Destino de Sangre (libro 13. Última Generación)

Cap. 33 La huésped

 

Punta Dorada, enero 2014

A Giulio siempre le había costado mucho madrugar, y si no tenía un motivo, simplemente no lo hacía, de manera que ahora, y aunque tenía motivos pues sus obligaciones eran muchas, lo que no tenía era ganas de abandonar la cama que ahora compartía con Damila. Sin embargo, cuando la alarma sonó por segunda vez, maldijo para sus adentros y comenzó a moverse, pero Damila, y al sentir que él retiraba su brazo, se giró y pasó el suyo por encima de su pecho.

  • ¿Vas a algún lugar, G? – preguntó con voz adormilada
  • Debo trabajar, bebé
  • ¿Por qué?
  • Pues porque… bueno… – comenzó en forma insegura – tengo una mujer, y un hijo en camino – finalizó en tono risueño
  • Claro, y seguramente vamos  morir de hambre si faltas un día al trabajo ¿no?

Giulio aun argumentó un poco más, pero finalmente se quedaría donde estaba y no precisamente a disgusto.

Entre tanto, Fredo que estaba listo desde hacía mucho, miró la hora por enésima vez y Enzo rio.

  • Este infeliz definitivamente no tiene arreglo, pero esto ya supera su propia marca
  • Eres muy necio, Fredo
  • ¿Disculpa?
  • Tiene los mejores motivos para no abandonar su cama – le dijo Enzo
  • Lo supongo, pero también tiene una reunión importante en el complejo
  • Créeme hermano, si ya es malo contrariar a una chica en condiciones normales, hacerlo cuando está embarazada es mucho peor, y si a eso le sumas quién es la chica en cuestión, podría ser francamente catastrófico
  • Es una pésima opinión la que sustentas, señor Rossi

Enzo pensó que quien estaba en muchos problemas era él al escuchar la voz, pues Damila no se caracterizaba por su dulzura en ninguna circunstancia, pero cuando se giró, sintió que el piso se abría bajo sus pies, porque había confundido muy estúpidamente la voz de Kelly con la de Damila, algo que notó con mucho retraso. Enzo comenzó a disculparse a toda prisa, pero unos segundos después se sintió estúpido al escuchar la alegre carcajada de Kelly. A pesar de que él llevaba ya varios años compartiendo con ella, había olvidado de la forma más inconveniente que a diferencia de su hija, Kelly tenía un humor que Ángelo calificaba de maligno y lo comparaba con el de Luciano. Después de eso se disculpó y abandonó el comedor, pero iba despotricando en contra de sí mismo y casi chocó con Ángelo que iba más o menos en las mismas condiciones, aunque por distinto motivo.

La noche anterior se habían quedado en Aravera, pero esa mañana antes de salir, pasó por la habitación de Gianni y al no encontrarlo allí, le había dicho a Piero que averiguase dónde estaba a aquella hora, y el GA le informó que estaba en el Gym, de modo que se encaminó hacia allá encontrándose con toda la banda de delincuentes y naturalmente no había salido bien parado, aunque a decir verdad era su ropa la que a su juicio estaba en estado lamentable. Aunque Enzo había intentado informarse del motivo por el que el señor abogado estaba tan malhumorado siendo que Kelly estaba en el comedor, este no le dijo nada, sino que continuó hacia las escaleras seguido unos segundos después por Gianni, Renzo y Franco que pasaron en carrera. Aunque Ángelo intentó correrlos, ellos no prestaron atención y siguieron incordiando por la habitación mientras él se cambiaba de ropa.

  • ¡Wow! – exclamó Gianni al abrir una puerta en el vestidor – Ahora entiendo tu manía por comprarme esas cosas

El comentario obedecía a que si la colección de perfumes de Kelly era indecente, como decía Sara, la de él no era menor y quizá una de las pocas cosas por las que en verdad sentía manía como acababa de decir Gianni.

  • No es manía, es parte del cuidado personal, jovencito
  • Ni que fueras una signorina – dijo Renzo
  • No le hagas caso tío, porque si te fijas bien, este sujeto no tiene idea de lo que es el cuidado personal, y ni siquiera estoy muy seguro de que se bañe alguna vez – dijo Franco acercándose al anaquel y estirando la mano hacia un frasco – A mí sí me gustan, pero prefiero gastar mi dinero en otras cosas
  • Y todos sabemos en qué gastas el tuyo y el nuestro – apuntó Renzo haciendo que Ángelo se girase a mirarlo justo en el momento que Gianni le golpeaba la cabeza
  • ¿Cómo está eso? – preguntó
  • ¿El qué? – preguntó a su vez Gianni, aunque Ángelo lo ignoró
  • ¿Renzo?
  • A ver tío… – comenzó Franco
  • Cierra la boca, Francesco – le ordenó mientras seguía mirando a Renzo – Estoy esperando – le dijo
  • Bueno… es que Franco va por ahí tirando su dinero y luego viene por el nuestro
  • Especifica eso de tirando el dinero, y en segundo lugar, no te imagino justamente a ti, aviniéndote dócilmente a darle el tuyo
  • Y te aseguro que no lo hace – dijo Franco, aunque le habían ordenado silencio

Aunque Ángelo tenía una larga experiencia con chicos problemáticos, especialmente con Fabiano que había sido un aventajado mentiroso, le costaría un buen rato hacerse con la versión oficial de los hechos.

  • De acuerdo, tú ganas – le dijo Franco – pero si me echas de cabeza con papá…
  • ¿Me estás amenazando, Francesco Daniel? – preguntó en tono ominoso
  • No, solo iba a decirte que meterías en problemas a mi padrino también




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