrinos a los que había visto crecer peleándose por su atención. Lo que Ángelo no sabía, era que Gianni y si bien no era muy diferente a sus parientes, poseía inteligencia emocional y había llegado a la conclusión de que Federico necesitaba más atención que él, pues el niño no tenía un padre mientras que él sí.

Después que Ángelo dedicó un momento a saludarlos a todos, aunque con cierto esfuerzo, pues tenía a Federico en brazos, lo colocó en el piso.

  • Pronto no podré alzarte – le dijo mientras le alborotaba aún más los rizos
  • Perchè?
  • Porque ya estás muy grande – le dijo y Federico juntó las cejas, así que se apresuró a agregar – pero aún puedo hacerlo
  • Sei cercando a bambina? – preguntó el niño
  • No, vengo a hablar con Don Guido
  • Il nonno está en su habitación

Ahora fue Ángelo quien juntó las cejas en un gesto similar al del niño hacía un momento, y no porque le extrañase que llamara a Guido nonno, porque siendo que todos los Rossi lo hacían al igual que Gianni, Federico también, sino porque no era habitual que Guido estuviese en su habitación a esa hora, de modo que comenzó a preocuparse y se apresuró hacia la casa mientras Federico regresaba con los demás.

  • ¿Qué sabes de esto? – le preguntó a Enzo que lo acompañaba
  • Lo mismo que tú – contestó él, pero como Ángelo lo miró mal, agregó – No es que me guste, Ángelo, pero el nonno ya no es joven y sabemos que su salud, aunque ha sido buena, comienza a deteriorarse

Y ciertamente a Ángelo no le gustaba aquello más que a Enzo, de modo que tomó nota mental para hablar con Camilo y que éste se hiciese cargo.

Con quien primero se encontró Ángelo al entrar fue con Giulio quien lo miró de arriba abajo y elevó las cejas.

  • Puedo demandar a tu servicio de lavandería, tío – le dijo
  • ¿Qué? – le preguntó y Giulio señaló su camisa
  • ¡Maldición! – exclamó – Estos niños son unos…

Independientemente de lo que pensase decir, las palabras murieron en sus labios al ver a Kelly que se dirigía al comedor en compañía de Samuel.

  • ¿Los niños son qué exactamente, abogado?

Ángelo hizo su habitual cuenta regresiva antes de arriesgarse a abrir la boca.

  • Buongiorno bambina – saludó y luego miró a Samuel – Doctor
  • Te hice una pregunta – insistió Kelly
  • Nada, es solo que parece poco juicioso venir cuando ellos…
  • Entonces no vengas – lo interrumpió ella y dándole la espalda continuó su camino
  • Déjala tío – le dijo Giulio al ver que él tenía intenciones de ir tras ella – está preocupada y no es buen momento para…
  • ¿Preocupada? ¿Por qué?
  • Mila no se siente bien y…
  • ¿Qué tiene?
  • Non sono sicuro, ma… creo que…
  • ¡¿Crees?! – vociferó Ángelo sacudiéndolo por un brazo – Tienes una maldita clínica a tu disposición ¿qué estás esperando para llevarla?
  • Cálmate tío

Pero ciertamente él estaba lejos de la calma y en realidad le extrañaba que el mismo Giulio lo estuviese siendo como era, pero intentó escuchar lo que decía.

  • Pocos días antes de regresar, la llevé a que la viese un médico, porque todo lo que comía parecía caerle mal, pero él dijo que podía ser solo que no estaba acostumbrada a la comida del lugar, pero anoche volvió a sentirse mal y bueno, Kelly está preocupada, porque sabemos que Mila no se alimenta como es debido y menos cuando tiene tanto ajetreo.
  • Pues ahora es tu responsabilidad muchachito, así que haz algo

Dicho esto comenzó a caminar a toda prisa hacia las escaleras, y aunque su intención había sido ir a su habitación a cambiarse la camisa, primero se detuvo en la de la pareja.

  • ¿Se puede? – preguntó asomando la cabeza
  • Esa pregunta es tonta
  • Teniendo en cuenta que ahora es usted una signora casada
  • Deja de decir estupideces, Pa




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